miércoles, 3 de abril de 2013

[OneShot] Rumors



Hola ~ <3

Primero que nada quiero decir que fui muy feliz al tener el placer de poder escribir este one shot con Feli, de verdad que me emocione en cada parte que escribíamos y como iba tomando forma, diré abiertamente que Feli fue la responsable de que este fic tuviera forma *que su cabeza rara solo dio ideas pero nada claro* y de que fuera precioso <3.
Espero que les guste mucho así como me ha gustado a mí ^^.

Y~ Muchas gracias Feli bella de verdad me ha hecho muy feliz haber podido escribir contigo y de nuevo muchas gracias, creo que no me cansare de decirlo x3.

Bueno~ ahora para no hacerlo más largo, aquí el fic ^^. Disfrútenlo <3






Título: RUMORS
Autoras: Felina & Tani
Pareja: YooSu
Género: Romance
Clasificación: NC-17
Advertencia: Lemon


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Rumores. Insalvables argumentos sin sustento alguno que los pueda validar. La comidilla de las sociedades sin importar la esfera económica a la que se pertenezca. Rumores. La peor pesadilla de muchos, la sobremesa más ostentosa de otros. Rumores. Banales flujos de especulaciones que no llevan a más nada que la diversión insana y la destrucción de vidas enteras cuando caen en manos peligrosas de ponzoñosas mentes con la lengua bífida fácil a la palabra.

Y sin embargo. Rumores al fin y al cabo. Muchos de ellos tan fluidos que se toman por verdades. Y eso, por mucho que los “blancos” de tales rumores quieran evitar, no pueden detenerse. Peor aún, cuando dichos rumores tienen de fondo migajas de verdad que socaban los sueños, e incluso los motivos por los cuales seguir adelante día con día.


Él es Park Yoochun, uno de los hombres más codiciados de toda la ciudad. Conocido por Casanova inquebrantable, por ruin jugador de corazones y adicto a la compañía.

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La voz al otro lado del intercomunicador le hizo dar un bote sobre su propio asiento, que su corazón latiera rápidamente contra su pecho y que todos sus nervios se alteraran, y eso ni siquiera debería de ocurrir, y el castaño lo sabe, lleva un tiempo largo ya trabajando para esa persona, no era un primerizo que a todo le tuviera miedo, y menos a la voz de su jefe, pero con él lo hace, desde hace tiempo para acá que no puede controlarlo, pero no es miedo, es algo más.

Aclarando un poco su garganta y respirando profundamente varias veces, aplastó el botón que le permitiría hablar con la persona que le había llamado.

-¿Sí, jefe? – Preguntó un poco titubeante, con la voz un poco más baja de lo normal. El silencio se instala unos segundos en ambos lados de la línea para después escuchar a su jefe soltar un largo suspiro.

– Yoochun, sabes que es Yoochun, a ver dilo- Y el castaño se sintió presionado y nervioso, ¿Por qué le ponía en esos aprietos?

-Yoo… Yoochun – tartamudea un poco y al segundo se siente más avergonzado, pero aquélla persona no se tienta el corazón, le escucha sonreír haciéndole sentir más nervioso.

-Así está mejor, ahora Junsu, ¿podrías venir a mi oficina?, tengo algunos recados que darte.

Y con eso la comunicación se terminó dejándole claro al castaño que era momento de moverse porque su jefe le estaba esperando. Aún así, Junsu titubeó, se removió inquieto en su asiento y tuvo que respirar profundamente varias veces más antes de conseguir mover su humanidad del asiento. Los nervios le traicionaban cada día con la misma intensidad, como una especie de condena inevitable con la que fue marcado apenas su corazón decidió enloquecer por causa de aquél hombre. Park Yoochun. Un apuesto –calificativo que le va corto en realidad– hombre de negocios, hijo de un magnate de aquélla línea hotelera que se extiende por todo el país, y a la que él llegó casi por azares del destino.

Junsu finalmente llamó a la puerta de la gran oficina, los pocos pasos que tuvo que dar antes de estar ante ella le habían parecido de alguna manera largos y angustiosos. Porque sabe que en cuanto pase a través de aquella portezuela, sus ojos se fijarían de nuevo del atractivo hombre detrás de su escritorio. Él odiaba hasta cierto punto estos momentos, porque se reconoce nuevamente enamorado pero incapaz de confesar en lo más mínimo sus sentimientos. ¿Por qué quién es él, después de todo? Un simple muchacho con suerte elegido para ser el Secretario de Park Yoochun. Un jovencito en sus 25 con demasiada inexperiencia dirigiendo la agenda del apuesto pelinegro. Kim Junsu se sentía en esta empresa, como una minúscula criatura que difícilmente sobresaldría, pues aunque fuera a todos lados con Yoochun –cuando se trata de negocios–, no pasaba más que por una sombra efímera a la que nadie le prestaba atención.

¿Y su jefe? Bien, Yoochun solo jugaba con él. Junsu está seguro de eso. Una larga lista de conquistas le precede.

Un ‘pase’ se escuchó amortiguado por las grandes puertas de madera que le separaban de su jefe y el castaño tuvo que respirar de nuevo, prepararse a sí mismo para no verle demasiado y proteger a su corazón de cualquier cosa que su jefe pudiera decirle.

Tenía que recordar que lo que su jefe hacía era solo un juego, uno que disfrutaba jugar y en el cual tenía que ser muy inteligente para no caer, para no creer en nada de lo que él decía, porque ya varías veces lo había escuchado por ahí, él no era sincero, él utilizaba palabras que endulzaban el oído, que hacían suspirar y caer rendido a sus pies, pero al final terminaba botándote cuando lo había conseguido.

Ni siquiera supo que había estado tanto tiempo detrás de aquellas puertas que no había abierto hasta que escuchó aquel ‘pase’ de nuevo y aun así titubeante se adentró en aquella oficina.

Su jefe le está dando la espalda sentado en su cómoda silla detrás de su escritorio cuando él se adentró a su oficina, parecía muy entretenido mirando hacia el horizonte por aquella amplia ventana que cubría una pared completa y que daba una vista espectacular de la ciudad.

Tocó una, dos veces la puerta, como siempre lo hacía para indicarle a su jefe que se encontraba ahí, aunque no sabía para qué lo necesitaba hacer, era más que obvio que por el sonido de la puerta al ser abierta le indicaba que alguien había entrado; le gustaba jugar con sus nervios, le gustaba ponerlo más nervioso mientras esperaba por él.

Junsu estaba a punto de tocar de nuevo aquella puerta cuando la silla de respaldo amplio fue girada lentamente solo para dejar ver a su jefe, ése que sonriente le miraba; sí, comenzando con su coqueteo.

-Acércate Junsu – Pidió el pelinegro moviendo una de sus manos, llamándole.

Y Junsu quiso negarse, decir que no y salir corriendo de ahí, pero no podía; trabajo era trabajo y lo necesitaba, él no era rico como aquél hombre, él necesitaba trabajar duramente para poder mantenerse, así que no podía huir por mucho que todo su ser le pidiera que lo hiciera, como si se encontrara en un grave peligro. ¿Pero no estaba corriendo peligro en ese momento? Su corazón sí, y mucho.


~~//~~POV´s Junsu~~//~~

Hay rumores circulando por ahí. Dicen que eres un Casanova, un experto en la cama y las artes de la seducción. Hay rumores por ahí que dicen que hombres y mujeres han tocado el cielo con una sola caricia tuya, alcanzado la gloria entre tus brazos y probado el elixir de los dioses en tus labios. Hay rumores que circulan como viento otoñal, que dicen que eres insensible a los sentimientos, inmune a los arrepentimientos. Hay rumores que dicen que cada una de tus conquistas se siente especial cuando es tu centro de atención, dicen que la triste realidad, es que así como llegan tienen que irse, rápido y sin un “nos volveremos a hablar” porque nadie pasa dos veces por tu cama.

Hay rumores por ahí, Yoochun; que dicen que yo soy el siguiente, que soy el próximo en tu lista, ¿y sabes algo?… Quiero serlo.

- Hoy vas más distraído que de costumbre… - tu voz me atrapa, me envuelve como melodía de piano a la luz de las velas en medio de un escenario en el que solo tú y yo somos partícipes… - Siéntate… - indicas con un suave movimiento de tu mano. Y mientras tomo lugar en la silla dispuesta al otro lado de tu pulcro escritorio, mis ojos siguen de nuevo el fino detalle de tus dedos de pianista.

¿En verdad podrías mandarme al cielo con tu toque? Trago hondo casi sin darme cuenta, mis ojos siguen el sutil movimiento de tus manos cuando se deslizan por el cristal que recubre tu escritorio, revuelves algunos papeles en diversas carpetas y das indicaciones acerca de lo que debo hacer con ellas. No necesito tomar nota, me aprendo de memoria cada palabra que sale de tu boca incluso si no lo planeo de tal manera. Tu voz ronca, varonil y suave como vino perfumado, me hipnotiza y embriaga cada uno de mis sentidos.

Es esta una de las razones por las que encuentro inquietante estar en el mismo reducido espacio que tú. ¿En verdad quieres que siga en tu lista? Hazlo, Yoochun. Utilízame como marioneta, haz conmigo lo que quieras. Deja que al menos una noche sienta que soy importante. Aunque al amanecer siguiente tu indiferencia se burle de mi mediocridad al ilusionarme con la idea de que tal vez, sea mi número el último que escribas en tu entreverado registro de conquistas.

Sigues acomodando papeles, sigues hablando sobre lo que haremos al día siguiente, a donde tendré que acompañarte como siempre lo hago, no sé cómo soy capaz de captar todo lo que me dices cuando todo mi ser está concentrado en ti, en tu figura, en cada movimiento que haces y que parece se graban como fuego en mi cabeza, que si cierro los ojos seré capaz de recordar.

