Hola ~ <3
Primero que nada quiero decir que fui muy feliz al tener el placer de poder escribir este one shot con Feli, de verdad que me emocione en cada parte que escribíamos y como iba tomando forma, diré abiertamente que Feli fue la responsable de que este fic tuviera forma *que su cabeza rara solo dio ideas pero nada claro* y de que fuera precioso <3.
Espero que les guste mucho así como me ha gustado a mí ^^.
Y~ Muchas gracias Feli bella de verdad me ha hecho muy feliz haber podido escribir contigo y de nuevo muchas gracias, creo que no me cansare de decirlo x3.
Bueno~ ahora para no hacerlo más largo, aquí el fic ^^. Disfrútenlo <3
Título:
RUMORS
Autoras: Felina & Tani
Pareja:
YooSu
Género:
Romance
Clasificación:
NC-17
Advertencia:
Lemon
--//--//--
Rumores.
Insalvables argumentos sin sustento alguno que los pueda validar. La comidilla
de las sociedades sin importar la esfera económica a la que se pertenezca.
Rumores. La peor pesadilla de muchos, la sobremesa más ostentosa de otros.
Rumores. Banales flujos de especulaciones que no llevan a más nada que la
diversión insana y la destrucción de vidas enteras cuando caen en manos
peligrosas de ponzoñosas mentes con la lengua bífida fácil a la palabra.
Y sin
embargo. Rumores al fin y al cabo. Muchos de ellos tan fluidos que se toman por
verdades. Y eso, por mucho que los “blancos” de tales rumores quieran evitar,
no pueden detenerse. Peor aún, cuando dichos rumores tienen de fondo migajas de
verdad que socaban los sueños, e incluso los motivos por los cuales seguir
adelante día con día.
Él es Park Yoochun, uno de los hombres más
codiciados de toda la ciudad. Conocido por Casanova inquebrantable, por ruin
jugador de corazones y adicto a la compañía.
--//--//--
La voz al otro lado del intercomunicador le hizo dar un bote sobre su
propio asiento, que su corazón latiera rápidamente contra su pecho y que todos
sus nervios se alteraran, y eso ni siquiera debería de ocurrir, y el castaño lo
sabe, lleva un tiempo largo ya trabajando para esa persona, no era un primerizo
que a todo le tuviera miedo, y menos a la voz de su jefe, pero con él lo hace,
desde hace tiempo para acá que no puede controlarlo, pero no es miedo, es algo
más.
Aclarando un poco su garganta y respirando profundamente varias veces,
aplastó el botón que le permitiría hablar con la persona que le había llamado.
-¿Sí, jefe? – Preguntó un poco titubeante, con la voz un poco más baja de
lo normal. El silencio se instala unos segundos en ambos lados de la línea para
después escuchar a su jefe soltar un largo suspiro.
– Yoochun, sabes que es Yoochun, a ver dilo- Y el castaño se sintió
presionado y nervioso, ¿Por qué le ponía en esos aprietos?
-Yoo… Yoochun – tartamudea un poco y al segundo se siente más avergonzado,
pero aquélla persona no se tienta el corazón, le escucha sonreír haciéndole
sentir más nervioso.
-Así está mejor, ahora Junsu, ¿podrías venir a mi oficina?, tengo algunos
recados que darte.
Y con eso la comunicación se terminó dejándole claro al castaño que era
momento de moverse porque su jefe le estaba esperando. Aún así, Junsu titubeó,
se removió inquieto en su asiento y tuvo que respirar profundamente varias
veces más antes de conseguir mover su humanidad del asiento. Los nervios le
traicionaban cada día con la misma intensidad, como una especie de condena
inevitable con la que fue marcado apenas su corazón decidió enloquecer por
causa de aquél hombre. Park Yoochun. Un apuesto –calificativo que le va corto
en realidad– hombre de negocios, hijo de un magnate de aquélla línea hotelera que
se extiende por todo el país, y a la que él llegó casi por azares del destino.
Junsu finalmente llamó a la puerta de la gran oficina, los pocos pasos que
tuvo que dar antes de estar ante ella le habían parecido de alguna manera
largos y angustiosos. Porque sabe que en cuanto pase a través de aquella
portezuela, sus ojos se fijarían de nuevo del atractivo hombre detrás de su
escritorio. Él odiaba hasta cierto punto estos momentos, porque se reconoce
nuevamente enamorado pero incapaz de confesar en lo más mínimo sus
sentimientos. ¿Por qué quién es él, después de todo? Un simple muchacho con
suerte elegido para ser el Secretario de Park Yoochun. Un jovencito en sus 25
con demasiada inexperiencia dirigiendo la agenda del apuesto pelinegro. Kim
Junsu se sentía en esta empresa, como una minúscula criatura que difícilmente
sobresaldría, pues aunque fuera a todos lados con Yoochun –cuando se trata de
negocios–, no pasaba más que por una sombra efímera a la que nadie le prestaba
atención.
¿Y su jefe? Bien, Yoochun solo jugaba con él. Junsu está seguro de eso. Una
larga lista de conquistas le precede.
Un ‘pase’ se escuchó amortiguado por las grandes puertas de madera que le
separaban de su jefe y el castaño tuvo que respirar de nuevo, prepararse a sí
mismo para no verle demasiado y proteger a su corazón de cualquier cosa que su
jefe pudiera decirle.
Tenía que recordar que lo que su jefe hacía era solo un juego, uno que
disfrutaba jugar y en el cual tenía que ser muy inteligente para no caer, para
no creer en nada de lo que él decía, porque ya varías veces lo había escuchado
por ahí, él no era sincero, él utilizaba palabras que endulzaban el oído, que
hacían suspirar y caer rendido a sus pies, pero al final terminaba botándote
cuando lo había conseguido.
Ni siquiera supo que había estado tanto tiempo detrás de aquellas puertas
que no había abierto hasta que escuchó aquel ‘pase’ de nuevo y aun así
titubeante se adentró en aquella oficina.
Su jefe le está dando la espalda sentado en su cómoda silla detrás de su
escritorio cuando él se adentró a su oficina, parecía muy entretenido mirando
hacia el horizonte por aquella amplia ventana que cubría una pared completa y
que daba una vista espectacular de la ciudad.
Tocó una, dos veces la puerta, como siempre lo hacía para indicarle a su
jefe que se encontraba ahí, aunque no sabía para qué lo necesitaba hacer, era
más que obvio que por el sonido de la puerta al ser abierta le indicaba que
alguien había entrado; le gustaba jugar con sus nervios, le gustaba ponerlo más
nervioso mientras esperaba por él.
Junsu estaba a punto de tocar de nuevo aquella puerta cuando la silla de
respaldo amplio fue girada lentamente solo para dejar ver a su jefe, ése que sonriente
le miraba; sí, comenzando con su coqueteo.
-Acércate Junsu – Pidió el pelinegro moviendo una de sus manos, llamándole.
Y Junsu quiso negarse, decir que no y salir corriendo de ahí, pero no podía;
trabajo era trabajo y lo necesitaba, él no era rico como aquél hombre, él
necesitaba trabajar duramente para poder mantenerse, así que no podía huir por
mucho que todo su ser le pidiera que lo hiciera, como si se encontrara en un
grave peligro. ¿Pero no estaba corriendo peligro en ese momento? Su corazón sí,
y mucho.
~~//~~POV´s Junsu~~//~~
Hay rumores circulando por ahí. Dicen que
eres un Casanova, un experto en la cama y las artes de la seducción. Hay
rumores por ahí que dicen que hombres y mujeres han tocado el cielo con una
sola caricia tuya, alcanzado la gloria entre tus brazos y probado el elixir de
los dioses en tus labios. Hay rumores que circulan como viento otoñal, que
dicen que eres insensible a los sentimientos, inmune a los arrepentimientos.
Hay rumores que dicen que cada una de tus conquistas se siente especial cuando
es tu centro de atención, dicen que la triste realidad, es que así como llegan
tienen que irse, rápido y sin un “nos volveremos a hablar” porque nadie pasa
dos veces por tu cama.
Hay rumores por ahí, Yoochun; que dicen que
yo soy el siguiente, que soy el próximo en tu lista, ¿y sabes algo?… Quiero
serlo.
- Hoy vas más distraído que de costumbre… -
tu voz me atrapa, me envuelve como melodía de piano a la luz de las velas en
medio de un escenario en el que solo tú y yo somos partícipes… - Siéntate… -
indicas con un suave movimiento de tu mano. Y mientras tomo lugar en la silla
dispuesta al otro lado de tu pulcro escritorio, mis ojos siguen de nuevo el
fino detalle de tus dedos de pianista.
¿En verdad podrías mandarme al cielo con tu
toque? Trago hondo casi sin darme cuenta, mis ojos siguen el sutil movimiento
de tus manos cuando se deslizan por el cristal que recubre tu escritorio,
revuelves algunos papeles en diversas carpetas y das indicaciones acerca de lo
que debo hacer con ellas. No necesito tomar nota, me aprendo de memoria cada
palabra que sale de tu boca incluso si no lo planeo de tal manera. Tu voz
ronca, varonil y suave como vino perfumado, me hipnotiza y embriaga cada uno de
mis sentidos.
Es esta una de las razones por las que
encuentro inquietante estar en el mismo reducido espacio que tú. ¿En verdad
quieres que siga en tu lista? Hazlo, Yoochun. Utilízame como marioneta, haz
conmigo lo que quieras. Deja que al menos una noche sienta que soy importante.
Aunque al amanecer siguiente tu indiferencia se burle de mi mediocridad al ilusionarme
con la idea de que tal vez, sea mi número el último que escribas en tu
entreverado registro de conquistas.
Sigues acomodando papeles, sigues hablando
sobre lo que haremos al día siguiente, a donde tendré que acompañarte como
siempre lo hago, no sé cómo soy capaz de captar todo lo que me dices cuando
todo mi ser está concentrado en ti, en tu figura, en cada movimiento que haces
y que parece se graban como fuego en mi cabeza, que si cierro los ojos seré
capaz de recordar.
