martes, 23 de abril de 2013

[OneShot] Playful Mouse



Aquí Tani otra vez ^^, ohh ~ que puedo decir, solo que me ha hecho muy muy muy feliz poder escribir de nuevo con Axy ♥♥♥♥♥, ¿alguna vez he dicho lo que me gusta escribir con ella?, bueno pues si no lo he dicho ahora lo digo, de verdad me gusta mucho además de que me divierto a montones mientras escribimos x3.

De verdad muchas gracias Axy bonita por darme el honor de escribir de nuevo contigo, awww otro pedacito de YooSu  escrito por las dos ♥, espero que se vuelva a repetir muy pronto y podamos escribir más cosas bonitas y bellas juntas *la apachurra*♥♥♥ Te keru ♥

Bueno ~ no les hago esperar más y aquí este pequeño shot.



Titulo: Playful Mouse
Autor: Axy & Tani
Pareja: Yoosu
Género: Romance – Lemon
Extensión: OneShot




-¡Bien, eso es todo!- la voz del coreógrafo resonó en el salón de prácticas; los bailarines aplaudieron unas cuantas veces y pronto se marcharon después de recoger sus pertenencias.

Los mechones castaños del muchacho sentado en una de las banquetas escurrían unas cuantas gotas de sudor; traía la respiración un tanto agitada por el esfuerzo físico, pero en aquel preciso instante eso era lo menos importante. La práctica había terminado más temprano que lo usual y eso solo podía significar una cosa.

Más tiempo de calidad con su novio.

Y no es que antes no lo tuviera, pero con esto de el ‘regreso de JYJ’ también habían vuelto los horarios descoordinados y los ensayos interminables, y en ocasiones solo alcanzar a darse unos cuantos besos antes de decir ‘buenas noches’ no les parecía suficiente.

-¿Chunnie?- la voz del menor habló emocionada cuando el pelinegro le contestó el teléfono –El ensayo terminó antes, ¿nos regresamos juntos?- pone el altavoz mientras habla, sonriendo al ver esa foto que decora su pantalla cada vez que habla con su novio.

Un suspiro escapa de los gruesos labios, voltea a mirar el reloj de pared y luego al sonidista que hace arreglos en los tonos para la grabación que está pendiente.

-Lo siento baby- se disculpa con pesar, a sabiendas de que esa hermosa sonrisa que adorna la carita de su novio va a borrarse rápidamente –Aún tengo que grabar una canción… vas a tener que ir sin mi-

-… ¿Tardarás mucho?- pregunta con un puchero en los labios, sintiendo como se le oprime un poco el corazón porque extraña demasiado al pelinegro y los estúpidos horarios están poniéndose en su contra de nuevo.

-Dos horas como máximo, voy a tratar de apresurarme, ¿si?- ofrece en un intento por animarle, odiando a la vez el tener que quedarse en vez de acompañar a su novio.

-Esta bien…- acepta en un suspiro, limpiando el sudor de su frente con una toalla de mano –Aprovecharé para usar la ducha antes~-

-Nos vemos al rato, te amo baby- se despide con una ligera sonrisa y su vista vuelve inconsciente al reloj y sus lentos y tortuosos palillos.

Para el castaño, el camino de regreso a su departamento le había parecido tan corto, al final su manager le había llevado de regreso después de no poder regresar con Yoochun. Pero bueno, ¿Cómo no le iba a parecer corto si en ningún momento había puesto atención?, había estado en todo momento pensando en Yoochun y no es que no lo haga todo el tiempo, que es uno de sus pensamientos desde que se levanta hasta que vuelve a dormir y aun dormido sigue pensando en él, pero ese día pensaba mucho más en él, los días en los que apenas se pueden ver se están acumulando y se llena de tristeza al no poderlo ver más de unos cuantos minutos.

Quiere a su Yoochunnie, quiere pasar tiempo con él, que le haga mimos, que le diga que le ama y…
Un puchero se instala en sus labios cual niño pequeño mientras abría la puerta del departamento, si hasta la idea de regresar a su hogar no le parecía tan atractiva ya, y más cuando estaba tan solo.

-Yoochunnie, ¡más te vale que vengas rápido! – Le renegó a la nada haciendo una pequeña pataleta mientras cerraba la puerta detrás de él.

Pero cuando se encuentra a medio camino a la habitación que comparte con Yoochun su mirada reparo en el reloj que se encontraba en la sala de estar, las 9:30 de la noche, todavía era temprano y Yoochun le había dicho que llegaría en dos horas.

Sus mejillas se colorearon suavemente de rosa mientras dejaba caer su maleta donde llevaba las pocas cosas para sus ensayos y casi corrió por todo su departamento, tendría poco tiempo pero haría todo lo posible para un regalo especial. Esperaba tener lo suficiente en su departamento.

Yoochun maldijo por millonésima vez como venía haciéndolo desde que había salido de las grabaciones, pero no le renegaba a nadie que no fuera a él mismo, porque él había tenido la culpa de que al final hubiera necesitado media hora más para grabar.

Refunfuñando rebusco las llaves de la casa en sus bolsillos y parecía que todos sus males y quejas desaparecieron en el mismísimo momento en que puso un pie en su departamento. Él no sabía que era, pero el ambiente siempre se sentía diferente cada vez que llegaba a casa y sabia que Junsu estaba ahí, su departamento se sentía más ameno, más cómodo, cálido, hasta lo miraba más brillante. Sí, eso es lo que hace el estar enamorado, porque aun cuando hayan pasado unos cuantos años desde que son pareja, desde que se aman, para él cada día es como si fuera el primero, como si fuera el primer día desde que comenzaron esa relación.

Su sonrisa boba desapareció de sus labios cuando al entrar no fue recibido efusivamente como aun después de estar renegando se lo había esperado, ¿Por qué no le estaba esperando a su llegada?

-Junsu…-

Sus ojos ónix se pasearon por toda la sala, registrando cada esquina mientras una de sus manos cierra la puerta de entrada. Nada. No había Junsu en la sala, ni en la cocina, ni en el estudio, hasta que se topó con la puerta del dormitorio cerrada.

Giró la perilla y una sonrisa se dibujó en sus labios al encontrar la habitación únicamente iluminada por las lamparillas de mesa y unas cuantas velas; la cama perfectamente tendida con esas sábanas blancas que a Junsu le encantan y es entonces cuando un tarareo se oye tras la puerta del baño, acompañado con el incesante chorro de la ducha.

-¿Junsu?- lo llama tocando ligeramente la madera antes de abrir para asomar el rostro dentro de la habitación, casi riendo cuando el castaño se apresura en apartar un poco la cortina de la ducha para encontrar su mirada.

-¿¡Yoochunnie!?- chilla emocionado al verle y no protesta en absoluto cuando el mayor se acerca velozmente para besarle –Vas a mojarte- murmura contra los labios ajenos, aún sosteniendo la cortina entre sus manos para cubrir su desnudez.

-No me importa si es contigo~- canturrea alegremente mientras deja piquitos sobre esa boquita húmeda y rosada que le fascina.

-Nnh~ Chun, pensé que ibas a tardar…- los dedos de una de sus manos delinean el contorno del rostro del pelinegro, mojando la piel bajo su tacto antes de atraerle nuevamente para juntar sus bocas.

-Eso creí también, pero la grabación solo tomó entre 20 y 30 minutos. Así que ahora tengo toda mi noche solo para ti- sonríe y se quita la chaqueta, dejándola tirada en algún lugar del frío suelo, prosiguiendo a despojarse de su camiseta.

-¡No, Yoochun!- las mejillas de Junsu se tinturan de rojo al instante y pronto se ha cubierto hasta el cuello con la cortina de la ducha.

-¿No qué?- pregunta confundido, deteniendo sus acciones – ¿No puedo bañarme contigo?-

Y Junsu asintió con su cabeza haciendo un puchero rápidamente mientras casi se enredaba completamente con aquella cortina, si es que con esa forma en la que Yoochun le miraba, tan intensamente parecía que estaba completamente desnudo, bueno lo estaba pero parecía que aquella cortina no era suficiente para ocultar lo obvio aunque sea un poco.

Yoochun no pierde el tiempo y roba de nuevo otro poquito de aquella boca rosada que el castaño parecía mostrarle tentadoramente para que la besara, aunque bueno aun cuando no le hiciera pucheros que él quisiera besar, él siempre iba a querer besarle, porque era adicto a sus besos y porque no decir que estaba coladito por aquel pequeño castaño que ahora le negaba el poder bañarse con él.

Y aun cuando sus pucheros y todo ese arsenal que Junsu usaba para que hiciera lo que quisiera o para que le hiciera mimitos no funcionaran no dudo en utilizarlos.

-¿Pero por que mi baby no me quiere dejar bañar con él, eh?, ¿es acaso que tienes a otro ahí dentro? – Y si, utilizo aquello para colarse y también, para qué lo negaba, para ver al castaño completamente desnudo. Tirando un poco de aquella cortina el pelinegro peleo contra el castaño haciendo que este soltara un chillido.