Tocas suavemente con aquellos dedos de pianista la cubierta de una de las carpetas, lenta, pausadamente como si de una caricia se tratase y yo solo puedo imaginar aquellas manos tocando alguna porción de mi piel, ¿es eso bueno?, ¿es correcto que lo haga?, no, para nada, porque solo me hace sentir un poco más nervioso al estar frente a ti, en fantasear ante algo como eso y deseo con todo mi ser que me lo pidas, dímelo Yoochun, que mi boca soltara aquel sí que pareces estar esperando desde hace mucho tiempo desde que has comenzado con aquellos coqueteos.

Sí, he caído en tus redes de seducción.

Golpeas sutilmente la cubierta de una de las carpetas, sacándome de mis propios pensamientos, seguro te has dado cuenta que estoy prestando atención a otra cosa que no sea en los mandatos que me estás dando.

Siento mis mejillas arder debido a ese sonrojo que no puedo evitar y que es tan visible ante tus ojos, que te hace sonreír de medio lado, seguro divertido por verme de esa manera. ¿Tus otras conquistas se habrán sonrojado como yo?, ¿seré el primero que te hace divertir por algo como esto?

-¿Lo has anotado todo? – me preguntas señalando con tu cabeza la libreta que yo debería utilizar pero que cuando se trata de ti es solamente un adorno, no la necesito, sé qué me has dicho.

-¿Ah?, sí, lo he anotado todo – y me apresuro a garabatear alguna tontería mientras te escucho reír. Te escucho moverte y pronto el sonido de tu silla al ser recorrida me provoca un escalofrió, sé que te acercarás a mí en cualquier momento, invadiendo mi espacio vital como lo vienes haciendo ya desde hace tiempo. Acabando conmigo.

Te escucho acercarte, tus pasos son tan sutiles pero aun así los reconozco fácilmente. Te siento alzarte sobre mí, muy cerca, y todo mi cuerpo tiembla, y mi mano termina moviéndose sin control terminando de garabatear líneas sin sentido cuando te siento inclinarte sobre mí.

Tu aliento golpea contra mi cabello y te escucho suspirar dos o tres veces. Vamos Yoochun, dímelo, pídemelo.

~~//~~POV´s Yoochun~~//~~

Hay rumores circulando por ahí que dicen que te traigo loco, que deseas ser el siguiente nombre en mi lista de conquistas. Hay rumores que dicen que quieres conocer mi cama, conocer el sabor de mis besos y la suavidad de mis caricias. Los rumores son tan fáciles de seguir, tan ponzoñosos y crueles con personas como tú.

¿Acaso no te das cuenta, Junsu ah? De que los rumores que corren por la empresa terminarán por enterrarte con el peor de los calificativos. Claro que te deseo, claro que te quiero en mi cama y marcar tu cuerpo como estoy seguro nadie más lo ha hecho. Puedo oler tu virginidad en la colonia suave que usas, nada escandaloso porque no quieres llamar la atención, puedo ver tu inocencia en la timidez de tus pupilas marrón, puedo tocar tu candidez cuando insinúo una caricia al tocarte el hombro justo como ahora mientras me inclino sobre tu cuerpo y te siento tensarte un segundo para temblar los siguientes como hoja sacudida por el viento.

¿Qué hombre o mujer en su sano juicio no querría llevarse toda esa hermosura de ti? Ninguno. Definitivamente ninguno ser humano que se jacte de lascivo y banal se atrevería a hacerlo. Pero, Junsu ah ¿cómo podría tenerte una noche en mi cama si luego tendría que renunciar a ti?

No me tientes, no me provoques con tu pestañear inocente, ni tus sonrisas tímidas o tus nerviosas miradas. Pero aun así lo haces, giras tu mirada hacia mí y me observas, parpadeando de esa manera que se podría catalogar como linda y te veo contener la respiración como si te sorprendieras de pronto por nuestra cercanía, nuestros rostros están tan cerca que nuestras respiraciones pueden mezclarse, y te sonrojas, tus mejillas adquieren un rojo intenso como rosa roja en primavera, tan puro, tan inocente y no sabes cuánto es mi deseo poder decirlo, abrir mi boca y usar las palabras simples y fáciles que siempre utilizo para cualquiera de mis conquistas, esas que me sé de memoria, esas que sé que fácilmente puedo decirte y que terminarás diciéndome que sí a todo lo que te pida.

Pero, no quiero utilizarlas, no contigo. Alguien tan puro como tú necesita palabras perfectas, llenas de amor, pero sé que yo no puedo ofrecerte eso, no un Casanova como yo.

Abres la boca varias veces como si quisieras decirme algo pero al final no dices nada, terminas callándote y mordiendo tu labio inferior con un poco de fuerza, tan provocativo, tan tentador.

Mierda, esto es tan complicado para mi, y no sabes cuántas ganas tengo de reír en estos momentos; yo, un Casanova que consigue a quien quiera con solo una palabra, que obtiene lo que quiere con un chasquido de sus dedos tiene que contenerse para no hacerte nada, para tenerte a salvo de toda esa sarta de palabras, de ese montón de rumores que seguro circularán por esta empresa y terminarán contigo, porque puedo notarlo, eres un hombre sensible y sé que no soportarás todos esos rumores.

-Yoochun ~ - Te escucho decir mi nombre en voz baja, se escucha tan suave y melodioso en tu voz y me maldigo a mí mismo por haberte dicho que me llamaras de esa manera, es mucha más tentación para mí, porque solo me hace imaginar cómo se escuchará mi nombre al ser pronunciado por ti en medio de un orgasmo, entre gemidos, entre palabras desesperadas. – Yo ~ - Y quieres decirme algo más y yo no sé si debería acallarte o escuchar aquello que quieres decirme. Por favor, dime que quieres que me aleje. Quizá si me lo pides podré contenerme.

Pero todo lo que vuelve a instalarse en la oficina es el silencio. El inquieto sonido de tu respiración, el taladrante palpitar de mi corazón haciendo estragos en mi conciencia. Debiera alejarme pero no lo hago, permanezco aquí inclinado sobre tu cuerpo; luchando conmigo mismo, debatiéndome a muerte con mi psique, con el deseo cada vez más sofocante de atacar tu boca rosa, morder tus carnosos labios y comprobar la delicada textura que reflejan.

- ¿Tiene algo más que pedirme, Yoochun ah? – cuestionas con suavidad.

Pero tu voz se siente como un latigazo que me obliga a apartarme. Me retiro casi con brusquedad, de pronto enfadado contigo por rechazar tan inocentemente mi cercanía. ¿No era que estaba suplicando que fueses tú quien me alejara? ¿Luego que me pidieras algo más que cordialidad? 

- Nada. Ten en mente todo lo que te he dicho. Nos vemos más tarde, Junsu… - te despido sin volver la mirada a ti otra vez. Comenzando a dejar mi frustración en la pantalla de mi móvil, mandando un mensaje rápido para una sola cosa.

Concertar una cita para tomar por ahí con mis amigos. Los supuestos amigos que solo se aparecen para una borrachera y pasarla bien, los mismos que se ausentan cuando más he necesitado de algún apoyo.

Te escucho salir en silencio, tus pasos se mueven sigilosos por el tapizado del piso en la oficina. Levanto la mirada y te observo. Trago hondo y me recreo una fantasía al admirar tu silueta, la perfecta S Line y el pronunciado trasero. Me marea tu sensual belleza, me sofoca tu inocencia, me tienta tu virginidad. ¿Cuánto más voy a poder controlarme? ¿Cuánto más voy a evitar este deseo creciente de tenerte en mi cama?

¿Es posible que me gustes para algo más que un acostón? ¿O es solo mi necesidad de encontrar un alguien de quien sostenerme?

~/~/~

Las horas parecen pasar rápidamente, o eso parece para el castaño, ese día más que nunca había estado pendiente del segundero y del minutero, esos granujas que parecían burlarse de él moviéndose mucho más rápido solo para hacerlo sufrir.

Ese día más que nunca su cercanía había sido demasiada con el pelinegro, tanto que todavía podía oler aquel perfume varonil que su jefe amaba usar, era tan exquisito que no dudaba que cualquier mujer ha caído hechizada por ese aroma.

Pero parece que le gusta ese sufrimiento, ese nerviosismo, todas esas emociones que Yoochun despierta en él, porque ahora se siente un poco más ansioso cuando el reloj marca la hora en la que tienen que reunirse, tiene que acompañarle a su siguiente reunión con aquellos hombres de negocios que le prometen una gran suma de dinero que se añadirá a su fortuna.

Junsu puede escuchar los pasos de Yoochun cuando éste comienza a acercarse a su escritorio, aun cuando trate de parecer concentrado mientras teclea algunas cosas que había dejado pendientes y espera a que su jefe se acerque como siempre lo hace, plantándose sobre él con su imponente figura, intimidándole, poniéndole nervioso.

Y le sorprende que no sea así, su jefe le habla solo una vez cuando ya ha pasado de largo de su escritorio anunciándole que debe apurarse, y él todavía sorprendido apenas y tiene tiempo para tomar esos papeles que va a necesitar en aquella reunión, siguiéndole de manera titubeante cuando el pelinegro no le ha dirigido aquella mirada coqueta, esa sonrisa arrogante y aquellas palabras que parecen insinuarle otras cosas.

Se adentran en el ascensor, en aquel compartimiento de metal tan reducido pero que aun así hace sentir al hombre de cabello castaño como si se encontrara a kilómetros de su jefe, era como si Yoochun hubiera plantado una barrera invisible entre los dos, tan nítida que casi podía ser tocada.

Le escucha hablar, y espera a que le diga algo, algo pretencioso pero no lo hace, solo comienza a preguntarle sobre cosas que debía haber hecho antes de salir y si todo estaba en orden. Y él solo puede responder que si, nada más que eso.

Ahora, ¿Qué había pasado?

Junsu se cuestionaba aquello e inevitablemente se distraía. Casi trastabilló con sus propios pies cuando salieron del ascensor y él sentía un nudo en la garganta como si tuviera repentinas ganas de llorar a mares. Le asaltaba un miedo irracional a perder a Yoochun de alguna manera. Pese a que no le tiene más que como lo que es: su Jefe.