Tocas suavemente con aquellos dedos de
pianista la cubierta de una de las carpetas, lenta, pausadamente como si de una
caricia se tratase y yo solo puedo imaginar aquellas manos tocando alguna
porción de mi piel, ¿es eso bueno?, ¿es correcto que lo haga?, no, para nada,
porque solo me hace sentir un poco más nervioso al estar frente a ti, en
fantasear ante algo como eso y deseo con todo mi ser que me lo pidas, dímelo
Yoochun, que mi boca soltara aquel sí que pareces estar esperando desde hace
mucho tiempo desde que has comenzado con aquellos coqueteos.
Sí, he caído en tus redes de seducción.
Golpeas sutilmente la cubierta de una de
las carpetas, sacándome de mis propios pensamientos, seguro te has dado cuenta
que estoy prestando atención a otra cosa que no sea en los mandatos que me
estás dando.
Siento mis mejillas arder debido a ese
sonrojo que no puedo evitar y que es tan visible ante tus ojos, que te hace
sonreír de medio lado, seguro divertido por verme de esa manera. ¿Tus otras
conquistas se habrán sonrojado como yo?, ¿seré el primero que te hace divertir
por algo como esto?
-¿Lo has anotado todo? – me preguntas
señalando con tu cabeza la libreta que yo debería utilizar pero que cuando se
trata de ti es solamente un adorno, no la necesito, sé qué me has dicho.
-¿Ah?, sí, lo he anotado todo – y me
apresuro a garabatear alguna tontería mientras te escucho reír. Te escucho
moverte y pronto el sonido de tu silla al ser recorrida me provoca un
escalofrió, sé que te acercarás a mí en cualquier momento, invadiendo mi
espacio vital como lo vienes haciendo ya desde hace tiempo. Acabando conmigo.
Te escucho acercarte, tus pasos son tan
sutiles pero aun así los reconozco fácilmente. Te siento alzarte sobre mí, muy
cerca, y todo mi cuerpo tiembla, y mi mano termina moviéndose sin control
terminando de garabatear líneas sin sentido cuando te siento inclinarte sobre
mí.
Tu aliento golpea contra mi cabello y te
escucho suspirar dos o tres veces. Vamos Yoochun, dímelo, pídemelo.
~~//~~POV´s Yoochun~~//~~
Hay rumores circulando por ahí que dicen
que te traigo loco, que deseas ser el siguiente nombre en mi lista de
conquistas. Hay rumores que dicen que quieres conocer mi cama, conocer el sabor
de mis besos y la suavidad de mis caricias. Los rumores son tan fáciles de
seguir, tan ponzoñosos y crueles con personas como tú.
¿Acaso no te das cuenta, Junsu ah? De que
los rumores que corren por la empresa terminarán por enterrarte con el peor de
los calificativos. Claro que te deseo, claro que te quiero en mi cama y marcar
tu cuerpo como estoy seguro nadie más lo ha hecho. Puedo oler tu virginidad en
la colonia suave que usas, nada escandaloso porque no quieres llamar la
atención, puedo ver tu inocencia en la timidez de tus pupilas marrón, puedo
tocar tu candidez cuando insinúo una caricia al tocarte el hombro justo como
ahora mientras me inclino sobre tu cuerpo y te siento tensarte un segundo para
temblar los siguientes como hoja sacudida por el viento.
¿Qué hombre o mujer en su sano juicio no
querría llevarse toda esa hermosura de ti? Ninguno. Definitivamente ninguno ser
humano que se jacte de lascivo y banal se atrevería a hacerlo. Pero, Junsu ah
¿cómo podría tenerte una noche en mi cama si luego tendría que renunciar a ti?
No me tientes, no me provoques con tu
pestañear inocente, ni tus sonrisas tímidas o tus nerviosas miradas. Pero aun así lo haces, giras tu mirada hacia mí y me observas, parpadeando
de esa manera que se podría catalogar como linda y te veo contener la respiración
como si te sorprendieras de pronto por nuestra cercanía, nuestros rostros están
tan cerca que nuestras respiraciones pueden mezclarse, y te sonrojas, tus
mejillas adquieren un rojo intenso como rosa roja en primavera, tan puro, tan
inocente y no sabes cuánto es mi deseo poder decirlo, abrir mi boca y usar las
palabras simples y fáciles que siempre utilizo para cualquiera de mis
conquistas, esas que me sé de memoria, esas que sé que fácilmente puedo decirte
y que terminarás diciéndome que sí a todo lo que te pida.
Pero, no quiero utilizarlas, no contigo. Alguien tan puro como tú necesita
palabras perfectas, llenas de amor, pero sé que yo no puedo ofrecerte eso, no
un Casanova como yo.
Abres la boca varias veces como si quisieras decirme algo pero al final no
dices nada, terminas callándote y mordiendo tu labio inferior con un poco de
fuerza, tan provocativo, tan tentador.
Mierda, esto es tan complicado para mi, y no sabes cuántas ganas tengo de
reír en estos momentos; yo, un Casanova que consigue a quien quiera con solo
una palabra, que obtiene lo que quiere con un chasquido de sus dedos tiene que
contenerse para no hacerte nada, para tenerte a salvo de toda esa sarta de
palabras, de ese montón de rumores que seguro circularán por esta empresa y
terminarán contigo, porque puedo notarlo, eres un hombre sensible y sé que no
soportarás todos esos rumores.
-Yoochun ~ - Te escucho decir mi nombre en voz baja, se escucha tan suave y
melodioso en tu voz y me maldigo a mí mismo por haberte dicho que me llamaras
de esa manera, es mucha más tentación para mí, porque solo me hace imaginar
cómo se escuchará mi nombre al ser pronunciado por ti en medio de un orgasmo,
entre gemidos, entre palabras desesperadas. – Yo ~ - Y quieres decirme algo más
y yo no sé si debería acallarte o escuchar aquello que quieres decirme. Por
favor, dime que quieres que me aleje. Quizá si me lo pides podré contenerme.
Pero todo lo que vuelve a instalarse en la oficina es el silencio. El
inquieto sonido de tu respiración, el taladrante palpitar de mi corazón
haciendo estragos en mi conciencia. Debiera alejarme pero no lo hago,
permanezco aquí inclinado sobre tu cuerpo; luchando conmigo mismo, debatiéndome
a muerte con mi psique, con el deseo cada vez más sofocante de atacar tu boca
rosa, morder tus carnosos labios y comprobar la delicada textura que reflejan.
- ¿Tiene algo más que pedirme, Yoochun ah? – cuestionas con suavidad.
Pero tu voz se siente como un latigazo que me obliga a apartarme. Me retiro
casi con brusquedad, de pronto enfadado contigo por rechazar tan inocentemente
mi cercanía. ¿No era que estaba suplicando que fueses tú quien me alejara?
¿Luego que me pidieras algo más que cordialidad?
- Nada. Ten en mente todo lo que te he dicho. Nos vemos más tarde, Junsu… -
te despido sin volver la mirada a ti otra vez. Comenzando a dejar mi
frustración en la pantalla de mi móvil, mandando un mensaje rápido para una
sola cosa.
Concertar una cita para tomar por ahí con mis amigos. Los supuestos amigos
que solo se aparecen para una borrachera y pasarla bien, los mismos que se
ausentan cuando más he necesitado de algún apoyo.
Te escucho salir en silencio, tus pasos se mueven sigilosos por el tapizado
del piso en la oficina. Levanto la mirada y te observo. Trago hondo y me recreo
una fantasía al admirar tu silueta, la perfecta S Line y el pronunciado
trasero. Me marea tu sensual belleza, me sofoca tu inocencia, me tienta tu virginidad.
¿Cuánto más voy a poder controlarme? ¿Cuánto más voy a evitar este deseo
creciente de tenerte en mi cama?
¿Es posible que me gustes para algo más que un acostón? ¿O es solo mi
necesidad de encontrar un alguien de quien sostenerme?
~/~/~
Las horas parecen pasar rápidamente, o eso
parece para el castaño, ese día más que nunca había estado pendiente del
segundero y del minutero, esos granujas que parecían burlarse de él moviéndose
mucho más rápido solo para hacerlo sufrir.
Ese día más que nunca su cercanía había
sido demasiada con el pelinegro, tanto que todavía podía oler aquel perfume
varonil que su jefe amaba usar, era tan exquisito que no dudaba que cualquier
mujer ha caído hechizada por ese aroma.
Pero parece que le gusta ese sufrimiento, ese
nerviosismo, todas esas emociones que Yoochun despierta en él, porque ahora se
siente un poco más ansioso cuando el reloj marca la hora en la que tienen que
reunirse, tiene que acompañarle a su siguiente reunión con aquellos hombres de
negocios que le prometen una gran suma de dinero que se añadirá a su fortuna.
Junsu puede escuchar los pasos de Yoochun
cuando éste comienza a acercarse a su escritorio, aun cuando trate de parecer
concentrado mientras teclea algunas cosas que había dejado pendientes y espera
a que su jefe se acerque como siempre lo hace, plantándose sobre él con su
imponente figura, intimidándole, poniéndole nervioso.
Y le sorprende que no sea así, su jefe le
habla solo una vez cuando ya ha pasado de largo de su escritorio anunciándole que
debe apurarse, y él todavía sorprendido apenas y tiene tiempo para tomar esos
papeles que va a necesitar en aquella reunión, siguiéndole de manera titubeante
cuando el pelinegro no le ha dirigido aquella mirada coqueta, esa sonrisa
arrogante y aquellas palabras que parecen insinuarle otras cosas.
Se adentran en el ascensor, en aquel
compartimiento de metal tan reducido pero que aun así hace sentir al hombre de
cabello castaño como si se encontrara a kilómetros de su jefe, era como si
Yoochun hubiera plantado una barrera invisible entre los dos, tan nítida que
casi podía ser tocada.
Le escucha hablar, y espera a que le diga
algo, algo pretencioso pero no lo hace, solo comienza a preguntarle sobre cosas
que debía haber hecho antes de salir y si todo estaba en orden. Y él solo puede
responder que si, nada más que eso.
Ahora, ¿Qué había pasado?
Junsu se cuestionaba aquello e
inevitablemente se distraía. Casi trastabilló con sus propios pies cuando
salieron del ascensor y él sentía un nudo en la garganta como si tuviera
repentinas ganas de llorar a mares. Le asaltaba un miedo irracional a perder a
Yoochun de alguna manera. Pese a que no le tiene más que como lo que es: su
Jefe.