-¡No Yoochunnie! – dijo entre risas mientras peleaba contra aquel pelinegro que tironeaba de la cortina con aquellos pucheros que ahora el pelicastaño no dudo en besar, sintiendo sus mejillas sonrojarse un poco al ver que con aquello Yoochun parecía ceder un poco.

-No hay nadie aquí, pero no quiero que te bañes conmigo – Junsu trato de ser firme con aquello que decía y bueno lo era si no le miraba, lo cual era muy difícil para el dado que lugar al que apartara la mirada Yoochun aparecía en su campo de visión, con aquellos pucheros y esas miradas intensas que solo le hacían poner un poco nervioso.

-¿Pero y si hacemos un trato? –Yoochun subió y bajo ambas cejas tratando de hacer atractivo aquello que estaba a punto de proponer, robándose unos cuantos poquitos más aun cuando Junsu no estuviera haciendo pucheros ni tentándole a robárselos.

-¿Qué... Qué tipo de trato? – Pregunta el castaño entre besos sintiéndose ceder un poco ante aquello que iba a pedirle, separándose de mala gana cuando supo que si seguía así iba a caer. Él quería besos de Yoochun ¡pero no quería que se bañara con él!

Yoochun soltó un especie de gruñido inconforme cuando Junsu se aparto, ¡ahora hasta no le dejaba darle besos!, pero sabia el porqué, lo miraba en esos ojitos que le ponen un poco más tonto, iba a ceder.

-Si tú me dejas bañarme contigo, yo seré bueno y me portare bien – más pucheros, más ojitos y Junsu no le creyó.

-¡Eso dices siempre y siempre terminas corriéndome mano! – chillo el pelicastaño y era verdad, Yoochun no podía negarlo, cada vez que hacían ese tipo de tratos terminaban montándoselo donde sea, y todo por culpa de Yoochun que siempre terminaba tentándolo, metiéndole mano, llenándolo de besos, haciéndolo ceder. – ¡Ahora ya no quiero!, ve y espera a que termine mi ducha –

Bien, ahora Yoochun tenía que ingeniárselas, porque de que se bañaba con su delfín renegón, se bañaba con él.

-Bien baby- aceptó con un puchero frustrado, utilizando por última vez su arsenal actoral para dramatizar una retirada perfecta, porque una travesura ya se había comenzado a tramar en su cabeza –Yo espero, solo déjame besarte una vez más~-

-No te creo que solo quieres un beso…- frunció el ceño, apartando un poco la cortina para mirarle acusadoramente.

-Solo un beso y me voy, lo prometo- pide con la mano derecha alzada y va acercándose despacio mientras se gana la aprobación del castaño.

No puede negarlo, quiere ese beso, ¡pero a la vez quiere mantenerse firme! Ligeras sonrisas se pintan en ambos rostros y casi sin darse cuenta sus labios ya están acariciándose cuidadosa y fervientemente. ¡Y por Dios! ¿Cómo decirle que no a esa boca divina que le lleva al cielo cuando le besa así de tierno y apasionado a la vez?

-Chunnie…- balbucea entre besos y una trompetilla se instala en sus labios cuando el pelinegro se aparta despacio.

-Lo prometí- sonríe acariciándole una de las sonrojadas mejillas, antes de voltear y recoger su ropa del suelo para emprender camino a la habitación –Estaré en el sofá, viendo TV…- informa tranquilamente, esperando que Junsu cierre nuevamente la cortina para poner en marcha su plan.

-Te iré a buscar en un rato~- corresponde con un rintintín alegre y los tarareos vuelven a nacer de su garganta, dejando fluir la melodía de una de las tantas canciones que Yoochun ha compuesto solo para él.

Las manos del pelinegro se mueven sigilosas, apropiándose de la ropa que Junsu dejó sobre la encimera, cruzando hasta el otro lado del cuarto de baño para llevarse también las toallas que cuelgan en el pequeño perchero al lado de la ducha. El de cabellos azabache de apodera de cualquier cosa que pueda servir para secar y cubrir el cuerpo desnudo de su novio y se escabulle del baño aguantando esa risa traicionera que se empeña por escapar de su boca.

Esconde todo en el armario y se toma la libertad de quitarse los jeans para andar únicamente en bóxers por el apartamento, después de todo, apenas Junsu salga de la ducha va a volverse a meter con él… aunque… quizás dejar mojado el piso del dormitorio sea más sexy… o tal vez humedecer las sábanas de la cama resulte más apasionado…

Un escalofrío involuntario recorrió la piel del pelinegro en consecuencia a aquellas ideas pecaminosas donde su Junsu termina de un modo u otro bajo su cuerpo jadeando su nombre.

-…Shit- maldijo en voz baja, curvando una sonrisa lasciva al notar esa incomodidad en el bajo vientre. ¡Estaba excitándose con solo pensarlo! Pero no, Park Yoochun va a esperar ‘pacientemente’ a su novio para disfrutar juntos aquellas placenteras sensaciones.

Estiró su cuerpo sobre el sillón de la sala y encendió el televisor, cambiando de canales en busca de algo lo suficientemente interesante como para pasar el rato y de paso, distraer esos pensamientos pervertidos que le rondan la cabeza.

Yoochun había estado demasiado quieto, demasiado callado para su gusto, desde que se había rendido solo había podido escuchar el sonido de la TV, el pelinegro no había vuelto a tratar de convencerlo de bañarse con él o algo parecido.

Bien, parecía ser que poner un poco de firmeza estaba funcionando por primera vez, porque ya lo había intentado varias veces pero siempre terminaba cayendo, cediendo ante los encantos de Yoochun, si, lo estaba haciendo bien.

El castaño estiro su mano sin ver hasta el perchero donde las toallas estaban colgadas, tratando de tomar una; pero grande fue su sorpresa cuando lo único que pudo tocar ¡fue nada! Asomó su cabeza tratando de ver porque razón no había nada, seguro se habían caído, pero ¡no!, no había nada en el suelo o cerca de ahí. ¡No había toallas!, pero si él había puesto nuevas antes de meterse a bañar, lo podía jurar. Bueno, no importaba podía utilizar su ropa y cambiarse así ya después podría…

-¿¡Y mi ropa!? – Chillo Junsu al ver que ¡ahora ni su ropa estaba en la encimera! ¡Pero él la había dejado ahí!

Y parecía que todo pudo hacer conexión en su cabeza, no toallas, no ropa, Yoochun demasiado callado, una respuesta.

-¡PARK YOOCHUN! – Su grito hizo eco en aquel cuarto de baño antes de que pudiera escucharlo, aquella risa, esa carcajada limpia que reconocía fácilmente y que le decía que había dado con la respuesta correcta a todas sus dudas. ¡Él lo había hecho!

La puerta del baño se abrió suavemente y antes de que pudiera ver a Yoochun, Junsu ya se había enredado en la cortina de nuevo, tratando de ocultarse de nuevo, mirando entre fastidiado, enojado y pucheroso a aquel pelinegro que le miraba con aquella sonrisa triunfante en los labios, que muy confiadamente recargaba su hombro contra el marco de la puerta ¡solamente vestido con bóxers! Y Junsu sintió sus mejillas arderle y más porque él mismo no había podido contener su mirada en la de él, sino que le había recorrido de pies a cabeza, ¡se estaba volviendo un pervertido como Yoochun!

Yoochun puede sentir aquella mirada caramelo recorrerle por completo y él se siente tan bien al verlo sonrojarse, tragar nerviosamente, le encanta ver como es objeto de sus deseos, que le pone nervioso y tímido como si fuera la primera vez que le ha visto con casi nada de ropa, aun cuando sus ojos ya le han observado así.

-¿¡Y las toallas!? ¿¡Y mi ropa!? – chillo Junsu en medio de lo que comenzaba a ser una pataleta, con pucheros que Yoochun estuvo tentado en lanzarse a besar, pero tuvo que contenerse y permanecer ahí parado junto a la puerta.

-¿Qué? – Pregunto haciéndose el desentendido ganándose otro chillido por parte de su pelicastaño novio.

-¡Trae una toalla o mi ropa! – renegó Junsu todavía enredado en aquella cortina.

-Tú no quisiste hacer un trato conmigo ¿por qué tengo que hacerte caso? – Si, ¿por qué tenía que hacerlo?

-¡¡Park Yoochun!! ¡¡Eso es jugar sucio!!- se quejó con un nuevo arsenal de caritas y morritos, frunciendo el ceño e inflando las mejillas en medio de su escandaloso, y avergonzado, berrinche.

-Bueno, no creo que eso sea novedad para ti- oh, claro que no era novedad, si su novio es el rey de los pervertidos y especialista en jugar sucio.

-¿¡Por qué me haces esto!?- dramatiza, azorándose nuevamente cuando una renovada sonrisa se curva en los gruesos labios del pelinegro -¡Trae algo para secarme!-

-¿Vas a dejar que me bañe contigo?- pregunta por última vez, ganándose una rabieta un tanto más pronunciada.

-¡NO!- chilla colorado y sus ojos se abren algo confundidos cuando el mayor se separa del marco de la puerta y da media vuelta sobre sus talones, dándole la espalda.

