El chico de la radio

¡Hola!, como había prometido, aquí el comienzo de este fic, la verdad es que todavía sigo un poco trabada con respecto a la escritura, ¡es que tengo tantas ideas!, pero ya estoy tratando de elegir las mejores para darles un buen fic ^^.

Aquí les dejo el primer capitulo de esta historia, que la verdad no se cuantos capítulos serán, pero se que serán varios. Espero les guste el comienzo, ya saben se aceptan comentarios constructivos ;) ^^. ¡Nos vemos! *Se va a poner a sus duendesillos a trabajar*

CAPITULO 1

-¿Sabes quién es quién se está mudando a la casa de enseguida hyung?

Pregunto el pelirrojo mientras miraba distraídamente por la ventada de su habitación hacia el otro lado, la casa de alado había estado sola durante mucho tiempo y sabia que no iba a ser el único que estaría curioso por saber quién era la persona, pareja o familia que se había instalado en aquella casa.

Aquel chico al que había preguntado soltó un bufido mientras se acercaba al pelirrojo para ver también por la ventana.

-Si no lo sabes tú, ¿Cómo voy a saberlo yo?, yo vivo a dos cuadras de aquí, recuérdalo.

Y el pequeño pelirrojo hizo un puchero mientras miraba a Jaejoong su mejor amigo.

-Sí, pero tú conoces a medio mundo aquí, quizá lo supieras.

Que vamos, que Jae era muy sociable y con sociable quería decir que aun cuando no quisiera saber los chismes que circulaban por su hogar, siempre terminaba sabiéndolos, ya que bueno todos lo buscaban para hablar.

-Pues esta vez no lo sé, ¿Por qué no vas y lo averiguas tú?

-¿¡Yo!? – El pelirrojo se señalo a sí mismo como si no creyera lo que su hyung había dicho.

-Sí, obvio que tu, no hay otra persona curiosa en esta habitación que desee saber quién es quién ha llegado.

- Pero tú podrías hacerme el…

Pero el chico pelirrojo no pudo seguir diciendo algo más por que fue callado por aquel chico de cabello chocolate.

-No, ni lo pienses no hare nada que … - El chico no pudo seguir negando lo que su amigo quería porque el sonido de un mensaje entrante le hizo detenerse, conocía el sonido así que una sonrisa enorme se instalo en su boca mucho antes de que el mirara el mensaje – Yunnie viene en camino, así que tengo que correr.

Jaejoong ni siquiera miraba a su amigo mientras hablaba, escribía en su teléfono y se disponía a irse.

-Pero huyng…

-Pero nada. – Le corto el chico mientras le miraba desde el marco de la puerta de su habitación. – Si quieres saber quién es simplemente  aparece frente a su casa y salúdalo, total son vecinos.

Y con eso el chico pelichocolate se despidió de su amigo dejándolo con la duda, dejándolo solo.

Bueno, solo junto con sus dudas, porque no, el no iba a ir a ver quién era su nuevo vecino.

****

Y no, no lo hizo, simplemente no lo iba a hacer, era incomodo ni siquiera sabía cómo es que lo estaba soportando el nuevo o los nuevos inquilinos de esa casa, porque si,  sus vecinas habían armado un escándalo total, ¡Si hasta su casa se escuchaba el escándalo de las señoras sin oficio que se habían reunido para ir casi en manada a ver quién había comprado la casa!.

Pero trato de distraerse y no ir  a decirles a esas señoras que dejaran al vecino o los vecinos que ahora tenían – si claro, si también quería colarse entre ellas para ver si podía terminar con sus dudas –. El se concentro en sus deberes, tenia cosas que hacer de la universidad y tenía que terminarlas rápido, ¿la razón de su necesidad de terminar a tiempo? La radio.

Si, esa era la respuesta a sus razones, ¿Por qué?, quizá la razón podría sonar un poco rara y casi hasta enferma, pero no podía perderse al locutor de las 12:00 de la noche ¿Por qué?, porque se había enamorado de la voz de un conductor, si así de fácil, así de fácil lo podía admitir en su mente o en voz alta para él mismo. Se había enamorado de aquella voz que escuchaba lunes, miércoles y viernes, esa que escucho por casualidad en una noche de desvelo por los deberes de la universidad, una que no pudo dejar de escuchar. Pero si alguien le preguntaba el solo escuchaba la radio para escuchar las historias que ahí contaban, le gustaban esas historias cortas que contaban para los oyentes – aunque en ocasiones perdía el hilo de la historia y si, era porque solo se concentraba en su voz-, esas historias que en ocasiones podían llegar a estar un poco subidas de tono – y es ahí donde se declaraba un doblemente enfermo, no solo por estar enamorado de la voz si no por las historias que escuchaba-  pero no importaba que es lo que dijeran, el amaba la voz de ese hombre.

Eran las doce en punto, y como siempre el ya estaba preparado para escucharlo, las luces estaban apagadas, el recostado en aquel cómodo sofá que descansaba a lado de aquel estéreo que emitía, si efectivamente la estación que él deseaba, y por la hora que era permanecía a un volumen considerable, solamente para él, solamente para que el pudiera escuchar esa voz.

Su corazón comenzó a palpitar rápidamente en el mismo momento en el que el conductor en turno comenzaba a despedirse de su audiencia. ¡Por dios! Junsu podía sentir como su respiración era un poco más rápida y sus palmas sudaban y no podía evitar admitir que estaba emocionado, casi le hacía sentir como si estuviera en una cita.

-Soy un enfermo.

Murmuro para sí mismo, no estaba bien simplemente no estaba bien desde que le escucho, pero aun cuando sintiera que era un enfermo, el no podía dejar de escucharle.

Sus ojos se cerraron en automático en el mismo momento que escucho aquella ronca voz que comenzaba a saludar a su audiencia, diciendo que esperaba que estuvieran presentes.

-Yo estoy aquí.

Y con eso simplemente se dejo llevar por aquella voz.