- Si no estás en condiciones de hacer tu
trabajo dilo ahora, no te contraté para que estés distraído… - el pelinegro le
ha indicado con voz dura, sin mirarle, permaneciendo delante de él con ese
porte elegante como altanero que parece aclarar la diferencia entre empleador y
empleado.
- Lo siento. No sucederá de nuevo, Señor
Park… - el castaño murmura apretando contra su pecho las carpetas que tomara
antes de salir de la oficina.
El pasillo le pareció entonces demasiado
largo y estrecho. De alguna manera le aprisionaba la distancia que Yoochun puso
tan repentinamente. Se sintió tan pequeño e insignificante, que comprendió que
era tonto que él soñara siquiera en que el hombre tuviera interés en él, así
fuera solo para una noche. Después de todo sabe que quienes han desfilado por
la cama de Yoochun no son hombres ni mujeres ordinarios. Todas ostentan algún
poder socioeconómico. Son mujeres bellas de vestidos bonitos de diseñador y
joyas ataviando sus delgados cuerpos. Son hombres atractivos, de fino porte y
experiencia en las artes del placer.
Suspiraste quedito y te mantuviste al
margen de la reunión que se llevó a cabo. Cumpliste tu deber y en silencio
observaste la maestría con que Yoochun se echaba al bolso a aquellos
empresarios convenciéndoles de su proyecto. Al final ganaría mucho más él de lo
que podrían haberle sonsacado. Junsu le admiraba por eso también, pero cuanto
más le conocía, más le gustaba. Y cuanto más le gustaba, más se daba cuenta de
que era una tontería pensar en interesarle.
Y cuando todo terminó esperó a que se
acercara a él con esa sonrisa triunfante y ese guiño coqueto que en ocasiones
le regalaba cuando se sentía tan feliz y parecía que quería compartir con él su
felicidad, pero no se hace tantas ilusiones las cosas parecían ir mal en eso
que no podía llamar ni relación.
Yoochun no le ve, no le dirige ninguna
mirada o una muestra de su alegría que sabe de sobra que siente, porque puede
ver sus ojos brillantes cuando saluda a sus nuevos socios, mientras estrecha
manos y reparte sonrisas con hombres y mujeres por igual.
Su corazón se detiene por un segundo, se
oprime en su pecho y esas ganas de llorar que le habían asaltado cuando había
salido del ascensor le atacaron de nuevo, esa mirada que ha compartido con esa
mujer le indica algo más que un simple saludo cordial, hay algo más en aquella
mirada que esa mujer le regala, le esta coqueteando descaradamente, acomodando
su cabello perfecto, luciendo aquellos blancos dientes en los cuales había
invertido algunos cuantos millones para que fuera perfecta, todo en ella era
perfecto, el tipo ideal de mujer que cree más que obvio es el tipo de mujer que
Yoochun siempre busca para sus conquistas y él sabe, esa mujer quiere ser
conquistada por su Jefe.
No les escucha hablar, pero se puede
imaginar su conversación, esas palabras que se utilizan encantadoras y está
seguro que su Jefe sabe; y ya, la ha encantado.
Les escucha reír y pronto parece que el
aire le falta, que no puede tomar más oxigeno para sus pulmones comprimidos, y
sabe que si no sale de ahí rápidamente comenzará a llorar delante de sus ojos.
Pero no puede moverse cuando su Jefe se
acerca a él, dándole una mirada fría, distante. – Es todo por hoy Junsu, ya
puedes irte a casa – y con eso se despidió de él, llamando a aquella mujer que
educadamente se despidió de él seguro para conocer lo que es ser conquistado
por Park Yoochun.
El teléfono del castaño suena fuertemente
en su hogar, y quizá el sonido es mucho más estridente ese día porque su hogar
se encuentra en un profundo silencio casi sepulcral, Junsu no había tenido
fuerzas para llegar más allá de la puerta de su casa, una vez su Jefe se había
ido con aquella mujer él había salido corriendo de aquella empresa casi
jurándose nunca volver, conteniendo las lagrimas hasta que pudo poner un pie en
su casa.
No había pasado ni siquiera media hora
desde que había llegado a casa, pero por el llanto derramado y que parecía no
tener fin le habían parecido horas. No quiso atender, no tenía fuerzas para
mover su mano aun cuando su celular estuviera en su bolsillo, solo quería
permanecer ahí sentado sobre el suelo frío mientras cubría su cuerpo con sus
brazos. Mientras lloraba por Park Yoochun.
El sonido insistente del móvil le sacó del
estupor en que cayó luego de tanto llorar. Sin molestarse en limpiarse las
lágrimas o en encender la luz, Junsu finalmente atendió el móvil, contestando
la llamada por inercia.
- ¿Olvidaste la agenda, secretario Kim? –
su voz fría, pero ronca y demandante le hizo respirar aún más agitado. Casi
como si aquella voz ocasionara un efecto enfermizo en su organismo… - ¿Estás
escuchándome, secretario Kim?... – la insistencia al otro lado de la línea no
sacó al castaño de su estado actual, todo lo que podía escucharse era su
agitada respiración y esa opresión en el pecho que amenazaba con hacerle
desfallecer.
Y es que Junsu todo lo que tenía en mente
era aquel tono, las miradas anteriores y la cortante indiferencia de Yoochun
antes de haber abandonado la empresa. ¿Y qué quería ahora? ¿Humillarle con su
trato?
Por otro lado, Park comenzó a preocuparse
cuando todo lo que escuchaba al otro lado de la línea era la pesada y cada vez
más laboriosa respiración de Junsu. Apretó el móvil contra su oído e intentó
llamarle de nuevo, pero seguía sin recibir respuesta. Colgó y metió el bolsillo
apenas consciente en su bolsillo antes de abandonar ese restaurante en que
había quedado con algunos empresarios del rubro, y misma reunión en la que
suponía Junsu debía estar. Pero ahora realmente lo único que le apuraba era
llegar al departamento del castaño y asegurar su bienestar.
El camino a casa de Junsu le había parecido eterno, quizá se había pasado unos
cuantos semáforos en rojo y había entrado por calles por las cuales no tenia
permitido pasar, pero así de grande era su desesperación, trató de llamarle de
nuevo, pero las llamadas solo le llevaban directamente al buzón de voz, al cual
maldecía interiormente antes de marcar de nuevo.
-Por favor Junsu, por favor contéstame – su corazón latía fuertemente
contra su pecho debido a la adrenalina del momento, todo su ser le pedía ir
mucho más rápido y lo sabe, eso nunca lo haría por cualquier conquista de una
noche, por alguno de esos que han tocado su cama, solo lo hace por Junsu y sabe
que solo lo haría por él y nadie más.
Cuando por fin llega al hogar del castaño apenas y pudo estacionar su coche
aunque no sabe cómo lo ha hecho porque lo único que tiene en mente es a Junsu.
Toca la puerta varias veces, fuertemente; tan fuerte que está seguro que
alguno de los vecinos de Junsu se ha enterado de que alguien le ha venido a
visitar. Pero no le responde, y él solo puede sentir la desesperación creciendo
dentro de él, acabando con su paciencia, solo haciéndole desear derrumbar esa
puerta que le separa de Kim Junsu.
-Junsu, por favor ábreme, se que estas ahí ábreme la puerta – Habla contra
aquella superficie de madera antes de tocar de nuevo, de forcejear y pelear
contra ella y cuando ha mandado al demonio todo y está a punto de usar otros
medios para abrirla, la puerta se abre suavemente, dejándole un pequeño espacio
que el mismo se encarga de abrir ampliamente para poder entrar, y lo encuentra
ahí parado frente a él sosteniendo aquel teléfono móvil por el que estuvieran
hablando hace unos momentos aplastándolo contra su pecho mientras parecía
protegerse con sus brazos, su respiración todavía pesada pero no tan fuerte
como le había escuchado por el teléfono.
-Junsu – Le llama mientras se interna de lleno en el hogar del castaño,
llamándole de nuevo mientras se acerca un poco más, mientras tira de él, mientras
lo estrecha entre sus brazos.
Le siente tan frágil y delicado, tan
vulnerable y ligero; que se maldice a sí mismo por no cuidar de él, por haberle
expuesto a su maldita personalidad seductora, por no haberse controlado. Por
tratarle como lo hizo antes, y todo porque no pudo contra sus propios miedos,
tan temeroso de estarse enamorando, que prefirió cerrarse al amor, optó por
levantar una coraza alrededor de su corazón antes que permitirse dejar crecer
aquel sentimiento. Aunque éste ya estaba allí antes siquiera de que él pudiera
advertir que la atracción que sintió por el jovencito al que convirtió en su
asistente personal florecería como verdadero amor.
- Junsu… - intenta de nuevo, acariciando
apenas tímidamente la espalda del castaño, sintiéndole al fin sollozar contra
su pecho.
- ¿Por qué? ¿Por qué me tratas así,
Yoochun? ¿Por qué no simplemente me entierras una daga en el corazón y acabas
de una vez por todas conmigo? Sé que soy poca cosa para ti y…
- ¡Qué! – le interrumpe al instante tras
escuchar aquellas últimas palabras, sintiendo la ira crecer en su interior. Una
furia ante la sola idea de que Junsu se conciba a sí mismo de aquella manera… -
Nunca, escúchame bien Kim Junsu, nunca vuelvas a decir eso… - le mira
firmemente sosteniéndole por los hombros, presionando quizá más de lo que
debiera, llegando a lastimarle un poco y dándose cuenta de ello solo cuando le
escucha quejarse por lo bajo, pero todavía con los ojos llenos de lágrimas y el
miedo escondido en el fondo de sus claras pupilas.
Pero Junsu no puede creerle, y es tan
notorio en su mirada, lo es, aun cuando Yoochun le diga lo contrario y trata de
decirlo, que no es verdad, que si lo es, que es tan poco para él, pero el
pelinegro le hace callar antes de que pudiera decir algo.
Aquellas manos que antes pudieron haberle
lastimado acarician sus hombros con suavidad como si alguna gema preciosa y
frágil estuviera tocando, llevando sus manos hasta esas mejillas que húmedas
aun eran recorridas por lágrimas saladas.