-Entonces ve y búscalo tú~- sonríe regalándole una última mirada y pronto su silueta desaparece del campo visual del confundido castaño.

Junsu abre y cierra la boca varias veces, cual pez fuera del agua, pero las palabras se le habían atorado en la garganta. ¡Se fue! ¡Así, sin más! El juraba que su ratón iba a seguir insistiendo y cabía una posibilidad de que accediera a su petición, ¡pero se fue!

-¡¡¡Yoochuuun!!!- lo llamó en voz alta -¡¡Yaah!! ¡¡No te vayas!!- chillando al no escuchar respuesta alguna -Idiota…- balbucea entre dientes y se desenreda de la cortina de la ducha.

Su cuerpo sigue empapado y no hay manera de secarse, la ligera corriente de aire que se cuela por la puerta abierta, desde la ventana de la habitación le está provocando algo de frío y a ese paso sabe que podría resfriarse. Pero no tiene otra opción, el pelinegro se ha largado sin miramiento alguno y no puede quedarse toda la vida en el baño; sacude su cuerpo como le es posible, procura deshacerse del exceso de agua para no mojar mucho el piso y con cuidado sale de la ducha, prestando especial atención a sus pisadas para no resbalar.

Su desnudez se pasea cautelosa hasta la puerta del cuarto de baño, donde se asoma para buscar al pelinegro con la mirada.

-Estúpido Park Yoochun- reniega entre dientes al no encontrarlo en el dormitorio; dentro de su cabecita existía la esperanza de que estuviera esperándole allí cerca. Camina enfurruñado hasta la cajonera que hay en la pared contraria, abriendo uno de los tantos cajones para sacar una toalla limpia mientras habla entre dientes – ¡Se largó! ¡Me dejó desnudo y mojado en el baño como si no le importara! Ya va a ver cuando lo mande a dormir al sofá…-

El pelinegro se muerde los labios para aguantar la risa mientras sus ojos se pasean deliberadamente desde los hombros hasta esa perfecta y sexy S line que se luce ante su cuerpo, antes de estirar ambas manos para apresar la delgada cintura de su novio y encerrarle entre su cuerpo y el mueble. Su plan de ‘ataque’ había funcionado a la perfección.

Le ha tomado por sorpresa tanto que le fue inevitable soltar un chillido, manos le rodean y un cuerpo delgado se pega completamente contra su espalda.

-Te tengo – Junsu escucha susurrar a Yoochun contra su oído y se remueve tratando de soltarse, ahora esta sentido, ¡y no lo quiere cerca de él! Aun cuando escalofríos le han recorrido por completo y no a causa del viento que se cuela por la ventana, si no por Yoochun.

-Nada de te tengo, ¡suéltame! – chillo luchando contra su agarre, lo cual solo tuvo como resultado a un Yoochun que le apresaba posesivamente contra su cuerpo.

-¿Por qué mi Susu esta tan sentido? – Pregunta como si no supiera la razón y aun cuando su plan ha funcionado a la perfección y le tiene por fin a su merced y con la posibilidad de poder hacerle lo que quiera se mantiene completamente quieto, con sus manos que se mantienen en donde mismo, sobre aquella suave piel de su cintura, aun cuando estas pican debido a la necesitad de tocar, de palpar, de disfrutar de la suavidad de aquella piel que se siente seda contra sus dedos cada vez que le toca.

-¡Y todavía me preguntas, ratón feo! – puchea el castaño olvidando momentáneamente en las condiciones en las que se encuentra, completamente desnudo ante Yoochun – Te llevaste las toallas, mi ropa ¡y aparte me dejaste ahí en el baño! – Y aun cuando el mayor quiso aguantar un poco no pudo ocultar una risa que escapó de su boca, como amaba a su pequeño delfín cuando se ponía todo renegón y pucheroso.

-Pero eso pasa porque cierto delfincito bello me ha negado el bañarme con él, yo que quería estar igual de mojadito que mi baby – La piel de Yoochun se ha humedecido completamente debido a él agua que traviesa se había quedado todavía en el cuerpo de Junsu.

No puede evitar seguir el recorrido de una gota de agua que ha nacido del cabello todavía húmedo del castaño, le ve nacer y recorrer la nívea piel de la nuca de Junsu hasta que se pierde entre ambos cuerpos y ahora si le fue inevitable seguir aquel camino con su boca dejando suaves besos sobre aquella piel, marcando el camino que el agua había seguido.

Un leve jadeo escapo de la boca de Junsu mientras todo su cuerpo se estremece, una simple caricia, unos simples besos inocentes pero aun así todo su cuerpo reacciona ante ellos, porque es Yoochun el que se los proporciona.

Los labios gruesos dejan furtivas caricias, bebiendo o esparciendo cada gota de agua que se interpone a su paso, su lengua se atreve a probar la nívea piel y deja un nuevo tipo de humedad sobre esa anatomía que sabe, solo él ha recorrido.

-Nnh~ Chun… eres un aprovechado- se queja en un jadeo, ladeando un poco la cabeza para dejar que esa boca marque también su cuello. Las manos de Yoochun juguetean sobre la piel de su vientre, se mojan por culpa del agua que se mantiene perlada sobre el cuerpo del castaño y aprovecha ese efecto resbaladizo para deslizar sus dedos hacia arriba y hacia abajo.

-Tú no pones mucha resistencia- se burla casi sin separar el contacto de sus labios con la suave piel, creando un nuevo camino de besos mientras que con sus manos obliga a Junsu a girar para quedar frente a frente.

-Babo…- murmura quedito y es entonces cuando el pelinegro se aparta de su cuello para mirarle detenidamente.

Los mechones castaños húmedos y desordenados, las mejillas arreboladas de carmín, los labios enrojecidos como dos cerezas y todo ese rostro angelical decorado por gotas que aún caen furtivas delineando su contorno.

-Aahh~- el pelinegro suspira con una gran sonrisa pintada en los labios, enmarca con ambas manos las mejillas ajenas y acaricia con sus pulgares los hermosos sonrojos que tiñen su blanca piel –Sabes lo mucho que te amo, ¿no?- pregunta entre risitas mientras recibe a cambio un nuevo puchero.

-¡No te hagas el niño bueno! ¡Eres un ratón pervertido, cochino, aprovechado y violador de… de… de mi!- chilla en su berrinche, esforzándose en no ceder a esos ojos ónix que le miran con todo el amor del mundo.

-Te amo, baby- confiesa acercándose un poco a ese rostro colorado que se niega a corresponderle.

-Ch…Chun… No me m-mires así…- casi tartamudea cuando el contacto visual le estremece desde los dedos de los pies hasta los dedos de las manos y sabe que está a punto de perder ante su novio.

-¿Así como? – pregunta con inocencia el pelinegro y Junsu tuvo el deseo de cerrar los ojos y no caer ante esa mirada, que oscura y penetrante le mira fijamente, leyéndole hasta el alma, mostrándole cuanto le ama, cuanto le desea, pero aun así la ama, ama la forma en que le ve aun cuando le haga ceder a todo lo que él quiera.

- Así, siempre terminas haciendo que haga cosas pervertidas o todo lo que tú quieras – Y Yoochun no se detiene cuando Junsu pone sus labios en trompetilla marcándole el lugar exacto para besar. Sus manos acarician sus mejillas con suavidad antes de que estas se tomen la libertad de descender hasta su cintura, atrapándola de nuevo, estrechándolo contra él de manera posesiva.

-¿Y eso es tan malo baby?, ¿no te gusta lo que hacemos? – Las mejillas de Junsu se tiñen rápidamente de rojo tal cual rosa roja, encantador, hermoso para los ojos de Yoochun y el pelinegro sabe que no le dirá que sí, porque su niño era muy vergonzoso y le daba pena decir aquellas cosas, pero que se lo demostraba con la forma en que actuaba frente a él. - ¿Lo es baby? – Presiona el pelinegro buscando una respuesta, jugando con Junsu aun sabiendo que no lo dirá.

-¡Y ahora me presionas para una respuesta! No quiero no…- Pero no puede seguir renegando, no cuando Yoochun ha tomado su boca suavemente, en un beso lento que Junsu no tardo en responder, porque si, al final había terminado de caer ante los encantos de Yoochun, había cedido y no lo podía negar, no se arrepentía.

Los brazos de Junsu se enredaron en el cuello de Yoochun por instinto mientras se alzaba un poco sobre sus puntas para alcanzarle mejor pero no por mucho tiempo, Yoochun le ha alzado haciendo que se apoyara contra su cuerpo, ayudándole a que su beso fuera perfecto.

Suaves piquitos fueron dados después, mientras un pequeño cosquilleo que nace de sus corazones les recorre todo el cuerpo, haciéndoles sonreír bobamente, completamente enamorados mientras con brillantes miradas se regalan unos cuantos besos más, suaves, como si no hubiera mañana, como si no existiera el tiempo. Porque cada vez que están así, juntos, profesándose sin palabras todo el amor que se tienen el tiempo es inexistente.