- Si no estás en condiciones de hacer tu trabajo dilo ahora, no te contraté para que estés distraído… - el pelinegro le ha indicado con voz dura, sin mirarle, permaneciendo delante de él con ese porte elegante como altanero que parece aclarar la diferencia entre empleador y empleado.

- Lo siento. No sucederá de nuevo, Señor Park… - el castaño murmura apretando contra su pecho las carpetas que tomara antes de salir de la oficina.

El pasillo le pareció entonces demasiado largo y estrecho. De alguna manera le aprisionaba la distancia que Yoochun puso tan repentinamente. Se sintió tan pequeño e insignificante, que comprendió que era tonto que él soñara siquiera en que el hombre tuviera interés en él, así fuera solo para una noche. Después de todo sabe que quienes han desfilado por la cama de Yoochun no son hombres ni mujeres ordinarios. Todas ostentan algún poder socioeconómico. Son mujeres bellas de vestidos bonitos de diseñador y joyas ataviando sus delgados cuerpos. Son hombres atractivos, de fino porte y experiencia en las artes del placer.

Suspiraste quedito y te mantuviste al margen de la reunión que se llevó a cabo. Cumpliste tu deber y en silencio observaste la maestría con que Yoochun se echaba al bolso a aquellos empresarios convenciéndoles de su proyecto. Al final ganaría mucho más él de lo que podrían haberle sonsacado. Junsu le admiraba por eso también, pero cuanto más le conocía, más le gustaba. Y cuanto más le gustaba, más se daba cuenta de que era una tontería pensar en interesarle.

Y cuando todo terminó esperó a que se acercara a él con esa sonrisa triunfante y ese guiño coqueto que en ocasiones le regalaba cuando se sentía tan feliz y parecía que quería compartir con él su felicidad, pero no se hace tantas ilusiones las cosas parecían ir mal en eso que no podía llamar ni relación.

Yoochun no le ve, no le dirige ninguna mirada o una muestra de su alegría que sabe de sobra que siente, porque puede ver sus ojos brillantes cuando saluda a sus nuevos socios, mientras estrecha manos y reparte sonrisas con hombres y mujeres por igual.

Su corazón se detiene por un segundo, se oprime en su pecho y esas ganas de llorar que le habían asaltado cuando había salido del ascensor le atacaron de nuevo, esa mirada que ha compartido con esa mujer le indica algo más que un simple saludo cordial, hay algo más en aquella mirada que esa mujer le regala, le esta coqueteando descaradamente, acomodando su cabello perfecto, luciendo aquellos blancos dientes en los cuales había invertido algunos cuantos millones para que fuera perfecta, todo en ella era perfecto, el tipo ideal de mujer que cree más que obvio es el tipo de mujer que Yoochun siempre busca para sus conquistas y él sabe, esa mujer quiere ser conquistada por su Jefe.

No les escucha hablar, pero se puede imaginar su conversación, esas palabras que se utilizan encantadoras y está seguro que su Jefe sabe; y ya, la ha encantado.

Les escucha reír y pronto parece que el aire le falta, que no puede tomar más oxigeno para sus pulmones comprimidos, y sabe que si no sale de ahí rápidamente comenzará a llorar delante de sus ojos.

Pero no puede moverse cuando su Jefe se acerca a él, dándole una mirada fría, distante. – Es todo por hoy Junsu, ya puedes irte a casa – y con eso se despidió de él, llamando a aquella mujer que educadamente se despidió de él seguro para conocer lo que es ser conquistado por Park Yoochun.

El teléfono del castaño suena fuertemente en su hogar, y quizá el sonido es mucho más estridente ese día porque su hogar se encuentra en un profundo silencio casi sepulcral, Junsu no había tenido fuerzas para llegar más allá de la puerta de su casa, una vez su Jefe se había ido con aquella mujer él había salido corriendo de aquella empresa casi jurándose nunca volver, conteniendo las lagrimas hasta que pudo poner un pie en su casa.

No había pasado ni siquiera media hora desde que había llegado a casa, pero por el llanto derramado y que parecía no tener fin le habían parecido horas. No quiso atender, no tenía fuerzas para mover su mano aun cuando su celular estuviera en su bolsillo, solo quería permanecer ahí sentado sobre el suelo frío mientras cubría su cuerpo con sus brazos. Mientras lloraba por Park Yoochun.

El sonido insistente del móvil le sacó del estupor en que cayó luego de tanto llorar. Sin molestarse en limpiarse las lágrimas o en encender la luz, Junsu finalmente atendió el móvil, contestando la llamada por inercia.

- ¿Olvidaste la agenda, secretario Kim? – su voz fría, pero ronca y demandante le hizo respirar aún más agitado. Casi como si aquella voz ocasionara un efecto enfermizo en su organismo… - ¿Estás escuchándome, secretario Kim?... – la insistencia al otro lado de la línea no sacó al castaño de su estado actual, todo lo que podía escucharse era su agitada respiración y esa opresión en el pecho que amenazaba con hacerle desfallecer.

Y es que Junsu todo lo que tenía en mente era aquel tono, las miradas anteriores y la cortante indiferencia de Yoochun antes de haber abandonado la empresa. ¿Y qué quería ahora? ¿Humillarle con su trato?

Por otro lado, Park comenzó a preocuparse cuando todo lo que escuchaba al otro lado de la línea era la pesada y cada vez más laboriosa respiración de Junsu. Apretó el móvil contra su oído e intentó llamarle de nuevo, pero seguía sin recibir respuesta. Colgó y metió el bolsillo apenas consciente en su bolsillo antes de abandonar ese restaurante en que había quedado con algunos empresarios del rubro, y misma reunión en la que suponía Junsu debía estar. Pero ahora realmente lo único que le apuraba era llegar al departamento del castaño y asegurar su bienestar.

El camino a casa de Junsu le había parecido eterno, quizá se había pasado unos cuantos semáforos en rojo y había entrado por calles por las cuales no tenia permitido pasar, pero así de grande era su desesperación, trató de llamarle de nuevo, pero las llamadas solo le llevaban directamente al buzón de voz, al cual maldecía interiormente antes de marcar de nuevo.

-Por favor Junsu, por favor contéstame – su corazón latía fuertemente contra su pecho debido a la adrenalina del momento, todo su ser le pedía ir mucho más rápido y lo sabe, eso nunca lo haría por cualquier conquista de una noche, por alguno de esos que han tocado su cama, solo lo hace por Junsu y sabe que solo lo haría por él y nadie más.

Cuando por fin llega al hogar del castaño apenas y pudo estacionar su coche aunque no sabe cómo lo ha hecho porque lo único que tiene en mente es a Junsu.

Toca la puerta varias veces, fuertemente; tan fuerte que está seguro que alguno de los vecinos de Junsu se ha enterado de que alguien le ha venido a visitar. Pero no le responde, y él solo puede sentir la desesperación creciendo dentro de él, acabando con su paciencia, solo haciéndole desear derrumbar esa puerta que le separa de Kim Junsu.

-Junsu, por favor ábreme, se que estas ahí ábreme la puerta – Habla contra aquella superficie de madera antes de tocar de nuevo, de forcejear y pelear contra ella y cuando ha mandado al demonio todo y está a punto de usar otros medios para abrirla, la puerta se abre suavemente, dejándole un pequeño espacio que el mismo se encarga de abrir ampliamente para poder entrar, y lo encuentra ahí parado frente a él sosteniendo aquel teléfono móvil por el que estuvieran hablando hace unos momentos aplastándolo contra su pecho mientras parecía protegerse con sus brazos, su respiración todavía pesada pero no tan fuerte como le había escuchado por el teléfono.

-Junsu – Le llama mientras se interna de lleno en el hogar del castaño, llamándole de nuevo mientras se acerca un poco más, mientras tira de él, mientras lo estrecha entre sus brazos.

Le siente tan frágil y delicado, tan vulnerable y ligero; que se maldice a sí mismo por no cuidar de él, por haberle expuesto a su maldita personalidad seductora, por no haberse controlado. Por tratarle como lo hizo antes, y todo porque no pudo contra sus propios miedos, tan temeroso de estarse enamorando, que prefirió cerrarse al amor, optó por levantar una coraza alrededor de su corazón antes que permitirse dejar crecer aquel sentimiento. Aunque éste ya estaba allí antes siquiera de que él pudiera advertir que la atracción que sintió por el jovencito al que convirtió en su asistente personal florecería como verdadero amor.

- Junsu… - intenta de nuevo, acariciando apenas tímidamente la espalda del castaño, sintiéndole al fin sollozar contra su pecho.

- ¿Por qué? ¿Por qué me tratas así, Yoochun? ¿Por qué no simplemente me entierras una daga en el corazón y acabas de una vez por todas conmigo? Sé que soy poca cosa para ti y…

- ¡Qué! – le interrumpe al instante tras escuchar aquellas últimas palabras, sintiendo la ira crecer en su interior. Una furia ante la sola idea de que Junsu se conciba a sí mismo de aquella manera… - Nunca, escúchame bien Kim Junsu, nunca vuelvas a decir eso… - le mira firmemente sosteniéndole por los hombros, presionando quizá más de lo que debiera, llegando a lastimarle un poco y dándose cuenta de ello solo cuando le escucha quejarse por lo bajo, pero todavía con los ojos llenos de lágrimas y el miedo escondido en el fondo de sus claras pupilas.

Pero Junsu no puede creerle, y es tan notorio en su mirada, lo es, aun cuando Yoochun le diga lo contrario y trata de decirlo, que no es verdad, que si lo es, que es tan poco para él, pero el pelinegro le hace callar antes de que pudiera decir algo.

Aquellas manos que antes pudieron haberle lastimado acarician sus hombros con suavidad como si alguna gema preciosa y frágil estuviera tocando, llevando sus manos hasta esas mejillas que húmedas aun eran recorridas por lágrimas saladas.