-Yoochun… - Pero el pelinegro parece no
escucharle mientras sus dedos apartan esas pequeñas gotas que le muestran todo
el dolor que parecía contener el castaño en su corazón, todo ese dolor que ha
implantado él solo y se siente como la peor persona del mundo, deseando ser él
el que termine apuñalado, masacrado, acabado solo por haber hecho sufrir a esa
persona tan pura.
-Yo soy el que es tan insignificante a tu
lado, soy tan poca cosa que no sé cómo me estoy tomando el atrevimiento de
tocarte, de poder estar parado frente a ti, mi riqueza y mi poder no me darán la
capacidad de ser algo bueno para ti, a tu lado me siento como un mendigo, como
un tonto, como… - Y ahora es Yoochun el que ha sido acallado cuando aquellos
delgados dedos se han posado sobre sus labios y le ve negar con la cabeza y el
solo quiere decir que sí, que es verdad lo que dice.
-Eso no es verdad, aceptemos la verdad y no
juegues más con mi corazón, trataré de resignarme a esto, soy tu empleado, tú
mi empleador, y simplemente trataré de tomar mi tonto amor por ti y guardarlo
para siempre – El castaño dice aquella revelación, aquello que había tratado de
acallar por tanto tiempo, que los rumores le habían hecho guardar fuertemente
en su corazón, porque su amor no iba a ser correspondido, no siendo solamente
una conquista de una noche.
Pero aquello cae como balde de agua fría
sobre el pelinegro, dejándolo perplejo y sin encontrar alguna palabra
coherente.
Junsu le amaba.
~/~/~
Hay rumores por ahí que dicen que Park
Yoochun no lo quiere en su lista, que en realidad le gusta tanto que se niega a
convertirlo en una más de sus conquistas. Hay rumores que no creen en ello, que
si cede a los encantos de Kim Junsu solamente será para un rato; tal vez más de
una noche, pero no el amor eterno que éste muchacho merece. Pero Park quieres callarlos,
negarlos y demostrar todo lo contrario. Porque éste chico le gusta de verdad.
Quizá es por eso que cuando Junsu ha
confesado lo que siente por él, su corazón presto se lanzó al precipicio del
amor ciego casi gritando que le amaba también. Tarde comprendería sin embargo
que aquella noche no era el momento, ni el lugar ni la situación para
decírselo. Demasiado le había lastimado, inclusive sin darse cuenta por su
pasado, como para que él confiara en sus palabras.
Junsu renunció al trabajo y se apartó de su
lado, pero Yoochun no estaba dispuesto a dejarlo ir. No cuando finalmente y
ante cualquier pronóstico, su corazón latía por primera vez con vida propia,
con sentimientos reales y emociones más allá de un banal deseo de tener lo que
quería porque simplemente así le había enseñado su seno familiar.
Y no sabe a quién recurrir, no tiene
amigos, sus “amigos” son solo más personas superficiales que le dirían que le
comprara una casa o una joya preciosa para encantarle, bueno si no es que
primero se ríen de él por esa manera tan “ridícula” que parece estar pensando
para demostrarle su amor.
Es por eso que se encuentra ahí, en ese
pequeño café que se encontraba enfrente de la nueva oficina en la que Junsu
ahora trabajaba desde que había renunciado a su compañía, ahora él le busca,
trata de hacerse presente en su vida aun cuando el castaño pareciera haber
puesto una pequeña barrera entre los dos, se ha protegido de él y él como un
tonto no ha revelado lo que siente.
Porque no encuentra la manera, no sabe cuál
es la manera correcta para que Junsu sepa que su amor es verdadero, que crea en
él.
-Disculpa… ¿esa silla está ocupada? - El
pelinegro aparta la mirada de aquel gran ventanal que le da la vista perfecta
de la entrada principal de aquella oficina, solo para encontrarse con un hombre
de piel blanca como la nieve, ojos grandes y oscuros y una pequeña sonrisa roja
en sus labios. Quizá en otro tiempo él hubiera pensado que sería una buena
conquista, quizá hubiera comenzado a flirtear con él, pero no, ahora todo su
ser le pertenecía a Kim Junsu.
-No, adelante – Hace un ademán con su mano
señalándole la silla para que la tomara. Aquel chico le agradece con una amplia
sonrisa y una pequeña venia antes de sentarse y los dos se enfrascan en
silencio, el pelinegro no tiene nada qué preguntar o comentar, él se ha
concentrado de nuevo en la entrada principal de aquella oficina, esperando por
Junsu.
-¿Problemas de amor? – Le escucha preguntar
a aquel chico. Se gira con intención de atenderlo y se educado, pero con solo verlo
es como si hubiera encontrado a la persona indicada con la cual pudiera hablar,
como si se tratara de ese hermano o amigo tan cercano al cual conoces de años… -
Así que no sabes cómo hacerle… - Y Yoochun asiente rápidamente, los dos habían
llegado a aquella parte importante de todo lo que le había estado contando,
aquel chico le había dado la confianza para poder contarle todo sin ningún
pero. – Solo sé sincero, demuéstrale que es lo que tu corazón siente, sin
palabras excesivas, sin cosas costosas, solo se tú y tu corazón, como dicen, di
lo que sientes con el corazón en la mano y verás que él te creerá.
Y el pelinegro debe reconocer que esa es la
respuesta correcta a todo lo que estaba viviendo ahora, que era la respuesta a
la cual parecía no haber podido llegar solo.
-Por cierto, soy Kim Jaejoong. – El chico
extendió su mano hacia él, estrechándola rápidamente, y quizá dando comienzo a
una verdadera amistad.
***
Junsu se siente nervioso, tanto como si
estuviera trabajando en su antigua empresa y estuviera a punto de ir a la
oficina de su Jefe listo para verle, pero es casi parecido, Yoochun le espera
pacientemente casi todos los días a las afueras de su nuevo trabajo, y aun
cuando no hablen de mucho, o sea solo Yoochun el que hable, se siente torpe y
nervioso, porque todavía le ama. Demasiado.
Su ceño se frunce cuando al apenas haber
puesto un pie fuera de la oficina no le encuentra ahí parado, mirando hacia
alguna parte distraídamente tan solo para que tras reconocerle y girándose
hacia él, le regale una sonrisa.
-Quizá ya se ha cansado – dice el castaño
antes de soltar una risita amarga. Esa era la razón, no le amaba.
Junsu comenzó a andar por la derecha, buscó
en su bolso las llaves de su modesto auto estacionado en el parking de la
empresa. Anduvo en automático hasta allí, pero ni siquiera alcanzó a abrir su
auto cuando una conocida voz ronca pero suave le hizo soltar las llaves debido
a la impresión, y a la magnitud de sus palabras.
- Junsu ah, no te vayas. Yo, te amo… -
Yoochun renegó mentalmente contra su propia boca por acelerar las cosas. Claro
que es eso lo que quiere decir, pero no de esa manera, o seguramente el castaño
saldría corriendo nuevamente de su lado.
- No sigas jugando conmigo, Yoochun. Sé
cómo eres, sé que no te gusta perder. Y créeme cuando te digo que un tiempo
atrás estuve muy dispuesto a ser uno más en tu interminable lista de
conquistas. Pero no puedo, y haces mucho más difícil que logre sacarte de… de
mi corazón. No puedes lastimarme más, Yoochun; la humillación que podrías
hacerme llevándome a la cama solo mutilaría mi alma, ¿quieres cargar con eso en
tu conciencia? Tal vez antes ninguno de tus amantes te quiso como lo hago yo,
pero justamente por eso, espero que tengas alguna clase de condescendencia, que
muestres que tienes algún sentimiento.
- ¿Has terminado?
- ¿Qué?
- De hablar, ¿has terminado?
- S-sí… - titubeó sintiéndose todavía más
nervioso y vulnerable por la profundidad en aquellos ojos negros, tan
brillantes como nunca los había visto. Tanto, que pareciera que finalmente
encontraron vida, como una estrellada noche de verano.
- Perfecto. Ahora puedo hablar entonces. Lo
que dije antes es sincero. Es probablemente la única cosa sincera que he dicho
en toda mi vida, el que esté ahora aquí frente a ti, lo más difícil que he
hecho. Sé que la gente me tiene por Casanova sin remedio, hasta hace algún
tiempo yo mismo estaba convencido de eso, y no me importaba, me vanagloriaba en
los rumores que surgían porque me sentía importante. Gozaba de popularidad y
presumía de ella. Pero estaba muy equivocado pensando que aquello era
felicidad. Cuando te conocí supe que quería… pensé en conquistarte, del mismo
modo en que conquisté a muchos antes. Pero al primer intento me di cuenta de
que algo era diferente. Tenía remordimientos de conciencia, pero al mismo
tiempo perdía fácilmente los estribos, me molestaba cuando no respondías a mis
coqueteos, y llegué a ser frío contigo por eso, a plantar distancia entre los dos
cuando comprendí que mis enojos no se debían a tu poca colaboración a mis
seducciones, al contrario. Junsu ah, soy bueno con palabras para conquistas de
una noche, pero para confesar un amor verdadero, soy más ciego y bruto que un
ave sin alas, o un pez fuera del agua. Solo quiero que creas en mí, y me dejes
demostrarte que no quiero jugar contigo.
El pelinegro acorta la distancia entre los
dos, esa que es tan pequeña pero que aun cuando son unos cuantos pasos, para
Yoochun parecen kilómetros, porque todavía se siente titubeante, ha abierto su
corazón pero no sabe si lo ha hecho bien, es la primera vez en su larga vida
que ha hecho algo como aquello, mostrar sus sentimientos sin tapujos, mostrar lo
que su corazón siente desasiéndose de esa coraza que él se había empeñado en
construir para no salir lastimado nunca.
Se siente torpe, tanto como niño de
secundaria frente a su primera confesión de amor, pero tiene cierto parecido,
porque ésta es su primera y sincera confesión de amor sincero, de amor verdadero.