-Te amo baby- Murmura el pelinegro contra aquellos labios rosas, que tanto ama.

Definitivamente se había rendido ante su novio, al demonio todo eso de echarlo de la habitación o de resistirse a sus besos y sus caricias. Pero ese gesto de labios fruncidos no iba a deshacerse de su rostro por un rato más.

-También te amo Chunnie…- susurra bajito, avergonzado hasta la última hebra de sus cabellos, siendo él esta vez quien atrae el rostro del mayor al suyo y topa sus labios dulcemente.

-Mm, ¿te rendiste al fin?- pregunta con una sonrisa, acomodándole entre sus brazos mientras lo carga en vilo, besándole mil y un veces a medida que las piernas ajenas se enredan en su cintura.

-¿Cómo crees que no voy a terminar rindiéndome si te extraño todo el día a toda hora? si te deshaces de todas y cada una de mis defensas con tus ricos besos y me alteras el corazón cuando dices que me amas- explica de corrido, hundiendo su rostro en la curvatura de cuello y hombro del pelinegro, abrazándole receloso como si no quisiera soltarle jamás.

Yoochun enreda sus dedos en los castaños mechones y con el brazo contrario sostiene al menor para poder caminar despacio hasta la cama, donde se sienta en el borde, manteniendo a Junsu a horcajadas sobre él.

-¿Me dejas hacerte el amor baby?- susurra cerca al oído del menor, dedicándose a besarle castamente la piel que tiene al alcance, acariciando con sus manos el recorrido desde los omóplatos hasta la espalda baja y esos hoyuelos que se forman a ambos lados de la columna, a la altura del coxis.

El castaño asiente con la cabeza efusivamente, saliendo de su escondite solamente para besar los gruesos y sensuales labios de su novio que le reciben con una amplia sonrisa.

-Hazme el amor- pide quedito sobre la boca ajena, sonrojándose nuevamente, riendo entre besos por esas ligeras cosquillas que le deja el tacto del mayor contra su anatomía.

El corazón de Yoochun se siente un poco más enamorado si eso es posible de aquel castaño que tiene entre sus brazos, sus besos son entregados entre sonrisas mientras se deja caer sobre la cama arrastrando con él a Junsu sintiendo su peso sobre él, se siente perfecto, le gusta la sensación ligera de Junsu sobre él, su peso, su calor y no sabe porque su corazón late tan rápidamente contra su pecho, con la misma sensación que pudo sentir cuando le hizo el amor por primera vez, pero esta vez no está nervioso como en aquella ocasión, pero la misma emoción, el mismo deseo de ser uno con Junsu está ahí.

Sus amplias manos de pianista recorren la suave y nívea piel de la espalda de Junsu arrancándole un jadeo que murió en sus bocas unidas.

Su beso parece intensificarse a cada segundo que pasa, su beso es más deseoso, más necesitado. Se tuvieron que separar cuando el oxigeno hizo falta en sus pulmones y se sonríen cuando se separan, cuando se ven a los ojos, cuando ven el amor del otro en sus miradas.

Era tan perfecto.

La tenue luz que las velas que Junsu había acomodado en la habitación jugaban con el rostro del castaño, creando sombras, haciéndolo casi irreal para Yoochun cuando este se irgue, sentándose a horcajadas sobre él. Una de las manos del pelinegro busca la del castaño llevándola rápidamente a su boca, becando la palma de su mano y sus nudillos.

-Te vez precioso, tan irreal. Perfecto. – Y aun con la tenue luz Yoochun le ve sonrojarse, con esos sonrojos que le enamoran, que le ponen tonto, que ama ver en Junsu.

-Yoochunnie… – Avergonzado el castaño puchea antes de que Yoochun se alce lo suficiente para atrapar la boca de Junsu en un beso. Utiliza uno de sus brazos, flexionándolo y apoyándolo sobre el colchón para así poder mantener aquel beso mientras su otra mano traviesa continua paseándose por aquella piel hasta que confiada termina bajando hasta aquellos redondos glúteos apretando uno de ellos.

-¡Nhg!, Yoochun~ – Jadea el castaño contra su boca cuando Yoochun le ha apretado más contra él haciendo que sus entrepiernas se rozaran.

La tela de los bóxers del pelinegro son lo único que se interpone en aquel intimo contacto que comienza a alterarles hasta la última hormona. Las manos de Junsu están entrelazadas tras la nuca del mayor, desordenando los cortos mechones azabaches con sus dedos mientras impide que el rostro ajeno se separe del suyo.

El castaño mordisquea los gruesos labios, los succiona con cuidado y tironea de ellos entre más besos, dejándolos un tanto más hinchados, humedeciéndolos al pasar su lengua sobre ellos, logrando colorearlos un poco más a lo usual.

La mano de Yoochun no ha dejado de acariciar impúdicamente la sexy retaguardia, hace presión con sus dedos sobre la suave piel e incluso se atreve a dejar algunas palmaditas sobre esas redondas nalgas.

-Chun… las sábanas se van a mojar…- murmura apenas cuando cae en cuenta de esas gotas que aún resbalan de su cuerpo; por un momento incluso había llegado a olvidar que acaba de salir de la ducha luego de semejante berrinche que se ha montado gracias al pelinegro.

-Ya luego las cambiamos- responde con una sonrisa, buscando un nuevo lugar para recorrer con la palma de su mano libre. Aprovecha la posición para abrirse paso y delinear el torso del castaño con sus dedos, juega en el ombligo arrancándole algunas risitas alteradas y sube marcando con sus huellas cada palmo de piel que le pertenece.

-¡Mmmh!- un gemido ahogado escapa de los labios rosados cuando los dedos de su novio se cierran sobre uno de sus pezones, el tacto tibio le estremece la piel y pronto el montecito de piel más oscura se ha erguido gracias a las atrevidas atenciones.

Yoochun va besando el cuello de su novio mientras se deleita con cada sonidito que escapa de su boca, le encanta ser el culpable de aquellas sensaciones y emociones apasionadas que estremecen cada vello en la piel del castaño, le fascina hacerle el amor y marcarlo como suyo una y otra vez, porque no va a negarlo, es un celoso de primera y, aunque jamás va a desconfiar del amor que le tiene su novio, también le gusta dejarle marquitas visibles por aquí y por allá de vez en cuando para marcar su territorio.

El menor agita sus caderas inconsciente cuando Yoochun le deja un chupetón en el cuello, arrancando el primer jadeo ronco del pelinegro.

-Qui-quítate los bóxers~- pide el castaño en un murmullo antes de volver a topar su boca en la ajena, acelerando el ritmo de su pelvis sobre la del mayor, dejándole sentir lo ‘emocionado’ que está.

Como puede Yoochun se desase de aquella fastidiosa prenda que en cuestión de segundos le ha comenzado a torturar, y como no, si con aquellos movimientos rítmicos con los que Junsu se frota contra él hacen que toda su sangre vaya y se concentre en ese lugar hacia el sur, emocionándose pidiendo por saludar al castaño.

No sabe como lo ha hecho, solo que ese pedazo de tela ya no es una molestia, ahora se encuentran por fin tocándose piel con piel, sin un impedimento de por medio.

Un jadeo escapa de ambas bocas cuando Junsu se frota de nuevo sobre él, pero para Yoochun no es suficiente, la mano que ha mantenido libre durante todo ese tiempo se cuela entre sus cuerpos, toqueteando un poco más la piel del castaño hasta que llega al lugar indicado. Un gemido escapa de la boca de Junsu cuando la amplia mano de Yoochun se ha cerrado alrededor de su entrepierna, haciéndole que detuviera sus movimientos de pelvis, arrancándole otros leves gemidos más cuando su mano se ha tomado el atrevimiento de moverse, de tocarle.

Sus ojos se cierran sin que pueda evitarlo y otro gemido un poco más fuerte escapa de su boca uniéndose al gemido ronco de Yoochun cuando este ha hecho ambas entrepiernas entre su mano y ha comenzado a masturbarles a ambos, frotándoles, tocándoles íntimamente.

-Junsu, abre tus ojos y ve – La voz ronca de Yoochun le llama para que abra los ojos y él aun cuando la sensación le haga mantenerlos cerrado, los abre, encontrándose con aquellos ojos oscuros que le miran con pasión, deseo, con amor. Y le sonríe suavemente antes de negar un poco con la cabeza -No, a mi no, quiero que bajes la mirada y veas cómo te toco, cómo de bien nuestras pieles y cuerpos se miran juntos. Anda-
Las mejillas de Junsu arden y siente que han enrojecido más de lo normal si eso es posible, le avergüenza pero aquella mirada que Yoochun le regala le ínsita a ver, y más cuando Yoochun ha bajado la mirada hacia ese punto de unión entre los dos gimiendo bajo nada más al verlos.

