Fuente del amor - Capitulo 1

Amor eterno, amor para toda la vida, toma una moneda de tu bolsillo derecho, cierra tus ojos y deja que vuele con el viento, y cuando toque el liquido cristalino del para siempre, tu amor aparecerá ante tus ojos. ¿O no?.

Eso es cuestión de suerte y de verdad desearlo con el corazón.

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Capitulo 1

El tenía tan mala suerte en el amor, tan, tan pero tan mala suerte, que todas sus citas y pocas relaciones  “estables”  terminaban en completo fracaso, que si no eran compatibles, que se sacaba los mocos en medio de la comida, que comenzaba a criticar alguno de sus gustos, que era un irresponsable, un vividor y… la lista seguía y seguía, tan larga que era mejor que parara antes de que se le fuera la vida en ello.

Era un completo fracaso con respecto al amor y las parejas, y esa cita que en esos momentos estaba teniendo no era la excepción, lo mismo de siempre, una bonita cafetería, otro lugar acogedor y  otro chico que comenzaba a criticar alguna de las cosas que él hacía como por ejemplo, el futbol, no es que él fuera muy bueno en eso, pero era uno de sus pasa tiempos favoritos y la razón por la que podía pasar horas y días frente al televisor cuando de campeonatos mundiales y nacionales se tratase, además de que era su manera de des estresarse después de un largo día de trabajo.

Trabajaba en una pequeña revista que poco a poco se hacía nombre  y un pequeño espacio en el mundo, él era el encargado de edición así que el que la revista se viera perfecta y llamativa era su total responsabilidad, así que todos los días tenía a su jefe casi respirando sobre su cuello, regañándole, corrigiéndolo aun cuando estuviera haciendo un excelente trabajo. Estresante. Así que los domingos eran para él, un balón de futbol, sus amigos, su familia y nadie más. Pero hoy había cometido un grave  error, haber gastado su domingo en ese tipo que no paraba de hablar, otra cosa que le daba un punto en contra, si, era guapo, inteligente y todas esas cosas – bueno eso era lo que la encargada de realizar las citas le había dicho y su madre también – pero no paraba, no recordaba cuando había sido la última vez que ha hablado desde hace dos horas. ¡Es que ese chico simplemente no se callaba!

Un pequeño puchero se instalo en sus labios y un lloriqueo infantil escapo de su boca cuando su esperanza de que el chico se fuera a callar se esfumara, ¡él solo se había callado para tomar agua! Pero ahí iba de nuevo a presumirle quien sabe qué cosa sobre algo que ahora no tiene interés en conocer.

¡Que alguien le ayudara a escapar!

Y parecía que la suerte, los dioses, las buenas vibras y todo lo que tenía que ver con la suerte estaban de su lado, su teléfono comenzó a vibrar antes de que esa cancióncita característica e infantil que tanto le gustaba y tenía como timbre comenzara a sonar. Él ni siquiera se disculpo por haber interrumpido su plática,  simplemente atendió aquella llamada como si esta fuera una gran emergencia.

-¿Si? ¿diga? – Pregunto a la persona que le llamaba pasando de largo de aquella frente fruncida y levemente molesta de su acompañante.

-¿Cómo te va en tu cita? – le fue muy fácil reconocer aquella voz burlesca al otro lado de la línea, sabia quien era sin necesidad de ver quien le llamaba. Shim Changmin el chico que no respetaba a su hyung.

-No sabes, perfectamente bien. –Dijo entre dientes escuchando del otro lado la risa de Changmin un poco más baja de lo normal.

-¿Así que este tampoco? –Más risas burlescas que no tenían ese alto tono característico, y se imagino en donde estaba y solo en venganza…

-¿¡Que!? ¿¡Estas bien!? – Pregunto casi en un grito mientras se paraba de golpe de la silla en la que había estado sentado por alrededor de dos horas, alarmando al hombre que estaba frente a él.

-¿¡Qué!?, ¿pero de qué demonios hablas?

Pero ni siquiera contesto, comenzó a luchar con su billetera que se había atorado en el bolsillo de su pantalón y trato de sacar el dinero suficiente para pagar aquel café que ni siquiera se había tomado.