Y Junsu no se aleja, permanece parado
frente a él, sus mejillas parecen adquirir un rojo más intenso a cada paso que
el da y él encuentra aquel sonrojo tan adorable, tan precioso que le gustaría
verlo siempre en él, tanto que siente sus palmas picar por la simple necesidad
de tocar aquellas sonrojadas mejillas. Y no se detiene, cuando ambos se
encuentran tan juntos uno del otro sus manos enmarcan aquellas suaves mejillas
y tiene deseos de llenarlas de besos así como a esa boca rosada que le parece
tan tentadora, pero tiene que recordar, él no era, ni nunca será una de sus
conquistas así que para poder ganar por lo menos el honor de tocar aquellos
labios en una suave caricia tenía que ganárselo.
-¿Puedes creerme Junsu ah? – Esperaba que sí,
que Junsu pudiera ver que él era sincero.
~~~*~~~
Hay rumores circulando por ahí que dicen
que Park Yoochun ha caído por fin enamorado, que su titulo de Casanova ha
desaparecido por un chico de cabello castaño y de ojos marrones, que Park
Yoochun le ama y él no tiene problemas con ello, Kim Junsu también le ama y
solo cree en esos rumores porque sabe que es cierto, porque puede sentirlo,
puede palparlo, se aman de verdad.
Suaves besos fueron dejados sobre aquellos
labios rosas que Yoochun no se cansa de besar, de los que no tiene suficiente
aun cuando le haya besado por horas pero no puede resistirse, le extraña
demasiado aun cuando estén separados por algunas cuantas horas.
Junsu no había vuelto a su empresa y él así
lo prefería, ese lugar solo era un creador de rumores, hirientes, ponzoñosos
llenos de veneno y él no quería que Junsu se contaminara de ellos, que le
hirieran con tonterías sin sentido. Así que con Junsu trabajando en otro lugar
solo les daba unas cuantas horas, bueno para él lo eran ya que parecía no poder
vivir separado de Kim Junsu.
-Yoochun… - Junsu le llama entre medio de
un beso cuando este se ha vuelto demasiado intenso, todavía tiene sus
inseguridades, todavía se siente temeroso cuando sus besos y caricias suben de
intensidad, y el pelinegro le entiende, sabe de sus inseguridades y aun cuando
él le pueda repetir una y mil veces que no le hará nada malo, reconoce que
tiene que ganarse su confianza y que lo hará poco a poco, con el tiempo.
- Lo siento – Habla el pelinegro contra los
labios de Junsu antes de dejarle un suave beso y separarse de él.
Se miran unos instantes, con las mejillas
arreboladas de carmín y el cabello desordenado. Junsu debe reconocer que a
pesar de los miedos todavía tiene el valor suficiente para participar de los besos
húmedos dejando que sus dedos vayan y se enreden en los negros mechones.
También sabe que a pesar de las inseguridades, su cuerpo reacciona, se eleva la
temperatura de su piel y se vuelven algo locos todos sus signos vitales. Él
sabe que el pasado de Yoochun nunca se irá a ninguna parte, que estará ahí
siempre. Pero sabe, y siente, también, que en cada palabra y cada acción del
pelinegro hay sinceridad. No está la misma opacidad disfrazada de galantería en
aquellos profundos ojos negros, hay un brillo diferente, uno que poco a poco
había ido notando en Yoochun cuando comenzó a trabajar para él; un brillo que
pensó era para todas y todos, uno que ahora comprende y descubre fue siempre
solo para él, como si el destino hubiese esperado pacientemente a que se
encontraran y cruzaran sus caminos.
- Junsu ah…
- ¿Sí?
- No te lo he pedido directamente, y ya
hace casi un mes que estamos saliendo, así que… - carraspea y lucha por
deshacer aquel nudo atorado en la garganta causa de nervios y vergüenza. Dos
cosas que nunca antes experimentó con nadie, todo era tan nuevo tratándose de
Junsu… - ¿te gustaría ser mi novio?
El castaño abrió los ojos en muestra de
sorpresa, incapacitado para contener aquella reacción porque simplemente le
parecía demasiado bello para ser verdad. Tantas veces tuvo miedo de irse a
dormir por el temor de despertar y descubrir que todo ha sido más que un
hermoso sueño. Pero luego viene Yoochun y su sonrisa, Yoochun y sus
invitaciones a caminar por el parque, salir a cenar a cualquier parte o a
bailar a un antro en la ciudad. Yoochun y sus gestos amables, sinceros y
espontáneos. Yoochun y sus besos, sus dedos sudados y temblorosos
entrelazándose a los suyos. Yoochun y sus tibias caricias respetuosas pero
ansiosas por un tacto más íntimo.
- ¿Junsu…?
- Sí…. – amplía la sonrisa mostrando su
irradiante felicidad con aquél sincero gesto… - Sí quiero ser tu novio, Yoochun
ah…
Y es entonces el castaño quien reduce la
distancia besándole de nuevo, con gesto tímido pero muy sincero, es él quien cuela
su lengua en la boca del pelinegro, quien le empuja suavemente buscando dominio
del beso, quien le mordisquea avergonzado pero lleno de deseo.
Yoochun siente su corazón danzar contra su
pecho, en un baile de alegría, algo que nunca había sentido antes con ninguna
otra persona; Junsu es ahora el causante de todas esas emociones nuevas que
quizá le aturden un poco pero aun así las emociones más maravillosas que alguna
vez pudiera haber deseado.
Se une a ese beso que el castaño ha
comenzado y que hace que su corazón lata más enamorado si es que eso es
posible, su lengua ávida lucha contra su igual en aquel beso del cual sale
victorioso, sus manos descienden hasta la delgada cintura de Junsu y las enreda
ahí tirando de él suavemente queriéndolo tener un poco más cerca.
Los dedos de Junsu terminan enredándose de
nuevo entre esos mechones negros mientras su beso comienza a cargarse de esa
pasión que ambos habían tenido contenida, pronto el oxigeno comienza a hacerles
falta y solo se separan para poder regalarse aquellas miradas enamoradas, esas
tímidas sonrisas antes de besarse de nuevo.
Las manos del pelinegro suben y bajan
suavemente por los costados de Junsu, pronto se siente ansioso, nervioso, como
si esa fuera la primera vez que hacía algo como aquello, pero sabe que es así
porque esta vez será la primera vez que sus caricias van cargadas de amor. Sus
dedos titubean un poco cuando se hacen del borde de la camisa que Junsu está
utilizando, y esta vez no se separa de aquellos labios por la falta de oxigeno,
si no para pedir permiso, a esa persona que sonrojada todavía le mira con
aquellos ojos brillantes, ojos enamorados.
-¿Puedo? ¿Puedes dejarme amarte?, ¿Puedes
dejarme mostrar cuanto te amo? – y traga hondo, nervioso, emocionado,
expectante, ¿Le dejará Junsu amarle? ¿Se lo permitirá? Y ese leve sí que Junsu
le dedica con aquella tímida sonrisa en los labios da comienzo a un nuevo beso
que Junsu nuevamente inicia con un poco de timidez, uno que lentamente vuelve a
tomar aquella intensidad con la que se habían estado besando antes.
Sus manos que ansiosas estuvieron esperando
aquel permiso de Junsu se mueven hasta el interior de su camisa consiguiendo el
primer jadeo por parte del castaño cuando sus manos hicieron contacto con
aquella suave piel.
Pero Junsu también quiere conocerle así que
aun tímidamente sus manos descienden anclándose en los amplios hombros de
Yoochun antes de seguir aquel recorrido sintiendo el calor de su piel aun por
encima de aquellas ropas que utiliza hasta que sus manos conocen por primera
vez un poco más de Park Yoochun, su novio.
La sola idea de que le mencione como su novio llena al castaño de una serie
de oleadas de felicidad que desbocan en su vientre en forma de aleteos
enamorados. Yoochun y Junsu comparten entonces más que el deseo de entregar los
deseos de sus cuerpos ansiosos por el calor que el otro le ofrece, es también
fundir sus almas en una sola tras aquél amor que nacido entre los dos, no tiene
más destino que florecer, como la más silvestre flor que crece sobre los
nevados suelos en invierno. Una belleza tan rara, pero no menos valorable por
ello.
Lentamente aparecen nuevas caricias, más
confiadas a medida que la piel del otro se va exponiendo ante los ojos del que
admira; caen también besos húmedos, apasionados y cargados de un incipiente
calor que zozobra el cada vez más inestable control sobre sus sentidos. Llegan
también las miradas deseosas de una unión total. Las ganas de hacer el amor por
primera vez, juntos, con el corazón latiéndoles desbocado en el pecho, y los
labios rematados por la humedad que les deja la saliva del otro cuanto más se
dejan arrastrar por el deseo.
Yoochun se separa de aquella boca rosa de
la cual no parece tener suficiente, aquellos labios rosas e hinchados al igual
que los propios, son tan tentadores que no puede evitar darles un mordisco
tirando de su labio inferior antes de besarlo de nuevo, pero su boca quiere
conocer más, quiere conocer el sabor de aquella suave piel que ha tenido el
placer de tocar.
Besos húmedos son dejados por el cuello de
Junsu, que descienden lentamente por su piel, arrancándole suspiros y jadeos,
Yoochun ha encontrado entretenido morder y lamer aquella piel dejando pequeñas
marcas rojas que sabe no desaparecerán un tiempo, y así lo quiere, quiere
marcar a Junsu como suyo y de nadie más.
Pero las prendas que Junsu utiliza le
impiden ir más allá, así que rápidamente se deshace de aquella camisa que
utiliza dejándola caer en alguna parte de aquella sala en la que se
encontraban.
Los dedos de Junsu se enredan de nuevo en
los cabellos negros de Junsu y un leve gemido escapa de su boca cuando Yoochun
ha encontrado aquel botón rosado que descansa en el pecho del castaño. Lo lame,
chupa, tira de él de manera suave arrancando otros tantos gemidos que se
convierten pronto en su música favorita, su mano sube desde la cintura del
pelicastaño donde se había mantenido quieta hasta su pecho para tomar aquel
pezón atendiéndolo así como su boca atendía a su igual.
-Yoochun ~ - Aquel gemido acompañado del
nombre de su pareja le hace sonrojar, pero aun así no puede detenerlos, es una
muestra del placer que ahora siente debido a las atenciones que Yoochun le
daba.
Junsu solo puede sentir como es recostado
sobre aquel sofá en el que se habían instalado después de una de sus caminatas
por el parque, y lo siente frío y le causa escalofríos por el contraste de su
piel febril, se remueve bajo el pelinegro y le necesita mucho más cerca de él.