Sus miradas se encuentran de nuevo y un gemido escapa de la boca de Junsu cuando la mano de Yoochun se ha cerrado un poco más fuerte sobre sus entrepiernas, era una señal para que viera, para que conociera cuan de bien se ven juntos. Bajan la mirada juntos y más gemidos se unen a los anteriores de Junsu.
-¿Ves cuan perfecto se ve? – la voz de Yoochun se escucha más ronca mientras ambos se ven, ambas entrepiernas se frotan inyectándose en sangre, rojizas mientras su mano que les masturba comienza a moverse un poco más rápido, Junsu parece haberse perdido deseando un poco más de contacto por que ha comenzado a mover su pelvis de nuevo.

Más gemidos se mezclan, buscan sus miradas de nuevo y entre nuevos besos mucho más apasionados acallan unos cuantos.

La desesperación comienza a ganar terreno Junsu necesita a su novio, necesita un poco más de él.

-Yo… Yoochun… - Le habla entre jadeos – Por… por favor, tócame, tócame más-

La petición inyecta otro poco de sangre en su hombría, haciéndole jadear; busca la boca húmeda del menor para besarle hambriento mientras vuelve a recostarse completamente en la cama y deja desatendidas ambas entrepiernas para sujetarle de los glúteos y acomodarle sobre su cuerpo. Su lengua se entretiene recorriendo cada recoveco dentro de la caliente cavidad bucal, sus manos delinean las torneadas piernas de arriba abajo una y otra vez, se entretiene estrujando las firmes nalgas entre sus dedos mientras sus erecciones hinchadas y necesitadas de contacto se mantienen apresadas una contra otra entre sus cuerpos.

-Nnhg, baby~- el pelinegro jadea esbozando una sonrisa cuando son los labios de Junsu los que descienden por el contorno de su mandíbula y juegan dejando besos sobre su cuello y su manzana de Adán; continúa su recorrido entre risitas traviesas y muerde despacio la marcada clavícula antes de succionar allí mismo con fuerza para dejar una marca violácea que sabe va a tardar por lo menos una semana en desaparecer.

En cuestión de segundos uno de los brazos del mayor se cierra en torno a la delgada cintura y gira sobre su cuerpo para invertir posiciones, lanzándose directamente y sin una pizca de piedad al pecho del menor para ‘vengarse’.

-Ahhh~ ¡¡¡Chunnie!!! Noo~- chilla entre carcajadas alteradas y las mejillas arreboladas de rosa cuando Yoochun deja cosquillas sobre su cintura mientras su boca atrapa uno de los erguidos y provocativos pezones que desde hace rato quiere saborear –Mnnh~ Ratón aprovechado~- ríe y arquea la espalda, dejando que los brazos del pelinegro se acomoden bajo su cuerpo para mantenerle semi alzado mientras que los gruesos labios dejan miles de besos cortos y lamidas sobre su torso desnudo y húmedo.

Y el mayor se desvive por provocar mil y un sonrisas en su novio, porque le encanta oírlo reír mientras hacen el amor, le besa entre ligeras risas y succiona con su boca trocitos de piel, dejando marquitas rojas que se borrarán en unos cuantos minutos, va bajando en un camino de traviesas caricias antes de volver a subir para chupar otro poco esos montecitos oscuros de los que jamás va a saciarse. Pero sabe que hay algo más abajo con lo que también quiere jugar y alterar al castaño, así que vuelve a su rumbo y mordisquea la piel alrededor del ombligo para luego besar ese caminito de vellos un tono más oscuros que guían sin errores hasta la hinchada y excitada erección que se irgue orgullosa y deseosa de atenciones por parte del pelinegro.

La respiración caliente golpea contra la piel sensible de la entrepierna de Junsu y el no puede evitar removerse inquieto sobre la cama, ni siquiera le ha tocado pero ya siente su cuerpo alterarse como si lo hiciera, pero es aquella mirada intensa, esa mirada color ónix que parece hacerlo, alterándole cada uno de sus sentidos, y lo ama, ama sentirse así, desesperado, necesitado, ama sentir la mirada de Yoochun sobre él, las atenciones de Yoochun solo para él, ver esos ojos que cargados de amor, de deseo de todo lo que siente por él, solo suyos, porque Yoochun era suyo. Aun cuando se escuchara tan posesivo, pero Yoochun era de él así como él era de Yoochun.

-Yoochunnie… - Le llama en un jadeo cuando el pelinegro traviesamente ha bajado un poco su cabeza dejando un beso sobre la punta de la virilidad de Junsu.

-¿Sí? – pregunta haciéndose el desentendido como si no supiera por la razón por la que Junsu le llama casi desesperado – ¿Mi baby quiere más besitos aquí abajo? – y sonríe al ver ese puchero formarse en la boca de Junsu – Muy bien, más besitos para mi baby – Yoochun desciende de nuevo, besando su bajo vientre siguiendo con sus besos hasta que llega a la entrepierna de Junsu y le engulle, atrapa su falo en su boca y desciende probando el sabor único de Junsu.

-¡Yoochun! – El nombre del pelinegro escapa de la boca de Junsu en un gemido un poco más alto, su espalda se arquea, sus piernas se remueven sobre las sabanas y se pierde, se siente perdido, abrumado.
Yoochun sabe cómo hacerlo, cómo alterarle, como acabar con la poca cordura que puede quedarle, su boca caliente y húmeda le rodea por completo mientras sube y baja por toda su extensión apretando sus labios alrededor de la punta rojiza cuando llega ahí y a Yoochun le gusta, le gusta verle perdido, solo por él, porque sabe es el único que puede provocar aquello, que puede ver aquello, que puede escuchar esos gemidos que ganan un poco más de volumen mientras hace lo mejor para complacerle.

Las caderas de Junsu se alzan un poco, indicándole lo que con palabras ya le está pidiendo, más, parecía que esos días en los que habían estado sin verse no solo le habían cobrado factura a él, si no que su pequeño niño también parecía haber extrañado sus atenciones.
Sus dedos largos se cierran alrededor de la base y los mueve, masturbándole mientras su boca continua haciéndose de su punta.

Los dedos finos de Junsu se enredan en los cabellos cortos de Yoochun, mientras su otra mano toma en un puño las sabanas tratando de tener algo solido con lo cual mantenerse en tierra, porque en ese momento se siente flotar. Su piel caliente comienza a cubrirse de una pequeña capa de sudor perlando su piel, tomando el lugar del agua traviesa que pudo haber quedado después de su ducha.

Corrientes placenteras recorren el febril cuerpo del castaño, le estremecen de pies a cabeza y se siente morir de placer por culpa de esa boca ardiente que acalora otro poco la parte más sensible de su anatomía.

-Chuuunniee~- gime largo y se muerde los labios, dejando caer su cabeza hacia atrás cuando el pelinegro decide volver a tragarle completo, imponiendo ritmo y velocidad a ese movimiento ascendente y descendente que su cabeza se encarga de hacer para masturbarle –Yoochun… ahh~ Yoochunnie detentee…- pide entre gimoteos alterados, alcanzando con sus manos el rostro de su novio para impedirle seguir.

El mayor puede sentir contra su paladar ese líquido viscoso que le anuncia que el castaño está a nada de terminar, y cuando le detiene no duda en hacerlo, pero aprovecha para alzarle una pierna y obligarle a flexionarla, teniendo un mejor acceso a la rosada intimidad que no tarda en acariciar con sus labios.

-¡Nnnnh!- la voz de Junsu escapa amortiguada por sus labios mordidos, intenta no revolver las piernas pero falla y se gana las manos del pelinegro sujetándole los muslos.

Yoochun deja todo esa sustancia viscosa sobre el contraído anillo, resbala con su lengua y se atreve a enterrar despacio la punta en ese estrecho y húmedo lugar.

El castaño busca desesperado una de las manos de su novio, alcanzándola para atraerla a su boca y meter tres dígitos en ella para chuparlos y dejarlos completamente cubiertos de su saliva; mordisquea las puntas de los dedos y juega a simular que es la hombría del mayor lo que se pierde dentro de su boca.

-Fuck baby~- gime ronco y opta por alzarse para sustituir sus dedos por su boca, robándole irremediablemente hasta la última partícula de oxigeno que puede almacenarse en sus pulmones; mientras sus dedos, ahora viscosos, se pierden al sur de su anatomía y sin miramientos tantean la intimidad hasta lograr introducir un dígito rápidamente, ahogando un jadeo incómodo en su boca.

Yoochun le distrae, llena de besos el rostro de Junsu mientras sus dedos restantes esperan por poder entrar en aquel estrecho y caliente lugar, y aun cuando los dos estén deseosos de unirse, de fundirse, de hacer el amor Yoochun se toma el tiempo para mimarle, para susurrarle al odio aquellas palabras de amor que no se cansa de decirle.

-Te amo Junsu ah – La caliente respiración de Yoochun choca contra su oído antes de que este se haga del lóbulo de su oreja, tomándolo entre los labios antes de morderlo suavemente al mismo tiempo de que otro de sus dedos se abra paso en la intimidad de Junsu.

Un jadeo mezclado entre incomodidad y excitación escapa de la boca de Junsu mientras Yoochun desciende con su boca dejando un camino de besos húmedos, mandíbula, clavícula, cada porción de piel fue besada, lamida y mordisqueada por Yoochun, marcándole, dejando su huella en todo el cuerpo de Junsu.