-Yoochun… - Pero el pelinegro parece no escucharle mientras sus dedos apartan esas pequeñas gotas que le muestran todo el dolor que parecía contener el castaño en su corazón, todo ese dolor que ha implantado él solo y se siente como la peor persona del mundo, deseando ser él el que termine apuñalado, masacrado, acabado solo por haber hecho sufrir a esa persona tan pura.

-Yo soy el que es tan insignificante a tu lado, soy tan poca cosa que no sé cómo me estoy tomando el atrevimiento de tocarte, de poder estar parado frente a ti, mi riqueza y mi poder no me darán la capacidad de ser algo bueno para ti, a tu lado me siento como un mendigo, como un tonto, como… - Y ahora es Yoochun el que ha sido acallado cuando aquellos delgados dedos se han posado sobre sus labios y le ve negar con la cabeza y el solo quiere decir que sí, que es verdad lo que dice.

-Eso no es verdad, aceptemos la verdad y no juegues más con mi corazón, trataré de resignarme a esto, soy tu empleado, tú mi empleador, y simplemente trataré de tomar mi tonto amor por ti y guardarlo para siempre – El castaño dice aquella revelación, aquello que había tratado de acallar por tanto tiempo, que los rumores le habían hecho guardar fuertemente en su corazón, porque su amor no iba a ser correspondido, no siendo solamente una conquista de una noche.

Pero aquello cae como balde de agua fría sobre el pelinegro, dejándolo perplejo y sin encontrar alguna palabra coherente.

Junsu le amaba.

~/~/~

Hay rumores por ahí que dicen que Park Yoochun no lo quiere en su lista, que en realidad le gusta tanto que se niega a convertirlo en una más de sus conquistas. Hay rumores que no creen en ello, que si cede a los encantos de Kim Junsu solamente será para un rato; tal vez más de una noche, pero no el amor eterno que éste muchacho merece. Pero Park quieres callarlos, negarlos y demostrar todo lo contrario. Porque éste chico le gusta de verdad.

Quizá es por eso que cuando Junsu ha confesado lo que siente por él, su corazón presto se lanzó al precipicio del amor ciego casi gritando que le amaba también. Tarde comprendería sin embargo que aquella noche no era el momento, ni el lugar ni la situación para decírselo. Demasiado le había lastimado, inclusive sin darse cuenta por su pasado, como para que él confiara en sus palabras.

Junsu renunció al trabajo y se apartó de su lado, pero Yoochun no estaba dispuesto a dejarlo ir. No cuando finalmente y ante cualquier pronóstico, su corazón latía por primera vez con vida propia, con sentimientos reales y emociones más allá de un banal deseo de tener lo que quería porque simplemente así le había enseñado su seno familiar.

Y no sabe a quién recurrir, no tiene amigos, sus “amigos” son solo más personas superficiales que le dirían que le comprara una casa o una joya preciosa para encantarle, bueno si no es que primero se ríen de él por esa manera tan “ridícula” que parece estar pensando para demostrarle su amor.

Es por eso que se encuentra ahí, en ese pequeño café que se encontraba enfrente de la nueva oficina en la que Junsu ahora trabajaba desde que había renunciado a su compañía, ahora él le busca, trata de hacerse presente en su vida aun cuando el castaño pareciera haber puesto una pequeña barrera entre los dos, se ha protegido de él y él como un tonto no ha revelado lo que siente.

Porque no encuentra la manera, no sabe cuál es la manera correcta para que Junsu sepa que su amor es verdadero, que crea en él.

-Disculpa… ¿esa silla está ocupada? - El pelinegro aparta la mirada de aquel gran ventanal que le da la vista perfecta de la entrada principal de aquella oficina, solo para encontrarse con un hombre de piel blanca como la nieve, ojos grandes y oscuros y una pequeña sonrisa roja en sus labios. Quizá en otro tiempo él hubiera pensado que sería una buena conquista, quizá hubiera comenzado a flirtear con él, pero no, ahora todo su ser le pertenecía a Kim Junsu.

-No, adelante – Hace un ademán con su mano señalándole la silla para que la tomara. Aquel chico le agradece con una amplia sonrisa y una pequeña venia antes de sentarse y los dos se enfrascan en silencio, el pelinegro no tiene nada qué preguntar o comentar, él se ha concentrado de nuevo en la entrada principal de aquella oficina, esperando por Junsu.

-¿Problemas de amor? – Le escucha preguntar a aquel chico. Se gira con intención de atenderlo y se educado, pero con solo verlo es como si hubiera encontrado a la persona indicada con la cual pudiera hablar, como si se tratara de ese hermano o amigo tan cercano al cual conoces de años… - Así que no sabes cómo hacerle… - Y Yoochun asiente rápidamente, los dos habían llegado a aquella parte importante de todo lo que le había estado contando, aquel chico le había dado la confianza para poder contarle todo sin ningún pero. – Solo sé sincero, demuéstrale que es lo que tu corazón siente, sin palabras excesivas, sin cosas costosas, solo se tú y tu corazón, como dicen, di lo que sientes con el corazón en la mano y verás que él te creerá.

Y el pelinegro debe reconocer que esa es la respuesta correcta a todo lo que estaba viviendo ahora, que era la respuesta a la cual parecía no haber podido llegar solo.

-Por cierto, soy Kim Jaejoong. – El chico extendió su mano hacia él, estrechándola rápidamente, y quizá dando comienzo a una verdadera amistad.

***

Junsu se siente nervioso, tanto como si estuviera trabajando en su antigua empresa y estuviera a punto de ir a la oficina de su Jefe listo para verle, pero es casi parecido, Yoochun le espera pacientemente casi todos los días a las afueras de su nuevo trabajo, y aun cuando no hablen de mucho, o sea solo Yoochun el que hable, se siente torpe y nervioso, porque todavía le ama. Demasiado.

Su ceño se frunce cuando al apenas haber puesto un pie fuera de la oficina no le encuentra ahí parado, mirando hacia alguna parte distraídamente tan solo para que tras reconocerle y girándose hacia él, le regale una sonrisa.

-Quizá ya se ha cansado – dice el castaño antes de soltar una risita amarga. Esa era la razón, no le amaba.

Junsu comenzó a andar por la derecha, buscó en su bolso las llaves de su modesto auto estacionado en el parking de la empresa. Anduvo en automático hasta allí, pero ni siquiera alcanzó a abrir su auto cuando una conocida voz ronca pero suave le hizo soltar las llaves debido a la impresión, y a la magnitud de sus palabras.

- Junsu ah, no te vayas. Yo, te amo… - Yoochun renegó mentalmente contra su propia boca por acelerar las cosas. Claro que es eso lo que quiere decir, pero no de esa manera, o seguramente el castaño saldría corriendo nuevamente de su lado.

- No sigas jugando conmigo, Yoochun. Sé cómo eres, sé que no te gusta perder. Y créeme cuando te digo que un tiempo atrás estuve muy dispuesto a ser uno más en tu interminable lista de conquistas. Pero no puedo, y haces mucho más difícil que logre sacarte de… de mi corazón. No puedes lastimarme más, Yoochun; la humillación que podrías hacerme llevándome a la cama solo mutilaría mi alma, ¿quieres cargar con eso en tu conciencia? Tal vez antes ninguno de tus amantes te quiso como lo hago yo, pero justamente por eso, espero que tengas alguna clase de condescendencia, que muestres que tienes algún sentimiento.

- ¿Has terminado?

- ¿Qué?

- De hablar, ¿has terminado?

- S-sí… - titubeó sintiéndose todavía más nervioso y vulnerable por la profundidad en aquellos ojos negros, tan brillantes como nunca los había visto. Tanto, que pareciera que finalmente encontraron vida, como una estrellada noche de verano.

- Perfecto. Ahora puedo hablar entonces. Lo que dije antes es sincero. Es probablemente la única cosa sincera que he dicho en toda mi vida, el que esté ahora aquí frente a ti, lo más difícil que he hecho. Sé que la gente me tiene por Casanova sin remedio, hasta hace algún tiempo yo mismo estaba convencido de eso, y no me importaba, me vanagloriaba en los rumores que surgían porque me sentía importante. Gozaba de popularidad y presumía de ella. Pero estaba muy equivocado pensando que aquello era felicidad. Cuando te conocí supe que quería… pensé en conquistarte, del mismo modo en que conquisté a muchos antes. Pero al primer intento me di cuenta de que algo era diferente. Tenía remordimientos de conciencia, pero al mismo tiempo perdía fácilmente los estribos, me molestaba cuando no respondías a mis coqueteos, y llegué a ser frío contigo por eso, a plantar distancia entre los dos cuando comprendí que mis enojos no se debían a tu poca colaboración a mis seducciones, al contrario. Junsu ah, soy bueno con palabras para conquistas de una noche, pero para confesar un amor verdadero, soy más ciego y bruto que un ave sin alas, o un pez fuera del agua. Solo quiero que creas en mí, y me dejes demostrarte que no quiero jugar contigo.

El pelinegro acorta la distancia entre los dos, esa que es tan pequeña pero que aun cuando son unos cuantos pasos, para Yoochun parecen kilómetros, porque todavía se siente titubeante, ha abierto su corazón pero no sabe si lo ha hecho bien, es la primera vez en su larga vida que ha hecho algo como aquello, mostrar sus sentimientos sin tapujos, mostrar lo que su corazón siente desasiéndose de esa coraza que él se había empeñado en construir para no salir lastimado nunca.

Se siente torpe, tanto como niño de secundaria frente a su primera confesión de amor, pero tiene cierto parecido, porque ésta es su primera y sincera confesión de amor sincero, de amor verdadero.

Y Junsu no se aleja, permanece parado frente a él, sus mejillas parecen adquirir un rojo más intenso a cada paso que el da y él encuentra aquel sonrojo tan adorable, tan precioso que le gustaría verlo siempre en él, tanto que siente sus palmas picar por la simple necesidad de tocar aquellas sonrojadas mejillas. Y no se detiene, cuando ambos se encuentran tan juntos uno del otro sus manos enmarcan aquellas suaves mejillas y tiene deseos de llenarlas de besos así como a esa boca rosada que le parece tan tentadora, pero tiene que recordar, él no era, ni nunca será una de sus conquistas así que para poder ganar por lo menos el honor de tocar aquellos labios en una suave caricia tenía que ganárselo.