Sus manos se mueven por la espalda de Yoochun hasta que se hacen de la ropa de
él tirando de ella, deseaba sentir su piel, tocarla para sentir su calor.
Se mueve inquieto, deseoso de más y Yoochun
parece notarle, ha dejado aquellos montecitos que levemente rojos y sensibles
se vuelven otro punto de tentación para el pelinegro, pero aun así sigue con su
descenso, conociendo otras porciones de aquella piel, su lengua juega con su
ombligo y se retuerce debajo de él. Junsu baja la mirada encontrándose con
aquella mirada oscura que le atrapan, que le consumen y a los cuales ha caído
pero en los que no tiene miedo de perderse.
- ¿Quieres que siga? – la ronca voz del
pelinegro le atrapa, le seduce tan naturalmente que algo se agita en el bajo
vientre del castaño ocasionándole un delicioso espasmo de expectación.
- S-sí… - el castaño responde con un
susurro, todavía avergonzado de su propia excitación. Del deseo que corre por
sus venas calentándole la sangre, instándole a hacer las cosas que solo había
soñado.
Yoochun se irguió hasta quedar nuevamente a
la altura de su rostro, le sonrió cariñoso como si así le transmitiera parte de
sus sentimientos, luego le besó corto, dulce y dedicado antes de descender otra
vez hasta su pelvis. Los pantalones son deslizados lentamente, el pelinegro
sigue el camino de aquella piel que va descubriendo hasta que los saca
completamente de su cuerpo. Sube con una línea de besos por las piernas,
deteniéndose en los muslos succionando la parte interna hasta dejar claras
marcas en la piel.
Junsu jadeó y gimió por aquellas muestras
de deseo, apretó lo que halló en el camino de sus manos, lo que fue
generalmente alguna parte del cuerpo de Yoochun, tironeándole los cabellos
constantemente cuanto más su boca se acercó a su pelvis. Los bóxers blancos le
iban entallados, y por eso era más que claro que resaltara el bulto de su
entrepierna alzándose deseosa de mayor atención, sonrojándose a la vez por
ello.
Cuando la boca de Yoochun llega por fin a
la pelvis de Junsu se detiene, dirigiéndole una mirada viendo como comenzaba a
perderse aun cuando sus caricias solo eran el comienzo de todo ese placer que
piensa darle, y pronto desea tentarle, provocarle, quiere darle todo el placer
que pueda.
Sus dientes se hacen del elástico de
aquellos bóxers que cubren la última porción de piel que se encuentra oculta
para sus ojos y tira de ellos tan lentamente y tortuosamente que hasta para el
es una tortura, su respiración choca contra aquella piel que iba descubriendo,
escuchándole jadear, sintiéndole alzarse un poco dándole todo el acceso posible
para poder deshacerse de aquella prenda, dejándolo completamente desnudo ante
sus ojos.
Junsu puede sentir aquellos ojos recorrerle
por completo, su mirada es tan intensa que casi la puede sentir como una
caricia, una a la que se le unen esas amplias manos de pianista que recorren
sus piernas hasta que se alza de nuevo sobre él y se siente tímido, quiere
cubrirse un poco de aquellas caricias, pero sus manos no llegan muy lejos, las
manos del pelinegro le detienen entrelazando sus dedos con los de él.
-No te ocultes Junsu ah, déjame verte – y
su mirada vuelve a recorrerle antes de que descienda de nuevo repartiendo besos
sobre su bajo vientre dejando su semi despierta entrepierna olvidada, como si
no la observara, pero lo que no sabe es que lo está dejando para el final.
Los largos dedos del pelinegro juegan con
ese camino de vello siguiéndolo hasta que sus dedos tocan aquella parte de
Junsu que le espera deseosa, jadea y gime levemente cuando sus dedos encuentran
divertido rosarle, apenas tocar su virilidad y cuando menos lo piensa aquella
mano le sostiene, arrancándole su primer gemido alto que se une a algunos más
cuando Yoochun comienza a masturbarle.
Sus mejillas se sienten arder, adquiriendo
un color rojo intenso, su cuerpo se curva y se retuerce debajo de Yoochun, uno
que parece más que feliz de verlo de aquella manera, uno que busca su boca para
besarle intensamente acallando unos cuantos gemidos que escapan de sus labios.
- Nhh Chun… - gimotea ardiendo de vergüenza
y calor, de deseo e inmensas ganas de sentirse pleno. De corroborar que este
placer que está sintiendo es más que saciar los deseos de su cuerpo.
- Solo déjalos fluir Junsu ah, es la voz de
tu cuerpo y de tu alma… - le sonríe con cariño tras levantar la mirada para
observarle, para deleitarse con su carita sonrojada, sudada y marcada por finas
líneas de placer.
- Es verg…vergonzoso… - se muerde los
labios tratando de callar sus gemidos cuando su novio le mira tan directamente
sin dejar de acariciarle ahí abajo, donde la mano del pelinegro sigue subiendo
y bajando en un ritmo tortuosamente exquisito.
- Eso puede solucionarse… - Yoochun dijo
antes de erguirse lo suficiente para deshacerse del resto de sus ropas.
Junsu le miró en silencio, todavía más
avergonzado que antes cuando la total desnudez de su novio se presentó ante sus
ojos. Desvió ligeramente la mirada hacia el sur de su anatomía, contemplando
los pectorales y luego el vello que corre más abajo hasta la base de su falo.
El castaño tragó hondo y sintió como si su rostro explotara de vergüenza ante
tal descubrimiento. Al mismo tiempo tenía curiosidad por tocarle de la misma
manera en que le estaban tocando. Probablemente Yoochun le leyó aquella
intención en la mirada, o quizá simplemente quería hacerle sentir bien
compartiendo su vergüenza, pues para el pelinegro mostrarse de aquella manera
ante sus ojos era ahora incluso vergonzoso. Algo que nunca antes había
experimentado. Fuera cual fuera la razón, terminaron recostado en la alfombra
del suelo, en sentido contrario dándose mutuamente placer.
La boca del pelinegro se mueve ávida, tomándole, probándole, ganándose
aquellos gemidos que de tanto en tanto Junsu deja escapar sin pudor alguno y le
fascina escucharle tan entregado, sentirle junto a él.
Un gemido ronco escapa de su boca cuando Junsu ha añadido su mano a aquel
juego previo tocando sus testículos apenas en caricias suaves pero que mandan
corrientes eléctricas por su columna vertebral, su toque parece tomar confianza
a cada momento que pasa, cada que ve como él se pierde por la manera en que le
toca, pero él no es el único que lo disfruta, las vibraciones de los gemidos
del pelinegro se unen como estimulante para aquellas succiones, para aquella
mano que le toca, aquella mano experta que aunque le hace dudar un poco de
estarlo haciendo bien le recompensa con aquellos gemidos roncos que solo le
demuestran que está tan perdido como él en todo ese inmenso placer.
Toques inocentes son caricias refrescantes para Yoochun, son perfectas y
sabe que es porque estas son entregadas con amor, que Junsu le amaba y lo
demuestra dejándolo amarle, amándole de igual manera, y entonces necesita
verle, necesita ver ese amor en sus ojos mientras se unen, mientras se preparan
para ser uno, pero cuando esta por separarse para poder posicionarse sobre él
es detenido por aquella cálida mano y la voz de Junsu.
Junsu se pierde mientras la boca de Yoochun le traga por completo,
sintiendo llegar hasta el tope, una y otra vez, mucho más rápido, demasiado
rápido tanto que en ocasiones tiene que detenerse porque sus gemidos son tantos
que no puede concentrarse en seguir.
Es en parte por la inexperiencia, y en parte por las abrasantes oleadas de
placer que hacen estragos en todo su cuerpo. La forma en que Yoochun le
masturba podría enloquecerle si solo él se dejara llevar del todo por todas las
sensaciones que aquellas atenciones le provocan, pero Junsu se obliga a
permanecer atado a la cordura, al único raciocinio que le queda cuando se ancla
a la piel de Yoochun, a su tronco caliente, a la piel rugosa de todo su órgano
sexual mareándole al mismo tiempo que mantiene sus sentidos cuerdos. Una
extraña ironía de placer.
Aparecen los espasmos que anuncian el final de aquella mutua masturbación,
y es Yoochun el primero en acelerar los movimientos de su cabeza tragando
frenéticamente el falo de Junsu hasta que consigue hacerle llegar, expulsando
su blanquecina sustancia en un estrepitoso chorro que muere en su garganta,
salpicando cada recoveco del interior de su boca, haciéndole sentir perdido en
aquella involuntaria arcada que el semen del castaño llenando su boca le
genera. Y luego, quizá impulsado en parte por su orgasmo y el deseo irreverente
de corresponder con el mismo gesto, Junsu se anima en acelerar sus succiones,
emulando tanto como puede las atenciones anteriormente recibidas, sintiendo
cómo la punta del pene de su novio por momentos le roza la parte interna de las
mejillas antes de sumergirse hasta tocar el fondo de su garganta, consiguiendo
arrastrarle al éxtasis algunos instantes después, cuando el gemido más ronco
resuena en la estancia y Yoochun se corre entre espasmos violentos de placer.
Nunca nadie antes le podría haber hecho sentir esta clase de orgasmo. Una
sensación tan avasalladora de infinito placer. Y eso que aún no experimentaba
el sabor de su unión. Aún encontrados sobre la alfombra, ambos buscan normalizar
un poco sus respiraciones o los latidos de sus corazones desbocados. Yoochun es
quien se mueve de nuevo, reacomodándose de medio lado contra el cuerpo de
Junsu, acariciándole con suaves toques aquí y allá, delineando el contorno de
la línea curva de su silueta, besándole el vientre con cariño y yendo hacia
arriba hasta el cuello, donde succionó varias porciones de piel sudada dejando
marcas rojizas que mañana espera reconocer como SUS marcas.
- Chunnie… - el castaño sonríe flojito, entre avergonzado y ligeramente
cansado, pero muy feliz. Nunca había hecho algo como esto con nadie, y
solamente había tenido esta clase de sueños (a veces fantasías pues le pensaba
despierto) justamente con Park. De pronto le parecía todo tan irreal.