-Yo también te amo mi Yoochunnie – Los dedos de Junsu se enredan de nuevo en el cabello azabache de Yoochun mientras baja su mirada, para poder observar como la boca de Yoochun marca otra porción de su piel. – Ahh~ ¡nnnh! – otro gemido se une a los que ya han escapado de su boca con anterioridad. Yoochun se ha hecho de uno de sus pezones, succionándolo, lamiéndolo, torturándolo, distrayéndole mientras tres de sus dedos ya se han adentrando en aquel estrecho anillo, dilatándolo preparándolo para él.

Los segundos pasan, Yoochun vuelve a alterar cada uno de sus sentidos con todas sus caricias, su mano que ha quedo libre toca su piel, su boca se encuentra sobre él y sus dedos dentro de su intimidad, se siente abrumado, perdido entre todas las sensaciones que Yoochun despierta en él con sus toques con sus atenciones y quiere más, lo necesita dentro de él.

-Yoo… Yoochun… - Le llama mientras el mismo mueve sus caderas tratando de indicarle que es lo que quiere, pero Yoochun aun cuando lo sabe no puede evitar querer jugar, hacerle sonrojar mientras le hace esas preguntas que sabe su baby le contestara solo cuando termine con su poca cordura y paciencia que le puede llegar a quedar.

-¿Si baby? – Pregunta con toda la paciencia del mundo, aun cuando su propia entrepierna ya lleve reclamando por atenciones, es que simplemente verle removerse debajo de él, de escucharle gemir, de llamarle entre jadeos le lleva al borde, hace que su ser se estremezca.

-Te… Te necesito – lo necesita en ese momento, quiere sentir a Yoochun dentro de él, quiere sentirse piel con piel, necesita su calor mucho más cerca.

-¿Dónde? – Y el pelinegro empuja un poco más sus dedos dentro de la intimidad del castaño arrancándole un gemido cuando estos han tocado más profundo.

-Ahí – Junsu se remueve, perdiéndose otro poco cuando Yoochun ha repetido esa acción – Por… por favor, entra.

-¿Aquí? – Oh dios alguien debería de darle un premio por contenerse tanto a Yoochun, no sabía cómo podía seguir jugando aun cuando se muriera por enterrarse profundamente dentro de Junsu.
-Sí, ahí dentro, muy dentro – Bien, quizá Yoochun había acabado con la paciencia y la cordura de Junsu muy rápido.

- Muéstrame donde – Y Junsu flexiona sus piernas apoyando la planta de sus pies sobre el colchón de la cama dejándole a la vista y mejor acceso a ese contraído y rosado anillo.

No, definitivamente esa escena no era nada buena para su autocontrol.

Junsu cubierto de gotas de sudor y agua, echado a su entera disposición sobre la cama, con el rostro sonrojado a tope y miles de marcas rosáceas que se distribuyen desde su cuello hasta su pecho, dándole la mejor vista de su excitada erección y la dilatada intimidad que aún alberga a tres de sus largos dedos.

-…Ahí- señala nuevamente, haciendo un movimiento con su pelvis, logrando mover los dígitos que le invaden.

Un repentino dolor se instala en el bajo vientre del pelinegro, puede jurar que toda la sangre del cuerpo se le ha ido a la entrepierna y ahora está reclamando todas y cada unas de las atenciones que pospuso con tal de arrancarle gemidos a su baby mientras jugaba con sus labios sobre el cuerpo ajeno.
Retira con cuidado los dígitos que profanan la húmeda cavidad y un gemido quejumbroso escapa de los rosados labios de su novio.

-¡Nnhg! Shit…- jadea en voz baja cuando lleva su mano hacia su propio falo y el toque le obliga a estremecerse, lubrica la extensión con los fluidos que han quedado sobre sus dedos y se masturba para aliviar solo un poco de aquel dolor que le incomodó repentinamente.

Las orbes avellana se pierden en cada movimiento que el mayor realiza, observan con detalle sus finos dedos mientras recorren la erguida erección, se relame los labios al notar esa vena marcada que dibuja un camino desde la base hasta la punta de la extensión. Varios gemidos queditos escapan de su garganta mientras le observa, quiere al pelinegro dentro de su cuerpo ¡y lo quiere ya mismo!

-Chunnie, aquí~- separa más sus piernas mientras pide en un gimoteo, formando un puchero con sus labios para atraer la atención de su novio.

-Tan desesperado…- se burla con una sonrisa, haciéndolo más por fastidiar al menor que por decirlo en serio, porque incluso él se encuentra en su límite y también está anhelando fundirse en uno.

Yoochun se inclina nuevamente sobre la anatomía de su castaño novio, acomodándose en ese espacio que el menor le ha reservado entre sus piernas, acortando las distancias de sus rostros para regalarse besos cortos pero alterados; los brazos de Junsu se cierran alrededor del cuello ajeno y un gemido agudo escapa irrefrenable cuando la punta de la hinchada entrepierna del mayor se presiona contra su entrada. Los ojos del menor buscan la mirada de su novio, comparten el aliento mientras se ahogan en las pupilas ajenas a la vez que se hacen uno.

Se unen, Yoochun se adentra completamente en el interior de Junsu, que le da la bienvenida rodeándolo con su calor. Un gemido escapa de ambas bocas y se sienten desfallecer solo con el simple hecho de por fin estar juntos, pero no solamente por la unión de sus cuerpos, por tener tiempo para hacer el amor, sino porque por fin pueden verse en los ojos del otro, ver todo ese amor que se tienen el uno al otro, por ver el rostro de aquellas persona que les tiene tan enamorado tan cerca, poder decirse todos esos te amos que apenas y habían podido decirse por todos esos días tan agitados que han tenido.

-Te amo Junsu ah - Y no se cansara de decirlo ni en un millón de años.

Besos fueron compartidos, suaves, lentos, en medio de sonrisas que aparecen en sus labios mostrando la felicidad que les embarga en esos momentos, en ese momento en el que se encuentran juntos. Sus besos se tinturan de pasión, las caderas de Yoochun comienzan a moverse ganando de apoco un ritmo que a los segundos les hace desear más, las manos de Junsu descienden bajando por la espalda de Yoochun, aferrando sus dedos en ella mientras es él el que intensifica aquel beso, su lengua busca espacio en aquella boca y Yoochun gruñe en aprobación, que Junsu toma la iniciativa. Músculos rugosos se encuentran en una batalla en la que al final Yoochun termina ganando el dominio. Se muerden, chupan y lamen los labios del otro mientras las embestidas de Yoochun les llevan a ambos poco a poco al cielo.

Gemidos y jadeos son acallados entre los besos que comparten, las manos de Yoochun tocan y recorren aquel cuerpo que ya conoce de memoria como la palma de su mano, escuchándole suspirar por su toque. Solo por él.

Las piernas de Junsu se enroscan en la cintura de Yoochun, lo necesita más cerca, ambos desean fundirse en el otro, perderse en el otro, para no poder escapar nunca.

-Más~ Máaaas…- el castaño jadea ahogado y se revuelve cuando la caliente e hinchada extensión se pierde en lo más profundo de su ser y choca contra su punto más sensible.

-¡Nnhg! Mmm, ¡Junsu!- los dedos del menor se han aferrado a los omóplatos del pelinegro y por mero acto reflejo han clavado sus uñas, arañando la piel ajena.

El choque de sus caderas cambia de ritmo, el vaivén acelera y el golpeteo de sus pieles crea un chasquido húmedo y obsceno en su intima unión; los jadeos escapan pesados de sus bocas; se ahogan en el calor de la habitación, en el calor de sus cuerpos y esas finas gotas de sudor que resbalan y se pierden entre sus cuerpos.

Junsu apenas empina un poco el rostro para atraer la boca contraria, deja besos cortos y lamidas sutiles sobre los labios ajenos, recibiendo las mismas atenciones mientras funden los gemidos que escapan de sus gargantas.

-¡Baby!- Yoochun le llama cuando siente un escozor sobre su piel luego de recibir un nuevo arañazo cuando el castaño se estremece bajo su cuerpo, pero el menor no se detiene, pide ‘más fuerte’, ‘más rápido’ y se olvida del mundo cada vez que la erección de su novio se frota deliciosamente en su interior –Junsu… ¡Mmhg!-

El compás de su pelvis se detiene en una estocada profunda, se entierra lo más hondo que le permite su extensión y se queda quieto en aquel lugar ardiente que le alberga con gusto. Los parpados del menor se abren al instante, descubriendo esas orbes avellana que buscan las pupilas contrarias con desespero.

-¿Chun?- pregunta en un hilo de voz, recibiendo una sonrisa a cambio.

-Baby…- le habla dejando un pico sobre sus labios –tus uñas duelen- ríe quedito sobre la boca del castaño y besa ese puchero avergonzado que se forma en automático en el rostro del menor.

-No me di cuenta…- se disculpa con la voz agitada, entrelazando sus manos tras la nuca del pelinegro, atrayéndole para seguir besándolo mientras el ritmo vuelve a iniciar.