-¡Voy para allá en este mismo momento!, ¡no te muevas!

-Que per….

Pero no le dio tiempo a contestar, Junsu ya había cortado la llamada, en su rostro se podía ver una preocupación que no se podía catalogar como fingida – Me tengo que ir mi amigo ha tenido un problema y …

-¿Quieres que te acompañe? – pregunto el chico amablemente mientras trataba de pararse de aquella mesa.

-¡NO!, no, así está bien, puedo ir solo. Y perdón por terminar esta cita de esta manera pero tengo que irme.

Y  dejo aquel dinero que había sacado de su billetera, dejándolo a un lado del café que no había tocado.

-¿Nos volveremos a ver?

Y Junsu quiso gritar un ‘NO’ que se le quedo atorado en la garganta, no quería verlo ni mañana ni en un millón de años, amigo.

-Ah, ah, ¡tengo que irme!

No se despidió de la manera correcta, no sonrío, no miro atrás, simplemente escapo de aquel lugar, otro lugar que no volvería a visitar, ¡nunca!

***

-¿Se puede saber qué demonios haces aquí? – Murmuro aquel chico entre dientes, con el ceño fruncido distintivo de una cara de pocos amigos. El chico trato de hablar lo más calmadamente posible aunque lo único que quería era gritarle a ese chico castaño que estaba parado frente a él, con un puchero en los labios demás infantil. Pero estaba en la biblioteca, lo que por regla decía que no podía alzar la voz.

Pero Junsu no le contesto, lo primero que hizo fue darle un golpe en el brazo antes de dejarse caer pesadamente sobre una de las sillas sobrantes de aquella mesa que él había elegido para leer un buen libro.

-Changmin…. – Y Changmin sabia, la hora de los lloriqueos frustrados y su plática interminable de su larga cita fallida iban a comenzar.

-No tengo tiempo, ¿que no ves que estoy leyendo? – Y alzo aquel libro que tenía en sus manos tratando de cortar a su hyung, si, era malo, y en otras ocasiones llegaba a escuchar cada uno de sus lloriqueos pero ese día simplemente no quería él tenía otros planes, él…

-Lo que veo es que estas tonteando con este chico – Y señalo con la cabeza a ese chico que estaba a dos mesas de donde ellos se encontraban, de lo más entretenido leyendo uno de los muchos libros que formaban una montaña sobre la mesa.

-¡Eso no es verdad! – alzo la voz el morocho, ganándose un ‘guarden silencio’ por parte de aquellos que estaban más que emocionados y entretenidos en su lectura. – Lo siento – se disculpo antes de dirigir su cara de  pocos amigos a aquel chico que no se sentía para nada intimidado por aquellas caras.

-Es verdad ~– Canturreo más que divertido, pero pronto la alegría se fue de su rostro  y formar un puchero con sus labios, no estaba ahí para eso, quería que le ayudara, quería que alguien escuchara sus penas en el amor y le diera un concejo, que le dijera como conseguir una pareja que fuera para siempre. 

-Ayúdame Changmin, dime como puedo conseguir una pareja. – De verdad que estaba desesperado.

-¿¡Y cómo quieres que te ayude si yo no tengo pareja!?, ¿Por qué no le dices a tu hermano?.  – Que no le viniera a pedir consejos a él, que de eso de parejas y esas cosas él no sabía nada.

-Jae hyung preferiría quedarse sin cejas  días antes de una sesión de fotos antes de darme consejos para conseguir un novio, si no sé como madre ha podido pedirme citas sin que este se vuelva loco.

Si,  Kim Jaejoong era su hermano, su sobre protector hermano, que era modelo y que en ese momento no se encontraba en la ciudad debido a su trabajo y por lo tanto no había podido ir a él a llorar sus penas, aunque si lo hacía iba a terminar encarcelado en su casa, y hablaba enserio, Jaejoong tenía un complejo de Umma posesiva que sobrepasaba  la sobre protección de su madre  y eso daba miedo, porque sin importar que tuviera un trabajo al cual no pudiera faltar, era muy capaz de inventarle una enfermedad – no muy grave – con tal de que él no tuviera pensado en salir a otra cita, no hasta que  su madre llegaba con alguno de sus sermones y lograba “calmarlo” y si le sumaba el complejo de Appa que el amigo – novio  de su hermano, Junh Yunho tenía…., prefería contarle sus penas a Changmin , gracias.   