 -¿Puedes creerme Junsu ah? – Esperaba que sí, que Junsu pudiera ver que él era sincero.

~~~*~~~

Hay rumores circulando por ahí que dicen que Park Yoochun ha caído por fin enamorado, que su titulo de Casanova ha desaparecido por un chico de cabello castaño y de ojos marrones, que Park Yoochun le ama y él no tiene problemas con ello, Kim Junsu también le ama y solo cree en esos rumores porque sabe que es cierto, porque puede sentirlo, puede palparlo, se aman de verdad.

Suaves besos fueron dejados sobre aquellos labios rosas que Yoochun no se cansa de besar, de los que no tiene suficiente aun cuando le haya besado por horas pero no puede resistirse, le extraña demasiado aun cuando estén separados por algunas cuantas horas.

Junsu no había vuelto a su empresa y él así lo prefería, ese lugar solo era un creador de rumores, hirientes, ponzoñosos llenos de veneno y él no quería que Junsu se contaminara de ellos, que le hirieran con tonterías sin sentido. Así que con Junsu trabajando en otro lugar solo les daba unas cuantas horas, bueno para él lo eran ya que parecía no poder vivir separado de Kim Junsu.

-Yoochun… - Junsu le llama entre medio de un beso cuando este se ha vuelto demasiado intenso, todavía tiene sus inseguridades, todavía se siente temeroso cuando sus besos y caricias suben de intensidad, y el pelinegro le entiende, sabe de sus inseguridades y aun cuando él le pueda repetir una y mil veces que no le hará nada malo, reconoce que tiene que ganarse su confianza y que lo hará poco a poco, con el tiempo.

- Lo siento – Habla el pelinegro contra los labios de Junsu antes de dejarle un suave beso y separarse de él.

Se miran unos instantes, con las mejillas arreboladas de carmín y el cabello desordenado. Junsu debe reconocer que a pesar de los miedos todavía tiene el valor suficiente para participar de los besos húmedos dejando que sus dedos vayan y se enreden en los negros mechones. También sabe que a pesar de las inseguridades, su cuerpo reacciona, se eleva la temperatura de su piel y se vuelven algo locos todos sus signos vitales. Él sabe que el pasado de Yoochun nunca se irá a ninguna parte, que estará ahí siempre. Pero sabe, y siente, también, que en cada palabra y cada acción del pelinegro hay sinceridad. No está la misma opacidad disfrazada de galantería en aquellos profundos ojos negros, hay un brillo diferente, uno que poco a poco había ido notando en Yoochun cuando comenzó a trabajar para él; un brillo que pensó era para todas y todos, uno que ahora comprende y descubre fue siempre solo para él, como si el destino hubiese esperado pacientemente a que se encontraran y cruzaran sus caminos.

- Junsu ah…

- ¿Sí?

- No te lo he pedido directamente, y ya hace casi un mes que estamos saliendo, así que… - carraspea y lucha por deshacer aquel nudo atorado en la garganta causa de nervios y vergüenza. Dos cosas que nunca antes experimentó con nadie, todo era tan nuevo tratándose de Junsu… - ¿te gustaría ser mi novio?

El castaño abrió los ojos en muestra de sorpresa, incapacitado para contener aquella reacción porque simplemente le parecía demasiado bello para ser verdad. Tantas veces tuvo miedo de irse a dormir por el temor de despertar y descubrir que todo ha sido más que un hermoso sueño. Pero luego viene Yoochun y su sonrisa, Yoochun y sus invitaciones a caminar por el parque, salir a cenar a cualquier parte o a bailar a un antro en la ciudad. Yoochun y sus gestos amables, sinceros y espontáneos. Yoochun y sus besos, sus dedos sudados y temblorosos entrelazándose a los suyos. Yoochun y sus tibias caricias respetuosas pero ansiosas por un tacto más íntimo.

- ¿Junsu…?

- Sí…. – amplía la sonrisa mostrando su irradiante felicidad con aquél sincero gesto… - Sí quiero ser tu novio, Yoochun ah…

Y es entonces el castaño quien reduce la distancia besándole de nuevo, con gesto tímido pero muy sincero, es él quien cuela su lengua en la boca del pelinegro, quien le empuja suavemente buscando dominio del beso, quien le mordisquea avergonzado pero lleno de deseo.

Yoochun siente su corazón danzar contra su pecho, en un baile de alegría, algo que nunca había sentido antes con ninguna otra persona; Junsu es ahora el causante de todas esas emociones nuevas que quizá le aturden un poco pero aun así las emociones más maravillosas que alguna vez pudiera haber deseado.

Se une a ese beso que el castaño ha comenzado y que hace que su corazón lata más enamorado si es que eso es posible, su lengua ávida lucha contra su igual en aquel beso del cual sale victorioso, sus manos descienden hasta la delgada cintura de Junsu y las enreda ahí tirando de él suavemente queriéndolo tener un poco más cerca.

Los dedos de Junsu terminan enredándose de nuevo entre esos mechones negros mientras su beso comienza a cargarse de esa pasión que ambos habían tenido contenida, pronto el oxigeno comienza a hacerles falta y solo se separan para poder regalarse aquellas miradas enamoradas, esas tímidas sonrisas antes de besarse de nuevo.

Las manos del pelinegro suben y bajan suavemente por los costados de Junsu, pronto se siente ansioso, nervioso, como si esa fuera la primera vez que hacía algo como aquello, pero sabe que es así porque esta vez será la primera vez que sus caricias van cargadas de amor. Sus dedos titubean un poco cuando se hacen del borde de la camisa que Junsu está utilizando, y esta vez no se separa de aquellos labios por la falta de oxigeno, si no para pedir permiso, a esa persona que sonrojada todavía le mira con aquellos ojos brillantes, ojos enamorados.

-¿Puedo? ¿Puedes dejarme amarte?, ¿Puedes dejarme mostrar cuanto te amo? – y traga hondo, nervioso, emocionado, expectante, ¿Le dejará Junsu amarle? ¿Se lo permitirá? Y ese leve sí que Junsu le dedica con aquella tímida sonrisa en los labios da comienzo a un nuevo beso que Junsu nuevamente inicia con un poco de timidez, uno que lentamente vuelve a tomar aquella intensidad con la que se habían estado besando antes.

Sus manos que ansiosas estuvieron esperando aquel permiso de Junsu se mueven hasta el interior de su camisa consiguiendo el primer jadeo por parte del castaño cuando sus manos hicieron contacto con aquella suave piel.

Pero Junsu también quiere conocerle así que aun tímidamente sus manos descienden anclándose en los amplios hombros de Yoochun antes de seguir aquel recorrido sintiendo el calor de su piel aun por encima de aquellas ropas que utiliza hasta que sus manos conocen por primera vez un poco más de Park Yoochun, su novio.

La sola idea de que le mencione como su novio llena al castaño de una serie de oleadas de felicidad que desbocan en su vientre en forma de aleteos enamorados. Yoochun y Junsu comparten entonces más que el deseo de entregar los deseos de sus cuerpos ansiosos por el calor que el otro le ofrece, es también fundir sus almas en una sola tras aquél amor que nacido entre los dos, no tiene más destino que florecer, como la más silvestre flor que crece sobre los nevados suelos en invierno. Una belleza tan rara, pero no menos valorable por ello.

Lentamente aparecen nuevas caricias, más confiadas a medida que la piel del otro se va exponiendo ante los ojos del que admira; caen también besos húmedos, apasionados y cargados de un incipiente calor que zozobra el cada vez más inestable control sobre sus sentidos. Llegan también las miradas deseosas de una unión total. Las ganas de hacer el amor por primera vez, juntos, con el corazón latiéndoles desbocado en el pecho, y los labios rematados por la humedad que les deja la saliva del otro cuanto más se dejan arrastrar por el deseo.

Yoochun se separa de aquella boca rosa de la cual no parece tener suficiente, aquellos labios rosas e hinchados al igual que los propios, son tan tentadores que no puede evitar darles un mordisco tirando de su labio inferior antes de besarlo de nuevo, pero su boca quiere conocer más, quiere conocer el sabor de aquella suave piel que ha tenido el placer de tocar.

Besos húmedos son dejados por el cuello de Junsu, que descienden lentamente por su piel, arrancándole suspiros y jadeos, Yoochun ha encontrado entretenido morder y lamer aquella piel dejando pequeñas marcas rojas que sabe no desaparecerán un tiempo, y así lo quiere, quiere marcar a Junsu como suyo y de nadie más.

Pero las prendas que Junsu utiliza le impiden ir más allá, así que rápidamente se deshace de aquella camisa que utiliza dejándola caer en alguna parte de aquella sala en la que se encontraban.

Los dedos de Junsu se enredan de nuevo en los cabellos negros de Junsu y un leve gemido escapa de su boca cuando Yoochun ha encontrado aquel botón rosado que descansa en el pecho del castaño. Lo lame, chupa, tira de él de manera suave arrancando otros tantos gemidos que se convierten pronto en su música favorita, su mano sube desde la cintura del pelicastaño donde se había mantenido quieta hasta su pecho para tomar aquel pezón atendiéndolo así como su boca atendía a su igual.

-Yoochun ~ - Aquel gemido acompañado del nombre de su pareja le hace sonrojar, pero aun así no puede detenerlos, es una muestra del placer que ahora siente debido a las atenciones que Yoochun le daba.

Junsu solo puede sentir como es recostado sobre aquel sofá en el que se habían instalado después de una de sus caminatas por el parque, y lo siente frío y le causa escalofríos por el contraste de su piel febril, se remueve bajo el pelinegro y le necesita mucho más cerca de él. Sus manos se mueven por la espalda de Yoochun hasta que se hacen de la ropa de él tirando de ella, deseaba sentir su piel, tocarla para sentir su calor.