-Voy a… ¡nhh!... tener hermosas marcas allí por la mañana- ríe mientras retoma las fuertes y veloces embestidas, obteniendo a cambio una sonrisa cómplice por parte de su novio.

-Es tu culpa~ ¡Aaahh~! Sacas mi… lado salvaje~- se muerde los labios y arquea la espalda cuando siente nuevamente esa oleada de placer que le estremece sorpresivamente – ¡Ah! Aaahh~ ¡Yoochun!-

Junsu se aferra a Yoochun con sus piernas, con sus manos sostiene su rostro y aun cuando apenas y puede besarle debido a que los gemidos que escapan de su boca se lo impiden, se mantiene ahí con sus labios pegados a los de Yoochun, compartiendo el aliento que pesado y caliente choca contra sus rostros.

Las manos de Yoochun se cierran sobre las mantas apretándolas en un pucho, tomando el colchón como apoyo y choca sus caderas contra las de Junsu con más fuerza perdiéndose en su interior, una y otra vez.

-¡Yoochun! – El nombre del mayor escapa de los labios de Junsu en un grito desesperado, seguido de otro más y muchos más que se perdieron e hicieron eco contra las paredes de su habitación. En ese momento no había manera de pensar en ser sutiles o acallar esa forma tan sublime de explicar cuan de bien se siente siendo uno.

Les fascina y al pelinegro le excita la manera en la que Junsu le llama entre gritos desesperados. Un gruñido ronco escapa de su boca cuando a cada estocada se hunde profundamente en aquel estrecho lugar, ese que le engulle desde dentro, que le apresa, que le succiona y le hace perderse.

-¡Fuck! Tan… rico – gime entrecortado el pelinegro escuchando gemir a Junsu un poco más fuerte si eso era posible. Sabe los estragos que puede causar en su pequeño niño cuando de su boca salen aquellas palabras que después le tacha de pervertidas, pero no puede evitarlas, no puede acallar lo bien que se siente.

Se sienten perdidos en el éxtasis del momento, en el calor, en la pasión que les ha arrancado la cordura y les ha vuelto locos. Gemidos agudos, gruñidos y jadeos se mezclan creando un coro perfecto para sus oídos, Junsu se siente desfallecer, su erección se frota entre sus cuerpos, la virilidad de Yoochun se pierde en su interior tocando aquel punto sensible que le lleva un poco más al cielo y sabe que se perderá en las nubes del orgasmo en cualquier momento aún cuando quiera evitarlo.

-Oh dios, oh ~, Yoo… Yoochunnie~ ¡nnhg!-

Es demasiado el calor, demasiada la pasión que les envuelve y abrumadores los escalofríos que recorren despiadados sus cuerpos febriles. El castaño no puede seguir evitando el inminente final, por más que se retuerza y se muerda los labios en un intento frustrado por alargar ese orgasmo que rápidamente le nubla los sentidos; gimotea excitado y sin querer vuelve a aferrar sus dedos en la espalda del mayor, arañándole con fuerza una vez más.

-¡Damn it! ¡¡Junsu!! Nnnhrrg~- suelta en algo parecido a un gruñido ronco y se lanza directo a ‘comerse’ esa boca que tiene a pocos centímetros.

Sus lenguas se enredan desesperadas y es Junsu quien tiene que cortar aquel beso por culpa de una embestida fuerte y profunda que le arrastra al orgasmo en cuestión de segundos. Su erección se libera entre ambos cuerpos, su esencia deja manchados ambos vientres y resbala uniéndose al chasquido que nace de su unión.

-Aaahh~ Mmm… Chuuuun~- solloza entre gemidos alterados, recibiendo más húmedos besos que dejan uno que otro hilillo de saliva conectando sus labios.

-Mmhg! Ya ca… ¡casi!- jadea hundiendo el rostro en la curva del cuello ajeno, mordisqueando y chupando la piel mientras su pelvis acelera el ritmo y se pierde en esa cavidad, ahora más estrecha, que le apresa y le traga desde dentro. Alarga un gemido grave y contiene la respiración en el momento preciso en el que el clímax total lo ataca sorpresivamente, se derrama dentro de la caliente y mojada intimidad, dejándola llena a tope de su semilla.

Una sonrisa se curva en los gruesos labios del pelinegro mientras su respiración agitada choca contra el cuello de su novio, acaba de notar que ha dejado marcas de mordidas y chupetones en la piel vainilla y desde ya está imaginando la reacción que vendrá de parte del castaño, aunque él le ha arañado toda la espalda, así que en cierto modo están a mano.

-No salgas…- pide el menor en un jadeo cuando el pelinegro hace el ademán de apartarse un poco, busca el rostro del mayor y deja besos sobre las marcadas mejillas mientras ambos se dedican a acompasar sus latidos aún desenfrenados.

Junsu se mantiene apresando al pelinegro todavía con sus piernas ahora con menos fuerza pero si con la suficiente para mantenerle ahí, le gusta sentir su peso sobre él, su calor y que con sus labios aun separados a unos cuantos centímetros se compartan el aliento tratando de que sus corazones latan un poco más lento.

Se regalan sonrisas entremedio de besos lentos que les hacen suspirar enamorados, los dedos de Junsu se entretienen en apartar de la frente algunos mechones cortos del cabello de Yoochun, que sudados se han pegado ahí, haciendo sonreír enternecido al pelinegro. Le gusta verlo así, con sus redondas mejillas todavía bañadas en carmín, con sus labios rojos he hinchados, con sus ojos brillantes y con el rostro de un hombre satisfecho, le da la certeza de que lo ha hecho bien, de que su Junsu ha disfrutado de esa forma en la que le ha demostrado su amor.

-Te amo mi gatito Junsu – La confusión aparece rápidamente en aquel bello rostro que tanto ama, y no se puede contener para besarle de nuevo, lento, hasta que el oxigeno les hace falta una vez más.

-¿Gatito? – pregunta por fin el castaño mientras Yoochun se ha entretenido dejando besos por su rostro haciéndole reír un poco por las cosquillas que le arranca cuando este frota su nariz contra la piel de su mejillas descendiendo hasta su cuello.

-Sí, mi gatito Junsu al que le gusta arañarme la espalda – Y parece que es ahí donde cae en cuenta, y a Yoochun le divierte como el rostro de Junsu termina cubriéndose de rojo debido a la vergüenza.

-¡Yo no tuve la culpa, fue tu culpa! – Y trata de defenderse de algo que sabe va a perder, aun cuando sabe que Yoochun de verdad tiene la culpa, él que le hace el amor de esa manera que le hacer perder la razón. – Tú haces que pierda la razón – Lo acepta, viendo sonreír triunfante al pelinegro, sabe que eso le hace feliz a él y a su orgullo de hombre.

- ¿Así que mi baby pierde la razón cuando le hago el amor así de rico?, ¿eh? – y las mejillas de Junsu adquieren un rojo más intenso mientras termina ocultando su rostro en la curvatura entre el cuello y el hombro de Yoochun.

-No digas esas cosas, ratón pervertido – Puchea el castaño mientras se aferra más a Yoochun, ocultándose un poco más, sintiéndose avergonzado.

-No te molestaban que las dijera cuando hacíamos el amor, más bien creo que te hacían arañarme un poco más la espalda, aunque podría dejar de decirlas solo un momento si me das besitos – Y el rostro de Junsu aparece en su campo visual de nuevo solo para que suaves besos sean dejados en su rostro. – Me gustan tus besitos baby, pero hay otro lugar que quiere besitos también.

-¡Yoochunnie! – chilla azorado el castaño, ¡le había dicho que no seguiría con ello si le daba besos!

Y Yoochun no puede evitar aquella risa que escapa de su boca al ver así de alterado a su niño.

-Mi espalda, mi espalda también quiere besitos, si mira que tú también eres un pervertidillo que solo piensa en eso-. Y la culpa termina cayendo sobre él de nuevo cuando Junsu le ha hecho el causante de su ‘Perversión’. – ¿Así que me darás besitos también ahí?

Yoochun no tiene que pedirlo mucho cuando ya ha salido del interior de Junsu arrancándoles a ambos un leve jadeo. El pelinegro termina rodando sobre la amplia cama hasta que se encontró boca abajo sobre el suave colchón dejando a la vista su amplia y blanca espalda ahora marcada por líneas rojas que quedan a la vista de Junsu que en vez de sentirse avergonzado o apenado, no puede evitar ver aquellas marcas un tanto sexys en la piel de Yoochun, le gustan.

-Me gusta ver mis marcas sobre ti – Acepta el castaño mientras arrodillado a lado de Yoochun se inclina lo suficiente para que sus labios toquen aquella piel marcada, arrancándole un jadeo ronco al pelinegro.

-¿Ves ahora por qué me encanta dejarte chupetones por todos lados?- cuestiona con una sonrisa pícara mientras estira los brazos que aún los tiene algo cansados por haber estado soportando parte de su peso. La boca tibia del menor se pasea por esas líneas rojizas que arden un poco con cada contacto, ganándose algunos jadeos incómodos.