-Yo no puedo ayudarte – Y con eso Changmin puso punto final, o trato de hacerlo antes de que ese chico castaño con gestos infantiles que iban en contra de la edad que decía tener – 27 años -  se le colgó a uno de sus brazos apartándole el libro de las manos.

-Por favor Changmin, ¡no seas egoísta!, como tú ya tienes a este chico de allá coladito por ti, ahora no me quieres dar un concejo, ¡eres un egoísta con tu hyung!

Y eso fue todo lo que pudo soportar, y no fue simplemente por el hecho de que no pudiera leer con tranquilidad, si no que Junsu tenía la mala costumbre de hablar en voz alta cuando no debería, cuando debería ser discreto,  permanecer callado y no decir aquella  tontería, no cuando ese chico del que hablaba había detenido su lectura y les estaba viendo fijamente, con una sonrisa en los labios que demostraba que estaba de lo más divertido. ¡Había escuchado!. ¡Dios!, ¿Por qué le había contado a su hyung acerca de él?, ¿¡por qué!?.

-¡YAH!, te voy a ayudar, te voy a ayudar! – Y como pudo se separo de su agarre – Escúchame bien porque esto es un secreto y solo puedo decirlo una vez. – Toda la atención de Junsu fue puesta sobre Changmin, el chico castaño se había quedado completamente callado, esperando su ayuda – Dices que como lo conseguí, muy bien, te lo diré, ve a la fuente que está a la orilla del río Han

-¿La fuente cerca del río Han? – Pero Changmin no le contesto simplemente continuo hablando –  ¿no has escuchado la leyenda de los enamorados?, si eres soltero y vas ahí a tirar una moneda conseguirás pareja en un parpadeo.

-¿De verdad? – Los ojos del castaño brillaron de lo más emocionado tal cual niño pequeño al que le hablan de la existencia de santa Claus y Changmin no pudo creer que su hyung le estuviera creyendo, de verdad estaba desesperado por conseguir una pareja y a eso le sumaba que era muy inocente.

-Si, ¿cómo crees que conseguir que este chico estuviera loco por mi? – El morocho no se atrevió a mirar hacia la mesa de este chico, y espero que su conversación con ese más que emocionado castaño no se escuchara hasta esa mesa. – Solo tienes que tomar una moneda de tu bolsillo derecho y lanzarla. Y veras que fácil conseguirás un novio.  Y ahora que sabes el truco, ¡ve!

A ese inocente castaño no tuvieron que decírselo dos veces, porque ya se encontraba corriendo hacia aquella fuente que sería su salvación, iba a encontrar a la pareja perfecta, una que no le criticara, que le amara, que fuera perfecto, para siempre.

Un largo suspiro escapo de la boca del morocho una vez su amigo desapareció de su campo visual, desparramándose sobre su silla  de verdad deseo a todos los dioses habidos y por haber que su hyung encontrara un novio, no quería escucharlo lloriquear.

El sonido de una silla siendo movida le hizo abrir los ojos, esos que no se había dado cuenta de que había cerrado, y deseo no haberlo hecho, porque ahí estaba él. Lee Bae Ho.

¿Qué cómo se sabía su nombre?, fácil, lo había visto hace meses atrás cuando ambos habían ido a buscar el mismo libro, cuando sus caminos se habían cruzado por primera vez y aquel chico pelinegro le había sonreído de lo más amable posible, y no, no iba a decir que se enamoro a primera vista o mucho menos que se había enamorado, es que simplemente ese chico le había parecido muy interesante, punto final.