Se mueve inquieto, deseoso de más y Yoochun parece notarle, ha dejado aquellos montecitos que levemente rojos y sensibles se vuelven otro punto de tentación para el pelinegro, pero aun así sigue con su descenso, conociendo otras porciones de aquella piel, su lengua juega con su ombligo y se retuerce debajo de él. Junsu baja la mirada encontrándose con aquella mirada oscura que le atrapan, que le consumen y a los cuales ha caído pero en los que no tiene miedo de perderse.

- ¿Quieres que siga? – la ronca voz del pelinegro le atrapa, le seduce tan naturalmente que algo se agita en el bajo vientre del castaño ocasionándole un delicioso espasmo de expectación.

- S-sí… - el castaño responde con un susurro, todavía avergonzado de su propia excitación. Del deseo que corre por sus venas calentándole la sangre, instándole a hacer las cosas que solo había soñado.

Yoochun se irguió hasta quedar nuevamente a la altura de su rostro, le sonrió cariñoso como si así le transmitiera parte de sus sentimientos, luego le besó corto, dulce y dedicado antes de descender otra vez hasta su pelvis. Los pantalones son deslizados lentamente, el pelinegro sigue el camino de aquella piel que va descubriendo hasta que los saca completamente de su cuerpo. Sube con una línea de besos por las piernas, deteniéndose en los muslos succionando la parte interna hasta dejar claras marcas en la piel.

Junsu jadeó y gimió por aquellas muestras de deseo, apretó lo que halló en el camino de sus manos, lo que fue generalmente alguna parte del cuerpo de Yoochun, tironeándole los cabellos constantemente cuanto más su boca se acercó a su pelvis. Los bóxers blancos le iban entallados, y por eso era más que claro que resaltara el bulto de su entrepierna alzándose deseosa de mayor atención, sonrojándose a la vez por ello.


Cuando la boca de Yoochun llega por fin a la pelvis de Junsu se detiene, dirigiéndole una mirada viendo como comenzaba a perderse aun cuando sus caricias solo eran el comienzo de todo ese placer que piensa darle, y pronto desea tentarle, provocarle, quiere darle todo el placer que pueda.

Sus dientes se hacen del elástico de aquellos bóxers que cubren la última porción de piel que se encuentra oculta para sus ojos y tira de ellos tan lentamente y tortuosamente que hasta para el es una tortura, su respiración choca contra aquella piel que iba descubriendo, escuchándole jadear, sintiéndole alzarse un poco dándole todo el acceso posible para poder deshacerse de aquella prenda, dejándolo completamente desnudo ante sus ojos.

Junsu puede sentir aquellos ojos recorrerle por completo, su mirada es tan intensa que casi la puede sentir como una caricia, una a la que se le unen esas amplias manos de pianista que recorren sus piernas hasta que se alza de nuevo sobre él y se siente tímido, quiere cubrirse un poco de aquellas caricias, pero sus manos no llegan muy lejos, las manos del pelinegro le detienen entrelazando sus dedos con los de él.

-No te ocultes Junsu ah, déjame verte – y su mirada vuelve a recorrerle antes de que descienda de nuevo repartiendo besos sobre su bajo vientre dejando su semi despierta entrepierna olvidada, como si no la observara, pero lo que no sabe es que lo está dejando para el final.

Los largos dedos del pelinegro juegan con ese camino de vello siguiéndolo hasta que sus dedos tocan aquella parte de Junsu que le espera deseosa, jadea y gime levemente cuando sus dedos encuentran divertido rosarle, apenas tocar su virilidad y cuando menos lo piensa aquella mano le sostiene, arrancándole su primer gemido alto que se une a algunos más cuando Yoochun comienza a masturbarle.

Sus mejillas se sienten arder, adquiriendo un color rojo intenso, su cuerpo se curva y se retuerce debajo de Yoochun, uno que parece más que feliz de verlo de aquella manera, uno que busca su boca para besarle intensamente acallando unos cuantos gemidos que escapan de sus labios.

- Nhh Chun… - gimotea ardiendo de vergüenza y calor, de deseo e inmensas ganas de sentirse pleno. De corroborar que este placer que está sintiendo es más que saciar los deseos de su cuerpo.

- Solo déjalos fluir Junsu ah, es la voz de tu cuerpo y de tu alma… - le sonríe con cariño tras levantar la mirada para observarle, para deleitarse con su carita sonrojada, sudada y marcada por finas líneas de placer.

- Es verg…vergonzoso… - se muerde los labios tratando de callar sus gemidos cuando su novio le mira tan directamente sin dejar de acariciarle ahí abajo, donde la mano del pelinegro sigue subiendo y bajando en un ritmo tortuosamente exquisito.

- Eso puede solucionarse… - Yoochun dijo antes de erguirse lo suficiente para deshacerse del resto de sus ropas.

Junsu le miró en silencio, todavía más avergonzado que antes cuando la total desnudez de su novio se presentó ante sus ojos. Desvió ligeramente la mirada hacia el sur de su anatomía, contemplando los pectorales y luego el vello que corre más abajo hasta la base de su falo. El castaño tragó hondo y sintió como si su rostro explotara de vergüenza ante tal descubrimiento. Al mismo tiempo tenía curiosidad por tocarle de la misma manera en que le estaban tocando. Probablemente Yoochun le leyó aquella intención en la mirada, o quizá simplemente quería hacerle sentir bien compartiendo su vergüenza, pues para el pelinegro mostrarse de aquella manera ante sus ojos era ahora incluso vergonzoso. Algo que nunca antes había experimentado. Fuera cual fuera la razón, terminaron recostado en la alfombra del suelo, en sentido contrario dándose mutuamente placer.

La boca del pelinegro se mueve ávida, tomándole, probándole, ganándose aquellos gemidos que de tanto en tanto Junsu deja escapar sin pudor alguno y le fascina escucharle tan entregado, sentirle junto a él.

Un gemido ronco escapa de su boca cuando Junsu ha añadido su mano a aquel juego previo tocando sus testículos apenas en caricias suaves pero que mandan corrientes eléctricas por su columna vertebral, su toque parece tomar confianza a cada momento que pasa, cada que ve como él se pierde por la manera en que le toca, pero él no es el único que lo disfruta, las vibraciones de los gemidos del pelinegro se unen como estimulante para aquellas succiones, para aquella mano que le toca, aquella mano experta que aunque le hace dudar un poco de estarlo haciendo bien le recompensa con aquellos gemidos roncos que solo le demuestran que está tan perdido como él en todo ese inmenso placer.

Toques inocentes son caricias refrescantes para Yoochun, son perfectas y sabe que es porque estas son entregadas con amor, que Junsu le amaba y lo demuestra dejándolo amarle, amándole de igual manera, y entonces necesita verle, necesita ver ese amor en sus ojos mientras se unen, mientras se preparan para ser uno, pero cuando esta por separarse para poder posicionarse sobre él es detenido por aquella cálida mano y la voz de Junsu.

Junsu se pierde mientras la boca de Yoochun le traga por completo, sintiendo llegar hasta el tope, una y otra vez, mucho más rápido, demasiado rápido tanto que en ocasiones tiene que detenerse porque sus gemidos son tantos que no puede concentrarse en seguir.

Es en parte por la inexperiencia, y en parte por las abrasantes oleadas de placer que hacen estragos en todo su cuerpo. La forma en que Yoochun le masturba podría enloquecerle si solo él se dejara llevar del todo por todas las sensaciones que aquellas atenciones le provocan, pero Junsu se obliga a permanecer atado a la cordura, al único raciocinio que le queda cuando se ancla a la piel de Yoochun, a su tronco caliente, a la piel rugosa de todo su órgano sexual mareándole al mismo tiempo que mantiene sus sentidos cuerdos. Una extraña ironía de placer.

Aparecen los espasmos que anuncian el final de aquella mutua masturbación, y es Yoochun el primero en acelerar los movimientos de su cabeza tragando frenéticamente el falo de Junsu hasta que consigue hacerle llegar, expulsando su blanquecina sustancia en un estrepitoso chorro que muere en su garganta, salpicando cada recoveco del interior de su boca, haciéndole sentir perdido en aquella involuntaria arcada que el semen del castaño llenando su boca le genera. Y luego, quizá impulsado en parte por su orgasmo y el deseo irreverente de corresponder con el mismo gesto, Junsu se anima en acelerar sus succiones, emulando tanto como puede las atenciones anteriormente recibidas, sintiendo cómo la punta del pene de su novio por momentos le roza la parte interna de las mejillas antes de sumergirse hasta tocar el fondo de su garganta, consiguiendo arrastrarle al éxtasis algunos instantes después, cuando el gemido más ronco resuena en la estancia y Yoochun se corre entre espasmos violentos de placer.

Nunca nadie antes le podría haber hecho sentir esta clase de orgasmo. Una sensación tan avasalladora de infinito placer. Y eso que aún no experimentaba el sabor de su unión. Aún encontrados sobre la alfombra, ambos buscan normalizar un poco sus respiraciones o los latidos de sus corazones desbocados. Yoochun es quien se mueve de nuevo, reacomodándose de medio lado contra el cuerpo de Junsu, acariciándole con suaves toques aquí y allá, delineando el contorno de la línea curva de su silueta, besándole el vientre con cariño y yendo hacia arriba hasta el cuello, donde succionó varias porciones de piel sudada dejando marcas rojizas que mañana espera reconocer como SUS marcas.

- Chunnie… - el castaño sonríe flojito, entre avergonzado y ligeramente cansado, pero muy feliz. Nunca había hecho algo como esto con nadie, y solamente había tenido esta clase de sueños (a veces fantasías pues le pensaba despierto) justamente con Park. De pronto le parecía todo tan irreal.