- Junsu ah, gracias. Por estar conmigo, por dejarme demostrarte que soy
sincero… - le susurra entre besos cada vez más cercanos a sus labios, mordiendo
ligeramente su mentón y trepando hasta su rosada boca.
Junsu lo puede ver, lo puede escuchar, la sinceridad de Yoochun, de su amor
por él y simplemente lo siente perfecto, es perfecto para él, tanto que se
siente flotar suavemente en una nube cuando sus bocas se fusionan de nuevo en
un beso cargado de amor, de pasión, de deseo, y sabe que como él, Yoochun
también desea ser uno, unir sus cuerpos, unir sus almas en ese placentero
encuentro de hacer el amor.
Yoochun dejó que sus manos tocaran la piel de Junsu que era tan suave para
él como fina seda, un jadeo es atrapado por su boca en aquel beso intenso, pero
le deja, solo para separar su boca lo suficiente para decir aquellas palabras
que nacen en su pecho y no tiene deseos de guardar.
-Te amo, te amo Junsu ah – y puede ver que le cree, que es verdad lo que
dice y su corazón late emocionado contra su pecho, fuerte y estrepitosamente,
que no sabe cómo es que Junsu no puede escucharlo. Sus bocas se buscan de
nuevo, dándose un beso fogoso, deseoso, y esta vez cuando se ha dispuesto a tocarle
ha dejado que Junsu le guíe, que le muestre donde quiere ser amado por él.
Su boca ha encontrado de nuevo ese camino de besos, siguiendo aquel que ha
hecho con anterioridad y se siente nervioso, como si de su primera vez se
tratase, porque para Junsu lo es, y él solo quiere que sea perfecto, la mano de
Junsu sobre su mejilla le hizo detener y como si pudiera leerle la mente, como
si hubiera una conexión entre ellos, le sonrió suavemente, tiernamente.
-Solo ámame Yoochun ah, será perfecto solo porque serás tú. – y ahí está lo
que necesita para continuar, para amarle.
-Yo… Yo quiero hacerlo por ti – Y él no se lo niega pero muy tarde acepta
que era mejor que no le hubiera dejado. La boca de Junsu se hizo de tres de sus
dedos, lamiéndolos, jugando con su lengua, mordisqueándolos levemente, arrancándole
un gemido ronco y un corrientazo eléctrico que recorrió su cuerpo y se instaló
en su bajo vientre, recordándole lo excitado que estaba. Eso era sensual,
excitante, Junsu era la combinación perfecta entre sensualidad e inocencia con
esas mejillas arreboladas en carmín, era su tortura.
Luego, sin mediar palabra, Park le carga en brazos, le lleva hasta la
habitación y le recuesta con cuidado sobre la cama; Kim se deja hacer
simplemente, aceptando de buena gana esos dedos que vuelven a acercarse a su
boca para que continúe con su labor de humedecerles. Tras dejar esos dedos
llenos de saliva, Junsu los libera al tiempo que separa un poco las piernas,
dejando que Yoochun se instale entre ellas.
- Esto dolerá un poco…
- Estoy listo, Chun…
Con aquella aseveración de por medio, el pelinegro comprende que todo lo
que puede hacer es mostrarle que sí. Que así como el castaño dice estar listo,
él lo está más que nunca también. Porque esta es la primera vez que hacer el
amor se convierte en la experiencia más hermosa de su vida, porque ha dejado atrás
los simples encuentros para sexo casual sin compromiso alguno de por medio, ha
dejado en el pasado las noches aquellas en que tener a alguien en su cama para
que la caliente un poco era su única motivación. Ha quedado en el ayer el Park
Yoochun insensible que solo perseguía la satisfacción de las necesidades
banales inmediatas.
Ahí, en una cama suave y perfumada a rosas está el hombre enamorado de
corazón y alma. El Yoochun que va con cuidado, que se preocupa por el otro más
allá de quedar bien para ganar popularidad; es el Yoochun que quiere hacer
sentir bien al otro presente en la misma cama, al chico que se ganó su corazón
sin presionarle a nada, el chico que supo hacerse de aquel lugar en su corazón
que incluso creyó muerto o inexistente.
Junsu suspiró nervioso y expectante cuando Yoochun coló una almohada bajo
su cuerpo a la altura de su espalda baja, dejando de aquella manera su cadera
un poco más elevada. No tuvo necesidad de preguntar nada, sabía que Yoochun
estaba haciendo esto con tal de hacerle sentir bien, de lastimarle lo menos
posible. Y eso fascinó a su alma haciéndole estremecer de pies a cabeza presa
de emociones que nunca creyó experimentaría. Esto debía ser amor.
El primer dedo que se coló en su interior le arrancó un chillido doloroso
que casi hizo retroceder al pelinegro, salvo porque fue el mismo castaño quien
le pidió no detenerse.
- Entonces relájate, baby. Por favor, solo confía en mí… - el pelinegro
susurró en su oído, besando luego toda piel en su camino, siendo cariñoso y
paciente, dándole tiempo para comprender que en verdad están en esto más allá
de una calentura de momento.
Tras varios instantes que parecieron efímeros como eternos para ambos –sí,
una peculiar e irónica mezcla de sensaciones opuestas–, Junsu finalmente
consiguió destensar cada músculo de su cuerpo, facilitando así el deslizamiento
paulatino del primer intruso, y más tarde de dos más hasta que tres de ellos
entraban y salían con ritmo suave dilatando su intimidad.
- ¿Listo? – Yoochun cuestionó otra vez, sintiendo cómo sus dedos se
deslizaban con relativa facilidad dentro y fuera.
Junsu atinó a asentir, aferrándose a los hombros de Yoochun cuando el mismo
pelinegro se lo indicó en tanto se perfilaba entre sus piernas dirigiendo la
punta de su erección al dilatado anillo.
Y se adentra lentamente en aquel caliente lugar, la incomodidad de Junsu no
pasa desapercibida para Yoochun, la puede ver en su pequeño rostro sonrojado y
en esas gotas saladas que se han arrejuntado en sus ojos, y le besa, le mima
con besos repartidos por su rostro, con palabras dulces y llenas de su más
sincero amor susurrado al oído.
Un gemido ronco no pudo ser acallado por el pelinegro cuando se adentró por
completo en aquel contraído y caliente anillo, se siente desfallecer por la
estreches y la calidez que le abriga por completo, pero aun así permanece
completamente quieto, continuando con aquellos besos que reparte por toda piel
que tiene a su paso y no se detiene hasta que es el mismo Junsu el que le llama,
que le pide que continúe, con una pequeña y cristalina sonrisa en los labios
que solo le hizo caer un poco más enamorado de esa personita que le ha dado
todo su amor, que le ha cambiado, que ha hecho de él la persona que es ahora,
una que siente, una que no tiene miedo de mostrar su amor por esa persona que
ama, una que ama completamente a Kim Junsu y sabe, lo puede sentir, es para
siempre.
El vaivén de sus caderas es lento y acompasado, más besos son dejados sobre
la piel de Junsu, caricias fueron repartidas por toda porción de piel que podía
tocar, que deseoso reconocía y cuando el primer gemido ahogado libre de
incomodidad escapó de los labios de Junsu, el pelinegro se tomó la libertad de
moverse más rápido. Sus estocadas comenzaron a ganar intensidad y rapidez,
adentrándose mucho más profundo en aquel lugar, las manos de Junsu se mueven,
suben y bajan por aquella amplia espalda que comienza a perlarse de sudor como
lo hace su propio cuerpo, besos son dejados por él mismo en la boca de Yoochun,
tomando la iniciativa para un beso más intenso, colando su lengua en la boca de
su novio, probándole, luchando contra él por el dominio de aquel beso,
acallando los gemidos que escapan de su boca.
Los dedos de Junsu se clavan en los omoplatos de Yoochun y un chillido
escapa de su boca cuando el pelinegro ha tocado cierta parte en su interior que
le ha hecho retorcerse debajo de él, que ha hecho que corrientes eléctricas
recorran su cuerpo rápidamente y Yoochun ha tomado ese lugar para torturarle,
para verle desfallecer y hacerle perder la poca cordura que pudiera haber
quedado en él. Sus gemidos suben de volumen a medida que los segundos pasan,
haciendo competencia a esos gemidos roncos que escapan de la boca de Yoochun,
esos que le demuestran cuanto lo disfruta tanto como él. Las piernas de Junsu
se cierran alrededor de la cintura del pelinegro, acercándolo más a él, a su
cuerpo, sus pieles se rozan enviando más escalofríos por todo su cuerpo.
Yoochun siente el falo de Junsu friccionarse en medio de sus cuerpos, la
piel caliente y mojada de la extensión le indica el nivel de excitación en que
su novio se encuentra, y la forma en que se revuelve debajo suyo mientras se
aferra más a su cuerpo con brazos y piernas, el placer que experimenta.
Los gemidos de ambos inundan la habitación, llenan el espacio del melodioso
sonido excitante de la entrega total. De la pasión sin límites, del amor
descubierto sin ataduras. Las embestidas y el roce de la erección de Junsu
contra el vientre de ambos genera un erótico sonido húmedo que incentiva su
acto de amor.
- Yoochun~ Chun ahh~ ¡ngh!
- Baby… ¡Junsu ah! ¡Oh my god, que estrecho!
Son solo algunas de las palabras que alcanzaron cierto nivel de coherencia
en medio de aquel frenesí alboreado de sentimientos, de emociones desbordadas.
Algunas de las que pudieron escucharse entre “te amo” y “no me sueltes” que
cayeron durante minutos, cuanto más se acercaron al precipicio del placer y
ascendieron a la gloria al sentir esa flameante oleada de placer que les
sacudió al final con un orgasmo exquisito derramando su semilla en medio del
más alto y ronco gemido que pudo escucharse entonces.
Respiraciones entrecortadas es lo único que se puede escuchar después de
haber alcanzado juntos el cielo, sus corazones laten fuertemente contra sus
pechos y saben que el otro se encuentra en las mismas condiciones mientras los
espasmos post orgásmicos recorren sus cuerpos.