-Así que … ¿lanzaste una moneda a la fuente y termine perdidamente enamorado de ti? – Pregunto aquel chico con una sonrisa divertida en su rostro, y Changmin deseo en ese momento que el suelo se abriera y le tragara, que un agujero negro comenzara a succionar todo y se lo llevar a él en el proceso, todo eso era en lo único que podía pensar mientras sentía sus mejillas arder debido a la vergüenza. ¡Iba a matar a Kim Junsu!

-No sé de qué demonios estás hablando. – Y alzo el libro que hace momentos estaba leyendo, tratando de leer de nuevo, pero ¿Cómo iba a poder si todavía podía sentir la presencia de este chico?, su mirada sobre él. -¿Podrías dejar de verme?, me pones de los nervios y me desconcentras.

Trato de concentrarse de nuevo, aun cuando no pudiera salir de la misma oración, leyéndola una y otra vez en vano, simplemente no podía tomar el hilo de esa historia.

Una risita se escucho detrás de su libro antes de que unos dedos blancos aparecieran sobre el borde de este. Su libro fue apartado de su rostro solo lo suficiente para dejarle ver el rostro de aquel chico a centímetros del suyo.

-Me gustas Changmin ah

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Lleva ahí desde hace más de tres horas,  un cuarto de su salario gastado en monedas y toda la decepción del mundo, por más que lanza monedas, por más que lo intenta, es imposible, nadie especial aparece para él.

Todo a su alrededor en aquella mini plaza rebosaba alegría, el aire del amor parecía ser respirado por todo el mundo ahí presente, menos por él, todos lucían felices, alegres, llenos de amor que compartían con sus parejas en aquel lugar, los pequeños restaurantes que formaban un círculo alrededor de la  fuente que era el punto principal estaban repletos de parejas que disfrutaban de la compañía del otro, y después estaba él, sentado en la orilla de concreto de aquella fuente, pucheando, renegando y haciendo sus pataletas que nadie parecía ver, todos estaban entretenidos viendo aquella simple fuente, que ni muy pequeña ni muy grande era sin duda el punto principal. De unos 4 o 5 metros la fuente de concreto blanco se alzaba hacia el cielo, su agua cristalina brillaba cada que los pequeños chorros de agua salían disparados de los arcos de los pequeños y alegres querubines, que alegres parecían disparar de sus flechas del amor a todos los presentes, enamorándolos, encontrándoles parejas, hasta llegar a la punta, hasta aquel corazón rojo que parecía flotar entre todos sus pequeños angelitos. Amor y más amor, ¡pero no para él!.

Quizá no lo estaba pidiendo correctamente, quizá se había equivocado, quizá no lo pedía con todo el corazón. Un intento más, otra moneda que salía de su bolsillo derecho, otra moneda que volaba por el aire y tocaba el agua cristalina, pero siempre el mismo deseo de hace cien monedas atrás, una persona especial.

Alguien carraspeo detrás de él, alguien le llama y todo su corazón latió emocionado.

-Hola… disculpa.

Su voz era bonita, un punto a favor de esa persona “especial”. Giro sobre sus talones, y se sorprendió, el chico era guapo, alto, ojos bellos y boca encantadora y …

-¿Tú eres hermano de Kim Jaejoong?

Un idiota.

-¡Largo!

Chillo tan alto que hasta las palomas que había por ahí salieron volando.

El chico le miro raro pero a él no le importo, todos eran unos idiotas y esa estúpida fuente no funcionaba, no servía, no para él. La desesperación llego a él por fin, después de mil intentos de mantenerse calmado y de verdad desear con todo su corazón que algo bueno sucediera. Tomo todas las monedas que descansaban en sus bolsillos, las cuales odio una vez las toco, no volvería a cargar moneas en sus bolsillos, ni pedir deseos a tontas fuentes, no más, y sobre todo se iba  a quedar soltero para toda la vida. Soltero antes que estar con idiotas, soltero antes de seguir con ilusiones tontas de amor perfecto y eterno.

Apretando las monedas en sus manos en un puño las lanzo sin ver, tan fuerte como pudo y su frustración le dio fuerzas para lanzar.

Un grito fuerte, un golpe sordo que le hizo abrir los ojos ampliamente, había golpeado a alguien con las monedas. ¡Lo había matado a monedazos!