- Junsu ah, gracias. Por estar conmigo, por dejarme demostrarte que soy sincero… - le susurra entre besos cada vez más cercanos a sus labios, mordiendo ligeramente su mentón y trepando hasta su rosada boca.

Junsu lo puede ver, lo puede escuchar, la sinceridad de Yoochun, de su amor por él y simplemente lo siente perfecto, es perfecto para él, tanto que se siente flotar suavemente en una nube cuando sus bocas se fusionan de nuevo en un beso cargado de amor, de pasión, de deseo, y sabe que como él, Yoochun también desea ser uno, unir sus cuerpos, unir sus almas en ese placentero encuentro de hacer el amor.

Yoochun dejó que sus manos tocaran la piel de Junsu que era tan suave para él como fina seda, un jadeo es atrapado por su boca en aquel beso intenso, pero le deja, solo para separar su boca lo suficiente para decir aquellas palabras que nacen en su pecho y no tiene deseos de guardar.

-Te amo, te amo Junsu ah – y puede ver que le cree, que es verdad lo que dice y su corazón late emocionado contra su pecho, fuerte y estrepitosamente, que no sabe cómo es que Junsu no puede escucharlo. Sus bocas se buscan de nuevo, dándose un beso fogoso, deseoso, y esta vez cuando se ha dispuesto a tocarle ha dejado que Junsu le guíe, que le muestre donde quiere ser amado por él.

Su boca ha encontrado de nuevo ese camino de besos, siguiendo aquel que ha hecho con anterioridad y se siente nervioso, como si de su primera vez se tratase, porque para Junsu lo es, y él solo quiere que sea perfecto, la mano de Junsu sobre su mejilla le hizo detener y como si pudiera leerle la mente, como si hubiera una conexión entre ellos, le sonrió suavemente, tiernamente.

-Solo ámame Yoochun ah, será perfecto solo porque serás tú. – y ahí está lo que necesita para continuar, para amarle.

-Yo… Yo quiero hacerlo por ti – Y él no se lo niega pero muy tarde acepta que era mejor que no le hubiera dejado. La boca de Junsu se hizo de tres de sus dedos, lamiéndolos, jugando con su lengua, mordisqueándolos levemente, arrancándole un gemido ronco y un corrientazo eléctrico que recorrió su cuerpo y se instaló en su bajo vientre, recordándole lo excitado que estaba. Eso era sensual, excitante, Junsu era la combinación perfecta entre sensualidad e inocencia con esas mejillas arreboladas en carmín, era su tortura.

Luego, sin mediar palabra, Park le carga en brazos, le lleva hasta la habitación y le recuesta con cuidado sobre la cama; Kim se deja hacer simplemente, aceptando de buena gana esos dedos que vuelven a acercarse a su boca para que continúe con su labor de humedecerles. Tras dejar esos dedos llenos de saliva, Junsu los libera al tiempo que separa un poco las piernas, dejando que Yoochun se instale entre ellas.

- Esto dolerá un poco…

- Estoy listo, Chun…

Con aquella aseveración de por medio, el pelinegro comprende que todo lo que puede hacer es mostrarle que sí. Que así como el castaño dice estar listo, él lo está más que nunca también. Porque esta es la primera vez que hacer el amor se convierte en la experiencia más hermosa de su vida, porque ha dejado atrás los simples encuentros para sexo casual sin compromiso alguno de por medio, ha dejado en el pasado las noches aquellas en que tener a alguien en su cama para que la caliente un poco era su única motivación. Ha quedado en el ayer el Park Yoochun insensible que solo perseguía la satisfacción de las necesidades banales inmediatas.

Ahí, en una cama suave y perfumada a rosas está el hombre enamorado de corazón y alma. El Yoochun que va con cuidado, que se preocupa por el otro más allá de quedar bien para ganar popularidad; es el Yoochun que quiere hacer sentir bien al otro presente en la misma cama, al chico que se ganó su corazón sin presionarle a nada, el chico que supo hacerse de aquel lugar en su corazón que incluso creyó muerto o inexistente.

Junsu suspiró nervioso y expectante cuando Yoochun coló una almohada bajo su cuerpo a la altura de su espalda baja, dejando de aquella manera su cadera un poco más elevada. No tuvo necesidad de preguntar nada, sabía que Yoochun estaba haciendo esto con tal de hacerle sentir bien, de lastimarle lo menos posible. Y eso fascinó a su alma haciéndole estremecer de pies a cabeza presa de emociones que nunca creyó experimentaría. Esto debía ser amor.

El primer dedo que se coló en su interior le arrancó un chillido doloroso que casi hizo retroceder al pelinegro, salvo porque fue el mismo castaño quien le pidió no detenerse.

- Entonces relájate, baby. Por favor, solo confía en mí… - el pelinegro susurró en su oído, besando luego toda piel en su camino, siendo cariñoso y paciente, dándole tiempo para comprender que en verdad están en esto más allá de una calentura de momento.

Tras varios instantes que parecieron efímeros como eternos para ambos –sí, una peculiar e irónica mezcla de sensaciones opuestas–, Junsu finalmente consiguió destensar cada músculo de su cuerpo, facilitando así el deslizamiento paulatino del primer intruso, y más tarde de dos más hasta que tres de ellos entraban y salían con ritmo suave dilatando su intimidad.

- ¿Listo? – Yoochun cuestionó otra vez, sintiendo cómo sus dedos se deslizaban con relativa facilidad dentro y fuera.

Junsu atinó a asentir, aferrándose a los hombros de Yoochun cuando el mismo pelinegro se lo indicó en tanto se perfilaba entre sus piernas dirigiendo la punta de su erección al dilatado anillo.

Y se adentra lentamente en aquel caliente lugar, la incomodidad de Junsu no pasa desapercibida para Yoochun, la puede ver en su pequeño rostro sonrojado y en esas gotas saladas que se han arrejuntado en sus ojos, y le besa, le mima con besos repartidos por su rostro, con palabras dulces y llenas de su más sincero amor susurrado al oído.

Un gemido ronco no pudo ser acallado por el pelinegro cuando se adentró por completo en aquel contraído y caliente anillo, se siente desfallecer por la estreches y la calidez que le abriga por completo, pero aun así permanece completamente quieto, continuando con aquellos besos que reparte por toda piel que tiene a su paso y no se detiene hasta que es el mismo Junsu el que le llama, que le pide que continúe, con una pequeña y cristalina sonrisa en los labios que solo le hizo caer un poco más enamorado de esa personita que le ha dado todo su amor, que le ha cambiado, que ha hecho de él la persona que es ahora, una que siente, una que no tiene miedo de mostrar su amor por esa persona que ama, una que ama completamente a Kim Junsu y sabe, lo puede sentir, es para siempre.

El vaivén de sus caderas es lento y acompasado, más besos son dejados sobre la piel de Junsu, caricias fueron repartidas por toda porción de piel que podía tocar, que deseoso reconocía y cuando el primer gemido ahogado libre de incomodidad escapó de los labios de Junsu, el pelinegro se tomó la libertad de moverse más rápido. Sus estocadas comenzaron a ganar intensidad y rapidez, adentrándose mucho más profundo en aquel lugar, las manos de Junsu se mueven, suben y bajan por aquella amplia espalda que comienza a perlarse de sudor como lo hace su propio cuerpo, besos son dejados por él mismo en la boca de Yoochun, tomando la iniciativa para un beso más intenso, colando su lengua en la boca de su novio, probándole, luchando contra él por el dominio de aquel beso, acallando los gemidos que escapan de su boca.

Los dedos de Junsu se clavan en los omoplatos de Yoochun y un chillido escapa de su boca cuando el pelinegro ha tocado cierta parte en su interior que le ha hecho retorcerse debajo de él, que ha hecho que corrientes eléctricas recorran su cuerpo rápidamente y Yoochun ha tomado ese lugar para torturarle, para verle desfallecer y hacerle perder la poca cordura que pudiera haber quedado en él. Sus gemidos suben de volumen a medida que los segundos pasan, haciendo competencia a esos gemidos roncos que escapan de la boca de Yoochun, esos que le demuestran cuanto lo disfruta tanto como él. Las piernas de Junsu se cierran alrededor de la cintura del pelinegro, acercándolo más a él, a su cuerpo, sus pieles se rozan enviando más escalofríos por todo su cuerpo.

Yoochun siente el falo de Junsu friccionarse en medio de sus cuerpos, la piel caliente y mojada de la extensión le indica el nivel de excitación en que su novio se encuentra, y la forma en que se revuelve debajo suyo mientras se aferra más a su cuerpo con brazos y piernas, el placer que experimenta.

Los gemidos de ambos inundan la habitación, llenan el espacio del melodioso sonido excitante de la entrega total. De la pasión sin límites, del amor descubierto sin ataduras. Las embestidas y el roce de la erección de Junsu contra el vientre de ambos genera un erótico sonido húmedo que incentiva su acto de amor.

- Yoochun~ Chun ahh~ ¡ngh!

- Baby… ¡Junsu ah! ¡Oh my god, que estrecho!

Son solo algunas de las palabras que alcanzaron cierto nivel de coherencia en medio de aquel frenesí alboreado de sentimientos, de emociones desbordadas. Algunas de las que pudieron escucharse entre “te amo” y “no me sueltes” que cayeron durante minutos, cuanto más se acercaron al precipicio del placer y ascendieron a la gloria al sentir esa flameante oleada de placer que les sacudió al final con un orgasmo exquisito derramando su semilla en medio del más alto y ronco gemido que pudo escucharse entonces.

Respiraciones entrecortadas es lo único que se puede escuchar después de haber alcanzado juntos el cielo, sus corazones laten fuertemente contra sus pechos y saben que el otro se encuentra en las mismas condiciones mientras los espasmos post orgásmicos recorren sus cuerpos.