-¿Duele?- la voz de Junsu llega a sus oídos con tono preocupado, gira el rostro para mirarle y se enamora de nuevo de esos ojitos que le miran apenado. Decide que han sido suficientes besos sobre su espalda y ahora quiere volverle a sentir contra su boca; rueda sobre el colchón para quedar boca arriba, atrayendo a su novio para topar sus labios en un beso corto.

-No duele- responde apenas sin borrar esa sonrisa que trae pintada en el rostro, contagiándola a los labios ajenos. Las manos del pelinegro se deslizan hasta los muslos del castaño y con unas suaves palmaditas le incentiva a sentarse a horcajadas sobre su cadera.

-Chunnie~- puchea lindamente mientras acomoda sus piernas una a cada lado del cuerpo de su novio, para luego recostarse sobre el pecho y esconder su rostro en la curva que forma el cuello con el hombro del mayor –No quiero que la noche se termine- murmura aferrándose al pelinegro en un abrazo.

-Aún tenemos un par de horas- le anima devolviéndole el abrazo, acariciando la piel de su cintura con cuidado mientras escucha esa respiración acompasada a su lado –Me sorprende que no estés tan cansado, pensé que los ensayos te estaban exigiendo más que lo usual… Baby?- le llama despacio pero la respuesta nunca llega –Junsu?- pregunta nuevamente y como puede se aparta un poco para encontrarlo dormido –Aigoo~- chasquea la lengua y se burla unos segundos de ese precioso chico que tiene por novio antes de abrazarle con fuerza para poder acomodarlo sobre la cama a su lado.

Se baja del colchón para traer unas mantas limpias y secas del cajón y vuelve al lado del castaño, cubriendo la desnudez de ambos con la suave tela, se detiene a mirar ese rostro tranquilo y no puede evitar dejar un beso cargado de ternura sobre los labios rosados ligeramente fruncidos; le acaricia el cabello con sus dedos y ordena los mechones que caen rebeldes cubriendo sus facciones.

-Te amo- susurra contra la frente del menor, besando despacio esa piel tersa y tibia que conoce a la perfección.

Y sabe que no le importa en absoluto que su novio se haya quedado dormido en cuestión de segundos, han podido aprovechar aquella noche para amarse como tanto extrañaban hacerlo, han podido darse el lujo de olvidarse completamente de los horarios, de las actividades que tienen como grupo, para regalarse mimos y roces que cargados de sentimiento se empeñan en dejar marcas de amor en el cuerpo ajeno.

Yoochun se abraza al castaño, sonriendo nuevamente cuando el menor se acurruca por mero instinto contra su pecho, dejando que le cobije con sus brazos; y no tarda mucho en acompañar a Junsu entre sueños, después de todo el día también le ha resultado agotador.

Pero existe un hecho en el cual no cabe ninguna duda; ambos son conscientes de que así el día haya sido largo y cansado, no hay mejor forma de finalizarlo que con unos cuantos besos tinturados de pasión y cientos de caricias que terminen en ese sublime ‘hacer el amor’.


FIN


Un comentario nos hará muy feliz ^^ 

12 comentarios:

  1. bfjdgfjsgdfjhgsfjsgjfhgdsjfsf♥♥♥ Aaaaawwww♥ A mí también me encanta escribir contigo! ;w; Te lo dije ya, pero te lo repito, muchas gracias por aceptar escribir conmigo TTwTT ♥ En serio que me ha hecho mucho bien compartir contigo la creación de este shot♥ Voy a leerlo de nuevo y de nuevo mil veces >w< ♥♥♥ dsgfjsgdfjhsdgfjshdgfs Lo amé♥ Jajjajaja~ Gracias Taniii ;w; *la apachurra y la llena de besitos y mimitos y le deja a Junsu con un moño rojo en su cabecita* ♥♥♥

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  2. Ha estado muy bueno~ y diría más pero mi cerebro va trabado e.e

    Gracias por tomarse tiempo para escribir *lo dice la que no duerme por hacerlo xD* y compartir con nosotras. Si encuentro lucidez después, vendré a dejar un comentario decente ;D

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  3. Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa que bonito!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! *O*, nooooooooooooooooo, muero de amor!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh YooSu!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    ♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥YooSu♥♥♥♥

    jajajajajajajajaja enserio que mira de risa cuando Yoochun dejo sin ropa ni toallas a Junsu, jajajajajajajajajajajajaj el tan lindo que creía que por fin estaba resultando el ser firme con su novio *O*, al final Yoochun se sale con la suya ;D, aunque claro aunque Junsu nunca lo admita en voz alta, le encanta n_n

    Ahhhhhhhhhh me gusto lo de Junsu Gatito!!!!!!!!!! ^O^

    Siiiiiiiiiiii el YooSu dejándose marcas *O* jojojojojojojojoj ;D

    YooSu bello, apasionado y lleno de amor!!!!!!!!!!!!! lo ame, chicas de verdad que bueno que volvieron a escribir YooSu juntas, GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! :D

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  4. Antes que nada ayer me lei la mitad hasta que mi madre me quito y bueno al carajo todo lo que tenia que leer xDD Pero en fin hoy ya me di una escapada para leer y comentarles asi ^^♥
    Ahora si...
    SDAGHSDGHASGDHSGDHASDHGSHDGSAHGHSADSGAHDHSAGDHSAGHDGASHDGHSGDHSGHDGHGDHSGDGSHDSHDHSHDGHDGHSADHASUYDSGDFGG♥
    NO PUEDO CON ELLOS!!!!!
    Hay tantas partes que me han dejado con un Owww y en otras solo me he puesto roja hasta las orejas xD Es que son tan hermosos y su amor es tan hermoso que se necesitan y y y shgdhagshsgdhsgdhsjdghsadgh♥
    Y JUNSU SDHFSAGDFGSAFDSAFDGSG♥ Le dejo toda la espalda marcada así Hard xDDD y YooChun aprovechándose de aquello para burlarse *con amor* de su baby *u* Claro que ahora entiende sus deseos de chupetearlo todo para que lo vean y se den cuenta de que Kim JunSu es de YooChun y viceversa xDD
    Muchas gracias ya me hacia falta algo asi, que con el trabajo y demás no he leído en toda la semana nada de nada xDD Gracias a ambas :33 *les lanza YS besho* ♥~~~

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  5. Oh gracias chicas por compartir este yoosu tan super intenso y sexy, y sobre todo el amor que se tienen, wow aun no lo creo el yoosu sigan adelante ese yoochun pervertido y bueno junsu ya se contagio, me encanto todo todo.

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  6. MEEEEEERRRP~!!! HAHAHAHAH!! Son este tipo de cosas que me suben el animo del asquito que carga TToTT DD: Pero Buehh~ No estoy aqui para lamentarme~ ♥ Sino para DIOS!!! NI SIQUIERA LO HABIA LEIDO BIEN, PERO CUANDO LO HICE...

    O H ~ M Y ~ C H U C H O ~ O.O

    HAHAHAHAHA!! Chunnie eres muy maloo!! Eso no se hace!! xDD Aunque de verdad que me hubiera gustado estar alli ~ :DD Eres todo un travieso Chun-Chun ~ ♥♥ Y Junsu Pobre ~ xDD Aunque bien que se lo disfruto despues ~ ♥ xD Me super- Encantoo!!! Demasiiado para mi mentecita Pura e Inocente ~ ! (Como no !) xDD Gracias Gracias Bellas ~ ♥ Muy Buenoo~!

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  7. hooooo Q bonito YS lez a qudado lindo gracias :) a las 2

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  8. ❤Me gusto mucho siempre leo sus historias pero a veces no puedo comentarlas porque mi cel nada más no quiere kikiki pero esta buenísima!! Aww yoosu ❤ gracias por tomarse el tiempo de escribir y compartir estos fics ❤❤❤❤
    I-love-junsuie

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  9. Adore lo amorosos, Super lindos y hasta pervert q pueden ser estos niños pero sobre todo con esa pasión q un amor verdadero les da^^....

    Jajaja fue un chiste ver a ese Junsito cayendo en el juego d Chun y no queriendo seder pero al final como no hacerlo si se AMAN<3

    Gracias chicas x tan bello fic~~~ <3.<3!!!!

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  10. Asdfghjklñ Esta todo belloooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo *wwwwww* Me enamoré de este Fic,estuvo todo amoroso,pasional & perver :Q____ ♥

    Owwwww~ Me encanta cuando Junsu se hace del desear con el ratón perver kajdjg Ahhhhh~-Larga un suspiro- Me fascina el Yoosu♥
    Gracias por tan genial Fic,sigan así...en verdad que hacen un muy buen trabajo ^^

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  11. Aaahhh!!! Cosa tan bella!! por fin termine de leerlo (atraso por motivos de... la vdd no hubo motivo, solo me atrasé XD).
    Otra histoia mas que me saca una mega sonrisa!! Muchas gracias a ambas por este fic tan bello.
    Seguiré esperando para mas historias ;).
    Good Job!! 8D

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  12. Owww tan pervers, AMO el YOOSUU!!!

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