Sonrisas enamoradas aparecen en sus labios, más besos son compartidos y
esos te amos que se regalan después de aquel hermoso acto de amor saben que es
de verdad, que aun cuando rumores pudieron separarles, también pudieron
unirles; y a pesar de que rumores podrán estar circulando alrededor de ellos
siempre, ahora les es irrelevante, porque se tienen el uno al otro, porque se
aman. Por que se amarán para toda la vida.
Porque los rumores al fin y al cabo no son más que ilusiones creadas por
los ojos que ciegos a la realidad construyen sus propias percepciones.
Y sin embargo, para Park Yoochun estar con Kim Junsu es ahora su única
realidad, y está dispuesto a hacerlo todo con tal de no desaprovechar la
oportunidad que el destino le ha presentado.
- Yoochunnie~ - el castaño ríe con su peculiar tono escandaloso, se
revuelca bajo su cuerpo luchando por liberarse del ataque de esos firmes dedos
que juguetean por su vientre arrancándole sonoras carcajadas.
- Junsu ah. Te Amo, baby. Como nunca ningún rumor podría explicar… - el
pelinegro le sonríe enamorado, con sus labios curvados en aquel amplio gesto de
felicidad.
Y es cuando unen sus labios en un beso más dulce que jura en silencio
proteger este amor. Porque Junsu lo merece todo, y Yoochun ha dejado de ser un
Casanova para convertirse en un hombre de verdad, el que ama a un solo chico.
- También Te Amo, Yoochun ah… - corresponde y acaricia una de las blancas
mejillas, delineando luego el contorno de su varonil rostro.
El amor, siempre nace de las formas más extrañas, y florece aún en medio de
las peores circunstancias. Porque el amor, es el único rumor más fidedigno del
mundo.
~FIN~
Pues nada, ha sido divertido y grato escribir con Tani~ ;3 y aunque ella diga palabras tan lindas respecto a mí, este shot no habría salido de esta manera sin su colaboración. Esta fue de cualquier forma su idea, yo solo la seguí ;D y al final nos ha quedado algo besho~ como el YS es. Espero que le den su trocito de cariño a este nuevo pedacito de cielo YS *w*
ResponderEliminarTani~ gracias por la experiencia, repitamos luego esto <3
Rumores viene y van, la verdad me ha encantado, fue como ver una pelicula pero total y completamente difeente~ Yo sabia que el amor de Yoochun por Junsu se vislumbraba en sus pupilas pero que por miedo se dejo amedrentar~ Quise matar a Yoochun (Enserio lo quise matar!! ¬¬) cuando tuvo el descaro de mirarlo y hablarle mal~ El Feo ese JUM! *hace berrinche* aww Junsu pobre Llorando en su departamento~ (Enserio me saco gruñidos el frenton ese! xDD)Pero por lo menos lograron complementarse y unirse en cuerpo y alma de la manera mas hermosa y sublime de todas: Hacer el amor~ ♥ Fue tan perfecto que me cai de la silla varias veces xDD M encanto la manera en la que se complementaron y se volvieron uno♥ Nunca lo sueltes Yoochun porque desde ahora es tu niño y el que te dara las nuevas ganas de seguir viviendo~ Les quedo Hermoso Chicas~ Me ha encantado *-------------*
ResponderEliminarJDHSJFGHADGFHDAGHFDGAHFGHDAGHFGDAHFGHDAFGHDAGFHDAFHDAGFHDAGFHDAHFGHADFGHDAGFHAG♥
ResponderEliminar*Canta Rumor de TVXQ" Ok Ya~~ xDD Los rumores, benditos rumores, esos que se encargan de meter cizaña donde desean ¬¬ Y debo admitirlo este es uno de los ficos que mas reacciones bipolares en twitter ha causado en mi xDD Ademas casi mato a YooChun con un mouse de rana al principio xDD Es que no, yo juraba que YooChun me lo haría llorar mas y yo de noooo!!! En serio creo que mi ser interior se la mentó a Park xDD Y bueno al final me alegro que hayan hablado principalmente, que JunSu escuchara a YooChun y que el ratón se pusiera las pilas *con una ayudadita de Mr Kim hgahsfhdghfda♥* y lograra hablar con el *u*
Su amor es hermoso *u* sjafhdaghfgdahfaddafadfgdafgdh♥
Y el lemon buenooo dhasgfhadgfhdgahfgadfgdhafhad♥
Gracias a ambas lo ame infinitamente y me reavivaron un poco de esta gripe mala en la que he caído xDD el YS *junto con el YJ* es mi mayor medicina *u*
*Les lanza YS besho por doquier*
♥~~+
Una historia hermosa que sin duda da en el clavo, por que es cierto a veces los rumores pueden ser tan fuertes que la verdad se oculta detras de ellos, algo hermoso.
ResponderEliminarMuchas Gracias por compartirlo con nosotras
*llega revolcandose sobre tan hermoso shot* ♥♥♥♥♥
ResponderEliminarOMG!! ♥ Tani, Feli♥ Les quedó preciosooo ;A; *les fangirlea*
Esque shdgshgdfjhsgfjsf Chuuuuun es tan sexy así de seductor~ y me encantó el enfoque que le dieron con los POV's ♥ cada quien pensando sobre lo correcto o lo incorrecto, sobre todas esas sensaciones y sentimientos que traen arrejuntadas en el pecho y que terminan siendo aquella atracción (eventualmente, amor) irrevocable que se tienen♥♥ Seré sincera: Quize matar a Park Yoochun, oh si~ *lo patea* ♥ Esque pobrecito el baaaaby ;3;
Pero me gusta que haya dejado su reunión para ir a buscarle a su apartamento; y aunque en ese momento las cosas no salieron bien, Chun pudo darse cuenta realmente de lo que Junsu significaba para el TT^TT ♥
Y aawww♥ Yoochunnie ahora se siente como un chiquillo enamorado y quiere dejarle ver a su baby lo muchísimo que lo ama♥ Acepto que esa confesión atropellada fué demasiado hermosa y me emocioné mucho :'3 ♥♥
Y dhjfghjsdgfsjs su primera vez *la que adora las primeras veces♥♥♥♥* Fue taaaan pero taaaan hermosa y sexy y perfecta y llena de amor y dulzura que hsjgdhsgdsha *se muere* ♥♥♥♥♥♥ Lo amé así mucho muchísimo♥
Muchas gracias por escribir esta preciosidad de shot♥ Las quiero mucho a ambas ;w; *se las abraza fuertisimo y las llena de besitos* ♥
Que bonitooooo!!! Amo que se amen en silencio y se descubran mutuamente, amo que Yoochun sea un idiota y después se de cuenta de ello, realmente lo amo!!!
ResponderEliminarGracias Tani y Feli por escribir algo tan lindo y por compartilo con nosotras :3
No, pues por donde empiezo...
ResponderEliminarMe agrado mucho esa forma en que se empezó a narrar describiendo desde el punto de vista de lo que son los rumores, y los que se iban formando alrededor de ellos conforme avanzaba su forma de tratarse, eso de verdad me gusto mucho.
La idea de pensar en Junsu como el secretario de Yoochun jejejejejeje la ame!!!!!!!!!!!!!! simplemente la ame!!!!!!!!!!!! enserio, me mente divago tanto antes de avanzar en la historia n///n, y pensaba "tener de secretario a Junsu ♥_♥" claro que me lo llevaba a todos lados *O*, y luego pensaba "Ser trabajar así para Yoochun" claro que moriría de nervios tan solo de pensar en que te llama ♥_♥
Y me gusto tanto cuando cada uno narro la forma en que veia las cosas, cuando Junsu decía lo que sentía cuando el le llamaba y todas esas emociones y nervios, se contagiaba de verdad, y cuando Yoochun cambio tan drasticamente su forma de tratarle, sentí una opresión tan grande en el pecho, de verdad, de verdad, sentí horrible, me imagina como debía sentirse Junsu y enserio queria llorar, mas cuando le sonrió y saludo así a la chica que vieron en la reunión a la que lo acompaño y que Junsu decía que ella si sabría lo que era ser enamorada por el.
Y la parte en que recibe la llamada de Yoochun y que solo se puede escuchar la respiración de Junsu, creo que yo igual estaba respirando así, porque en serio que si me contagio ese sentimiento
Y morí de amor cuando Yoochun sale corriendo para asegurarse de que este bien, y cuando se decide a demostrarle que lo ama, ahhhhhhhhhhhhhhhh muero de amor!!!!!!!!!!! ♥_♥
Waaaaaaaaaaaaaaa pues claro que Jae es una persona de entera confianza para contarle tus penas y que te de un consejo, lo amo!!!!!!!!!! ♥_♥
Y su entrega de todo su amor, no, simplemente sin palabras u_u, mis respetos, quedo woooooooooooooo simplemente perfecta ♥_♥
Y con sus palabras del final, llore de felicidad!!!!!!!!!!!
Chicas gracias de verdad *O*
pero que hermosa historia, me ha gustado mucho la forma en la que han descrito cada hecho .... genial *-* y que bueno que yoochun haya cambiado por el hecho de enamorarse de junsu, aunque lo hizo sufrir un poquito pero ya son felices :)
ResponderEliminarFue Hermoso este Amor~~~ estaba gritandole a Chun un montón d verdades(?) x hacer sufrir a Junsito y luego m puse a llorar con él xq era desgarrador ese sentimiento d estar enamorado y ser tratado d la peor manera 7.7 es verdad los rumores y el q dirán nos hacen cometer tonterías pero Yoochun se paso~~ :/
ResponderEliminarPero Tambien ame q se diera cuenta d su error y lo remendara y d a poquitos fue haciéndole sentir a su baby ese Verdadero Amor*,*
En serio Tani y Feli fue MARAVILLOSO <3.<3 este fic xq yo actualmente ya no m quedo hasta las 3am x nada y esto no me dejaba pegar el ojo sin saber cual seria el final^^. Perdon x recién comentar pero en la madrugada ya no pude :p
que bonito shot!!! *~*
ResponderEliminarwaaaa, pensar que por un rumor todo pudo haber termiando y gracias a las inseguridades de los dos....
Muchas gracia spor escribirlo y compartirlo
>_<
Pero si este no era un shot .. era un two shot ... jeje estuvo muy largo... eso es lo mejor ... de verdad lo ame .. pero k don... gracias de verdad
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