Sonrisas enamoradas aparecen en sus labios, más besos son compartidos y esos te amos que se regalan después de aquel hermoso acto de amor saben que es de verdad, que aun cuando rumores pudieron separarles, también pudieron unirles; y a pesar de que rumores podrán estar circulando alrededor de ellos siempre, ahora les es irrelevante, porque se tienen el uno al otro, porque se aman. Por que se amarán para toda la vida.

Porque los rumores al fin y al cabo no son más que ilusiones creadas por los ojos que ciegos a la realidad construyen sus propias percepciones.

Y sin embargo, para Park Yoochun estar con Kim Junsu es ahora su única realidad, y está dispuesto a hacerlo todo con tal de no desaprovechar la oportunidad que el destino le ha presentado.

- Yoochunnie~ - el castaño ríe con su peculiar tono escandaloso, se revuelca bajo su cuerpo luchando por liberarse del ataque de esos firmes dedos que juguetean por su vientre arrancándole sonoras carcajadas.

- Junsu ah. Te Amo, baby. Como nunca ningún rumor podría explicar… - el pelinegro le sonríe enamorado, con sus labios curvados en aquel amplio gesto de felicidad.

Y es cuando unen sus labios en un beso más dulce que jura en silencio proteger este amor. Porque Junsu lo merece todo, y Yoochun ha dejado de ser un Casanova para convertirse en un hombre de verdad, el que ama a un solo chico.

- También Te Amo, Yoochun ah… - corresponde y acaricia una de las blancas mejillas, delineando luego el contorno de su varonil rostro.

El amor, siempre nace de las formas más extrañas, y florece aún en medio de las peores circunstancias. Porque el amor, es el único rumor más fidedigno del mundo.



~FIN~

11 comentarios:

  1. Pues nada, ha sido divertido y grato escribir con Tani~ ;3 y aunque ella diga palabras tan lindas respecto a mí, este shot no habría salido de esta manera sin su colaboración. Esta fue de cualquier forma su idea, yo solo la seguí ;D y al final nos ha quedado algo besho~ como el YS es. Espero que le den su trocito de cariño a este nuevo pedacito de cielo YS *w*

    Tani~ gracias por la experiencia, repitamos luego esto <3

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  2. Rumores viene y van, la verdad me ha encantado, fue como ver una pelicula pero total y completamente difeente~ Yo sabia que el amor de Yoochun por Junsu se vislumbraba en sus pupilas pero que por miedo se dejo amedrentar~ Quise matar a Yoochun (Enserio lo quise matar!! ¬¬) cuando tuvo el descaro de mirarlo y hablarle mal~ El Feo ese JUM! *hace berrinche* aww Junsu pobre Llorando en su departamento~ (Enserio me saco gruñidos el frenton ese! xDD)Pero por lo menos lograron complementarse y unirse en cuerpo y alma de la manera mas hermosa y sublime de todas: Hacer el amor~ ♥ Fue tan perfecto que me cai de la silla varias veces xDD M encanto la manera en la que se complementaron y se volvieron uno♥ Nunca lo sueltes Yoochun porque desde ahora es tu niño y el que te dara las nuevas ganas de seguir viviendo~ Les quedo Hermoso Chicas~ Me ha encantado *-------------*

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  3. JDHSJFGHADGFHDAGHFDGAHFGHDAGHFGDAHFGHDAFGHDAGFHDAFHDAGFHDAGFHDAHFGHADFGHDAGFHAG♥
    *Canta Rumor de TVXQ" Ok Ya~~ xDD Los rumores, benditos rumores, esos que se encargan de meter cizaña donde desean ¬¬ Y debo admitirlo este es uno de los ficos que mas reacciones bipolares en twitter ha causado en mi xDD Ademas casi mato a YooChun con un mouse de rana al principio xDD Es que no, yo juraba que YooChun me lo haría llorar mas y yo de noooo!!! En serio creo que mi ser interior se la mentó a Park xDD Y bueno al final me alegro que hayan hablado principalmente, que JunSu escuchara a YooChun y que el ratón se pusiera las pilas *con una ayudadita de Mr Kim hgahsfhdghfda♥* y lograra hablar con el *u*
    Su amor es hermoso *u* sjafhdaghfgdahfaddafadfgdafgdh♥
    Y el lemon buenooo dhasgfhadgfhdgahfgadfgdhafhad♥
    Gracias a ambas lo ame infinitamente y me reavivaron un poco de esta gripe mala en la que he caído xDD el YS *junto con el YJ* es mi mayor medicina *u*
    *Les lanza YS besho por doquier*
    ♥~~+

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  4. Una historia hermosa que sin duda da en el clavo, por que es cierto a veces los rumores pueden ser tan fuertes que la verdad se oculta detras de ellos, algo hermoso.

    Muchas Gracias por compartirlo con nosotras

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  5. *llega revolcandose sobre tan hermoso shot* ♥♥♥♥♥
    OMG!! ♥ Tani, Feli♥ Les quedó preciosooo ;A; *les fangirlea*
    Esque shdgshgdfjhsgfjsf Chuuuuun es tan sexy así de seductor~ y me encantó el enfoque que le dieron con los POV's ♥ cada quien pensando sobre lo correcto o lo incorrecto, sobre todas esas sensaciones y sentimientos que traen arrejuntadas en el pecho y que terminan siendo aquella atracción (eventualmente, amor) irrevocable que se tienen♥♥ Seré sincera: Quize matar a Park Yoochun, oh si~ *lo patea* ♥ Esque pobrecito el baaaaby ;3;
    Pero me gusta que haya dejado su reunión para ir a buscarle a su apartamento; y aunque en ese momento las cosas no salieron bien, Chun pudo darse cuenta realmente de lo que Junsu significaba para el TT^TT ♥
    Y aawww♥ Yoochunnie ahora se siente como un chiquillo enamorado y quiere dejarle ver a su baby lo muchísimo que lo ama♥ Acepto que esa confesión atropellada fué demasiado hermosa y me emocioné mucho :'3 ♥♥
    Y dhjfghjsdgfsjs su primera vez *la que adora las primeras veces♥♥♥♥* Fue taaaan pero taaaan hermosa y sexy y perfecta y llena de amor y dulzura que hsjgdhsgdsha *se muere* ♥♥♥♥♥♥ Lo amé así mucho muchísimo♥
    Muchas gracias por escribir esta preciosidad de shot♥ Las quiero mucho a ambas ;w; *se las abraza fuertisimo y las llena de besitos* ♥

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  6. Que bonitooooo!!! Amo que se amen en silencio y se descubran mutuamente, amo que Yoochun sea un idiota y después se de cuenta de ello, realmente lo amo!!!

    Gracias Tani y Feli por escribir algo tan lindo y por compartilo con nosotras :3

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  7. No, pues por donde empiezo...

    Me agrado mucho esa forma en que se empezó a narrar describiendo desde el punto de vista de lo que son los rumores, y los que se iban formando alrededor de ellos conforme avanzaba su forma de tratarse, eso de verdad me gusto mucho.

    La idea de pensar en Junsu como el secretario de Yoochun jejejejejeje la ame!!!!!!!!!!!!!! simplemente la ame!!!!!!!!!!!! enserio, me mente divago tanto antes de avanzar en la historia n///n, y pensaba "tener de secretario a Junsu ♥_♥" claro que me lo llevaba a todos lados *O*, y luego pensaba "Ser trabajar así para Yoochun" claro que moriría de nervios tan solo de pensar en que te llama ♥_♥

    Y me gusto tanto cuando cada uno narro la forma en que veia las cosas, cuando Junsu decía lo que sentía cuando el le llamaba y todas esas emociones y nervios, se contagiaba de verdad, y cuando Yoochun cambio tan drasticamente su forma de tratarle, sentí una opresión tan grande en el pecho, de verdad, de verdad, sentí horrible, me imagina como debía sentirse Junsu y enserio queria llorar, mas cuando le sonrió y saludo así a la chica que vieron en la reunión a la que lo acompaño y que Junsu decía que ella si sabría lo que era ser enamorada por el.

    Y la parte en que recibe la llamada de Yoochun y que solo se puede escuchar la respiración de Junsu, creo que yo igual estaba respirando así, porque en serio que si me contagio ese sentimiento

    Y morí de amor cuando Yoochun sale corriendo para asegurarse de que este bien, y cuando se decide a demostrarle que lo ama, ahhhhhhhhhhhhhhhh muero de amor!!!!!!!!!!! ♥_♥

    Waaaaaaaaaaaaaaa pues claro que Jae es una persona de entera confianza para contarle tus penas y que te de un consejo, lo amo!!!!!!!!!! ♥_♥

    Y su entrega de todo su amor, no, simplemente sin palabras u_u, mis respetos, quedo woooooooooooooo simplemente perfecta ♥_♥

    Y con sus palabras del final, llore de felicidad!!!!!!!!!!!

    Chicas gracias de verdad *O*

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  8. pero que hermosa historia, me ha gustado mucho la forma en la que han descrito cada hecho .... genial *-* y que bueno que yoochun haya cambiado por el hecho de enamorarse de junsu, aunque lo hizo sufrir un poquito pero ya son felices :)

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  9. Fue Hermoso este Amor~~~ estaba gritandole a Chun un montón d verdades(?) x hacer sufrir a Junsito y luego m puse a llorar con él xq era desgarrador ese sentimiento d estar enamorado y ser tratado d la peor manera 7.7 es verdad los rumores y el q dirán nos hacen cometer tonterías pero Yoochun se paso~~ :/

    Pero Tambien ame q se diera cuenta d su error y lo remendara y d a poquitos fue haciéndole sentir a su baby ese Verdadero Amor*,*

    En serio Tani y Feli fue MARAVILLOSO <3.<3 este fic xq yo actualmente ya no m quedo hasta las 3am x nada y esto no me dejaba pegar el ojo sin saber cual seria el final^^. Perdon x recién comentar pero en la madrugada ya no pude :p

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  10. que bonito shot!!! *~*

    waaaa, pensar que por un rumor todo pudo haber termiando y gracias a las inseguridades de los dos....

    Muchas gracia spor escribirlo y compartirlo

    >_<

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  11. Pero si este no era un shot .. era un two shot ... jeje estuvo muy largo... eso es lo mejor ... de verdad lo ame .. pero k don... gracias de verdad

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